Ejercicio
Anoche (por el lunes) tuve una revelaci¨®n. Fue mientras entrechocaba con entusiasmo dos tapas de cacerola en la Puerta del Sol. Por la ma?ana me hab¨ªa levantado (que no despertado: durante las horas oscuras miro la SER apasionadamente), arrastr¨¢ndome fuera del lecho, sinti¨¦ndome un gusano herido, o sea, nada. Para arreglarlo, mi perro, que siempre se entera de todo con retraso, acababa de deducir de mis insomnios que hab¨ªa estallado la guerra, y me esperaba en la sala con una magn¨ªfica diarrea esparcida alrededor. Menos que cero, pens¨¦ mientras fregaba.En un descuido, puse la tele, y apareci¨® el bunker de Sadam Husein construido por uno de los aliados antes de aliarse: calidad alemana. Vomit¨¦. Luego salieron los prisioneros convertidos en rehenes. Derrotada la arrogancia, reducidos a la pat¨¦tica condici¨®n de v¨ªctimas, me recordaron a los secuestrados de L¨ªbano, cuando aparec¨ªan en pantalla confesando haber matado a la madre de Atila. Llor¨¦.
Soy una mutante, reflexion¨¦. Un producto de] hoy, que se deshace y recompone conforme avanza el d¨ªa y la informaci¨®n retrocede. Por Telemadrid -qu¨¦ bien lo est¨¢is haciendo, colegas-, me enter¨¦ de que la cacerolada llegaba a Sol. Agarr¨¦ lo que ten¨ªa m¨¢s a mano y me largu¨¦ a acompa?ar al resto de la charanga.
Entonces sucedi¨®. Conforme le daba a las dos tapas con el frenes¨ª de un veterano del jazz ciego de coca, pens¨¦ que semejante ejercicio, continuado, debe de ir estupendo para las tetas. Me vino la imagen de Jane Fonda en las manifestaciones anti-Vietnam, y entend¨ª: fue en un momento como aquel cuando ella invent¨® lo del aerobic.
S¨®lo me queda por descubrir en qu¨¦ instante se le ocurri¨® a su novio de ahora, el due?o de la CNN, convertirse en el cuervo mensajero exclusivo de esta guerra de dise?o atroz. Esa pareja no tiene precio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.