Un acuerdo entre siete Estados revoluciona la ortograf¨ªa de la lengua portuguesa
Las nuevas normas consagrar¨¢n de hecho la sustituci¨®n del portugu¨¦s por el brasfle?o
El acuerdo ortogr¨¢fico que ven¨ªan discutiendo desde hace m¨¢s de tres a?os los Gobiernos de los siete pa¨ªses de lengua oficial portuguesa -Portugal, Brasil, Angola, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique y Santo Tom¨¦ y Pr¨ªncipe- fue firmado, casi clandestinamente, el 16 de diciembre en Lisboa, pero los diputados portugueses exigieron que sea debatido -y ratificado- por el Pleno del Parlamento. El acuerdo ortogr¨¢fico consagrar¨¢ de hecho, si es ratificado por el Parlamento, la suplantaci¨®n del portugu¨¦s por el brasile?o. Est¨¢ previsto que entre en vigor en enero de 1994.
La mayor¨ªa de la intelectualidad portuguesa jura que no abdicar¨¢ de un ¨²nico acento, de una ¨²nica consonante, y que seguir¨¢ escribiendo las palabras portuguesas como aprendi¨® a hacerlo en el colegio, pero los profesores tratan de actualizar lo m¨¢s, r¨¢pidamente posible sus conocimientos: a partir del pr¨®ximo a?o escolar corren el riesgo de ser cogidos por sus alumnos en flagrante delito de ignorar c¨ªa de las nuevas normas ortogr¨¢ficas, que entrar¨¢n en vigor, con fuerza de ley, en enero de 1994.El acuerdo no colocar¨ªa en pie de guerra a los intelectuales portugueses si el peso demogr¨¢fico de los dos principales interesados -Portugal y Brasil- fuese menos desproporcionado y Ias relaciones m¨¢s intensas entre arribos en todos los dominios. Pero a pesar de su estatuto de ex colonial, Brasil es un gigante de dimensiones continentales y su TV Globo una gran potencia en el mercado mundial de los audiovisuales, y no vacila en servirse de este triunfo para arrebatar el liderazgo de la lusofon¨ªa a la antigua madre patria.
Varios miles de palabras
El acuerdo ortogr¨¢fico, que muy pocos conocen en todos sus pormenores, consagrar¨¢ de hecho la suplantaci¨®n del portugu¨¦s por el brasile?o, obligando a los portugueses a alterar la actual ortograf¨ªa de varios miles de palabras, mientras que los cambios ser¨ªan insignificantes para los luso-americanos.
Adem¨¢s, en relaci¨®n con los pa¨ªses africanos, que constituyen actualmente un mercado muy peque?o pero con potencialidades enormes, la adopci¨®n de una ortograf¨ªa unificada eliminar¨ªa el ¨²nico obst¨¢culo que limita actualmente la invasi¨®n de los productos brasile?os. Editores y libreros portugueses acusan al Gobierno de Lisboa de condenarlos a la bancarrota a medio plazo: adem¨¢s de los enormes perjuicios econ¨®micos que significar¨ªa la necesidad de reeditar muchas de las obras ya publicadas y de perder la exclusividad de la edici¨®n de los manuales escolares en portugu¨¦s -los brasile?os no son en la actualidad oficialmente v¨¢lidos en este pa¨ªs-, admiten que los brasile?os acabar¨¢n por adue?arse tambi¨¦n del mercado portugu¨¦s, sin ninguna contrapartida, como ya acontece con la televisi¨®n: mientras que la Radiotelevisi¨®n Portuguesa consume una enorme cantidad de programas brasile?os, divulgando diariamente cuatro o cinco culebrones de este origen, la TV Globo pretende que la producci¨®n portuguesa es ininteligible para los brasile?os y que la necesidad del doblaje la hace econ¨®micamente no rentable.
Los mismo acontece con los cantantes, m¨²sicos y escritores brasile?os, que no encuentran ninguna dificultad en Portugal, mientras que sus hom¨®logos portugueses tienen pocas oportunidades de contactar con el p¨²blico brasile?o.
Los responsables de Brasilia no esconden que en materia de cultura, como en todos los dem¨¢s aspectos, lo que los lleva a procurar estrechar las relaciones con Portugal es la perspectiva de crear una cabeza de puente para la conquista de los mercados europeos.
Equilibrios diplom¨¢ticos
Los chovinistas brasile?os no son menos hostiles al acuerdo ortogr¨¢fico que los portugueses: consideran superfluas las precauciones tomadas para evitar herir las susceptibilidades portuguesas, como si se tratase de una negociaci¨®n entre pares, en la que se pidi¨® tambi¨¦n la opini¨®n de los Gobiernos africanos. Han tenido, sin embargo, que sujetarse a los equ1llbr1 os diplom¨¢ticos inventados por Brasilia y Lisboa para que el futuro Instituto de la Lengua, cuya creaci¨®n est¨¢ prevista en el acuerdo sea, al menos en apariencia, supranacional.
La presidencia de este nuevo instituto ser¨¢ rotatoria, y su sede viajar¨¢, de cuatro en cuatro a?os, entre los siete pa¨ªses lus¨®fonos, de forma que ninguno pueda acumular al mismo tiempo la presidencia, la secretar¨ªa y la sede de la instituci¨®n.
Cabo Verde deber¨¢ ser, en principio, el primer pa¨ªs anfitri¨®n del nuevo Instituto Internacional de la Lengua Portuguesa (IILP), que iniciar¨¢ sus funciones en octubre pr¨®ximo, con la participaci¨®n de funcionarios de los siete ministerios de Cultura.
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