La espiral de un escritor
La lectura del hacecillo de narraciones breves que lleva por t¨ªtulo Relatos en espiral me ha sugerido la idea de glosar la espiral que en el mar de las letras ha sido la vida de su autor, Jos¨¦ Ortega Spottorno, hijo de Jos¨¦ Ortega y Gasset y nieto de Jos¨¦ Ortega Munilla.Muy joven, pero ya bien formado ingeniero agr¨®nomo, la ocasi¨®n y -ahora lo vemos el secreto despertar de una vocac¨ª¨®n le hicieron adentrarse en ese movedizo y sugestivo mar. Primero como editor, esto es, como promotor de libros. Ausente su padre y adverso el clima para la pervivencia de las empresas que su padre hab¨ªa creado, con tes¨®n y acierto supo cumplir el deseo familiar de resucitar una de ellas, la benem¨¦rita editorial Revista de Occidente. La tan escasa luz intelectual de los a?os inmediatamente posteriores a nuestra guerra civil recobr¨® algo de su brillo antiguo con la reaparici¨®n de las portadas en que la lechuza de Minerva tanta y tan fecunda novedad hab¨ªa tra¨ªdo a las mentes espa?olas. Luego, como avisado director de la propia Revista de Occidente, tan pronto como la circunstancia hizo m¨ªnimamente viable su reaparici¨®n. A continuaci¨®n, de nuevo como editor, pero ahora ex novo; porque suya fue la idea y la realizaci¨®n de Alianza Editorial, tan innovadora en la apariencia de sus libros y tan eficaz en la formaci¨®n cient¨ªfica de las j¨®venes generaciones espa?olas. Y por fin, la invenci¨®n y la promoci¨®n del gran diario en que este art¨ªculo aparece. ?Cu¨¢ntos espa?oles han hecho tanto por la actualizaci¨®n y el adelanto de nuestra cultura?
Para quien ten¨ªa talento de escritor y vocaci¨®n literaria, por fuerza hab¨ªan de ser incitadores esos 30 o 40 a?os de diaria inmersi¨®n en el mar de las letras. Ya hacia el ocaso de su edad, pero todav¨ªa con sol en las bardas -?qu¨¦ gustoso privilegio, poder vivir y seguir viviendo en el todav¨ªa!-, el magn¨ªfico articulista y autor de relatos breves que Jos¨¦ Ortega Spottorno r¨¢pidamente ha llegado a ser ha venido a demostrar algo de lo que m¨¢s secretamente dorm¨ªa en el alma de aquel joven ingeniero agr¨®nomo a quien las consecuencias de un drama nacional convirtieron en editor de libros. Espiral ascendente del escritor Jos¨¦ Ortega Spottorno, hijo y nieto de escritores que acaba de realizarse para el p¨²blico en estos Relatos en espiral.
El acierto en la composici¨®n de un relato breve -sea microensayo o r¨¢pida evocaci¨®n de una vida o de un evento requiere sensibilidad para la invenci¨®n o la percepci¨®n del tema, talento literario para aunar con destreza la brevedad, la buena prosa y arte para la media ver¨®nica que deber ser su conclusi¨®n. La fina sensibilidad del autor de estos Relatos queda bien patente en varios de ellos: la invenci¨®n del portugu¨¦s que a fuerza de leer a Stendhal se convirti¨® en Stendhal redivivo, o de la peripecia amorosa de Ad¨¢n antes de encontrarse con Eva, o de la transfiguraci¨®n on¨ªrica a que dio lugar el asombroso espect¨¢culo de Las M¨¦dulas, ese desconocido rinc¨®n romano del Bierzo; el descubrimiento del curioso paralelismo entre el suicidio de Larra y el de Werther; la evocaci¨®n de Isaac Peral, minado por la envidia su ¨¦xito inicial, y del Napole¨®n que se retiraba de Rusia y que, ya en Santa Elena, prev¨¦ con iron¨ªa su encuentro en los Campos El¨ªseos con sus antiguos generales; la delicada y generosa estampa de dos parejas de hermanos siameses de las letras, los Goncourt y los Quintero. El imperativo con que Isabel la Cat¨®lica quiso configurar su corte, el del buen gusto, campea en todas las p¨¢ginas de este breve y bien escrito libro.
En el cual es muy certeramente cumplido el tercero de los mandamientos para el buen logro de un relato breve: el arte en su conclusi¨®n. Antes lo comparar¨¦ con el de la media ver¨®nica. Pero la media puede ser lenta, como esos Finales que los m¨²sicos llaman "revoluci¨®n con apoyatura", o r¨¢pida, como el acorde final que pone t¨¦rmino a tantas sinfon¨ªas, o como el cierre de una ventana que claroscura el espect¨¢culo del peque?o mundo que, abierta ella, nos ofrec¨ªa. Uno y otro modo de dar fin al relato breve est¨¢n presentes en los que este breve manojo de ellos nos ofrece. No se arrepentir¨¢, estoy seguro, el lector que por su cuenta se decida a comprobarlo.
es miembro de la Real Academia Espa?ola.
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