La nueva plataforma de Alfonso Guerra
El ex vicepresidente pierde poder pol¨ªtico y gana control sobre el PSOE
Tras la dimisi¨®n de Alfonso Guerra como n¨²mero dos en el Gabinete de Felipe Gonz¨¢lez, sus seguidores temen que la creaci¨®n de dos o m¨¢s vicepresidencias origine conflictos en el seno de] partido, pues una decisi¨®n de este tipo por parte del presidente del Gobierno equivaldr¨ªa, en opini¨®n de algunos, "a fundar familias" en el PSOE. Guerra, entre tanto, acude cada d¨ªa a su nuevo despacho de la calle de Ferraz, una situaci¨®n que le ha hecho perder poder pol¨ªtico y ganar control en el partido.
Lunes 14 de enero de 1991. Jos¨¦ Mar¨ªa Benegas, secretario de Organizaci¨®n del PSOE, dedica parte de la ma?ana a localizar a los miembros de la Comisi¨®n Ejecutiva Federal. Todos ellos est¨¢n citados por la tarde en el n¨²mero 70 de la calle de Ferraz, en Madrid, para asistir a lo que promete ser una sesi¨®n hist¨®rica: la formalizaci¨®n de la renuncia de Alfonso Guerra como vicepresidente del Gobierno, con Felipe Gonz¨¢lez delante. Pero Benegas tiene instrucciones de echar agua al vino y lo plantea a sus interlocutores: "No hagamos preguntas, vamos a dejar que esto transcurra r¨¢pido".Todos los miembros de la ejecutiva del PSOE obedecen. Por la tarde, la renuncia de Guerra consume diez suculentos minutos, pero s¨®lo diez. Se observa a Felipe Gonz¨¢lez triste, un tanto abatido, mientras que Alfonso Guerra se muestra serio y exhibe en algunos momentos una sonrisa m¨ªnima, nada desafiante.
Se deja pasar, as¨ª, la ocasi¨®n de pedir explicaciones y abrir un debate, al hilo de la principal de cisi¨®n tomada en el Gobierno socialista desde la salida de Miguel Boyer, en 1985. Tambi¨¦n se evita que alguien pueda plantear condiciones al presidente del Gobierno para formar su nuevo equipo o arrojar nuevas invectivas contra la prensa, que habr¨ªan estropeado la estudiada desdramatizaci¨®n de la renuncia vicepresidencial. Ni Guerra ni Gonz¨¢lez han explicado qu¨¦ significa este movimiento, ni en el Gobierno ni en el partido.
Con su nueva plataforma pol¨ªtica, ?Alfonso Guerra gana poder o lo pierde? En principio, lo pierde. No se trata s¨®lo de abandonar la Comisi¨®n de Subsecretarios: tambi¨¦n deja de estar en el centro de las decisiones del Gobierno, deja de recibir los informes del gabinete presidencial sobre las iniciativas de cada ministerio y deja de ser el ministro coordinador de los asuntos de Justicia, Interior, Sanidad, Administraciones P¨²blicas y otros temas. Las m¨¢s diversas autoridades institucionales (desde presidentes de autonom¨ªas a gobernadores civiles) ya no van a molestarle m¨¢s para que intervenga en los conflictos con la Administraci¨®n: ahora est¨¢n a la espera de un nuevo interlocutor.
Guerra pierde poder pol¨ªtico y gana control sobre la organizaci¨®n del PSOE. Se instala en Ferraz, 70, con todas las federaciones del partido dominadas por personas que sintonizan con ¨¦l, excepto la de Madrid. Pero las votaciones de las agrupaciones madrile?as han preparado las cosas para que se d¨¦ la vuelta a la tortilla, en beneficio del guerrismo, a principios del mes pr¨®ximo, en el congreso del PSOE madrile?o. S¨®lo escapa a ese esquema el caso especial del Partido Socialista de Catalu?a (PSCPSOE), que lucha por mantenerse como no alineado.
Y tambi¨¦n implica la coordinaci¨®n de las actividades de] partido y del grupo parlamentario. Este ¨²ltimo instrumento es el m¨¢s importante para el futuro. Un par de ejemplos: el grupo parlamentario sirvi¨® para desestabilizar a Adolfo Su¨¢rez en la etapa de UCD, y tambi¨¦n es la pieza b¨¢sica que ha servido para cambiar al primer ministro brit¨¢nico, en ¨¦poca mucho m¨¢s reciente.
La repetici¨®n de mayor¨ªas absolutas, combinada con la estabilidad en el liderazgo del PSOE, ha acostumbrado a la opini¨®n a considerar a los parlamentarios como un ap¨¦ndice del Gobierno, cuando el sistema previsto en la Constituci¨®n es la responsabilidad del Gobierno ante los parlamentarios.
La sombra de UCD
Guerra se comprometi¨®, ante la ejecutiva del PSOE, a ofrecer el apoyo "total" del partido al Gobierno y a su presidente, Felipe Gonz¨¢lez. Esta escueta afirmaci¨®n es cuanto se conoce acerca del funcionamiento futuro del engranaje partido-Gobierno.Frente al silencio p¨²blico de Alfonso Guerra, se conocen las intenciones de Felipe Gonz¨¢lez, puesto que fueron expresadas en el 321 Congreso del PSOE: el Gobierno debe ser aut¨®nomo respecto del partido; sin embargo, el partido es el que designa a los candidatos a todos los procesos electorales. En el esquema de Gonz¨¢lez, est¨¢ claro que la pieza pol¨ªtica esencial sigue siendo el Gobierno. Por si decide nombrar varios vicepresidentes, ya hay quien se encarga de recordar, desde Ferraz, 70, que "los problemas de UCD comenzaron cuando cay¨® el vicepresidente Abril y se reparti¨® su herencia entre diversos barones que terminaron con Adolfo Su¨¢rez".
Entre los guerristas se comenta estos d¨ªas: "Nombrar tres vicepresidentes equivale a fundar tres familias". El recuerdo de lo sucedido con UCD pesa en el partido, y tambi¨¦n la propia historia del PSOE, con los conflictos entre prietistas y caballeristas durante la guerra civil. "Fel¨ªpe Gonz¨¢lez se est¨¢ adentrando en el cambio del partido bic¨¦falo al multic¨¦falo. ?Hasta d¨®nde va a llegar en esa direcci¨®n?", se preguntan los guerristas.
Mientras tanto, est¨¢ todo por hacer en cuanto al pluralismo en el interior del PSOE. Un portavoz de Izquierda Socialista recordaba ayer la existencia de un compromiso asumido por el 321 Congreso del PSOE, que consist¨ªa en desarrollar el estatuto y las funciones de las corrientes internas en el seno del partido.
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