Al sur de Anatolia

Los mercados europeos sufren una pesadilla pertinaz: sue?an a diario con la inevitable guerra al sur de Anatolia. Ayer, mientras la reuni¨®n de Ginebra decid¨ªa el destino de la humanidad, las empresas constructoras y alguna sociedad qu¨ªmica animaban la contrataci¨®n con ligeros rallies m¨¢s psicol¨®gicos que reales. Parece que para la mayor¨ªa de los expertos bolsistas el inminente paisaje sembrado de cad¨¢veres en las aguas del Golfo o en el desierto de Arabia es producto del delirio de unos hombres rodeados de jardines, mezquitas, harenes, s¨¦quitos de esclavos, sirvientes y cuevas de Aladino repletas de joyas. La rigidez de los mercados de acciones y obligaciones, y su relaci¨®n directa con el precio del crudo, las divisas o los metales preciosos, se han convertido en el ¨¢rbol que impide ver el bosque. Como nunca hab¨ªa ocurrido en la historia reciente de la econom¨ªa, el elemento de la pol¨ªtica internacional se repite mon¨®tonamente en los esquemas a medio plazo de los analistas que toman decisiones sobre el futuro de las inversiones. Y en las bolsas, adem¨¢s, la fortaleza Europa ha decidido para siempre que el mundo termina o ha dejado de existir m¨¢s all¨¢ de los cuarteles de la OTAN en Estambul, la antigua Constantinopla.