La Administraci¨®n se encuentra semiparalizada, a la espera del cambio de Gobierno

Los altos cargos de la Administraci¨®n est¨¢n pendientes de la soluci¨®n de una crisis de gobierno que no termina de producirse. Salvo los departamentos de Exteriores, Defensa, Interior y el equipo de apoyo al presidente del Gobierno, cuyos dispositivos permanecen en un alto grado de tensi¨®n a causa de la crisis internacional y sus consecuencias para Espa?a, en el resto de los ministerios se advierte una clara sensaci¨®n de comp¨¢s de espera. Los ministerios pol¨ªticos han reducido al m¨ªnimo su actividad, mientras que los departamentos inversores prosiguen sus tareas.

Las relaciones del Estado con las administraciones auton¨®micas y municipales. algunos proyectos de ley y los nombramientos pendientes de altos cargos padecen la situaci¨®n de provisionalidad de la vida pol¨ªtica, creada tras la dimisi¨®n del vicepresidente del Gobierno y la expectativa de una inminente remodelaci¨®n del Gabinete.La Comisi¨®n de Subsecretarios celebr¨® ayer Una breve reuni¨®n para preparar el Consejo de Ministros de ma?ana, en un clima presidido por la ausencia de cuestiones importantes, que prolonga el existente en las dos semanas precedentes. Algunos ministros que despachaban con Alfonso Guerra se muestran especialmente desorientados como se encarga de recordar con frecuencia la titular de Asuntos Sociales, Matilde Fern¨¢ndez.

La menor actividad en la toma de decisiones importantes es algo que ya se ven¨ªa registrando desde hace bastantes meses. Durante este per¨ªodo ha sido muy reducido el n¨²mero de cuestiones importantes que han pasado al debate del Consejo de Ministros.

Pendientes de fecha

La maquinaria administrativa funciona en lo que se refiere al despacho de asuntos corrientes, pero la situaci¨®n es diferente al m¨¢ximo nivel de la estructura. Los ministros han contenido toda iniciativa que no sea de corto plazo, dada la incertidumbre de su continuidad en el Gobierno. Tambi¨¦n se mantienen, "pendientes de fijaci¨®n de fecha", las reuniones que implican compro-nisos internacionales del Gobierno espa?ol (al margen del seguimiento de la guerra del Golfo), o de la Administraci¨®n central con las auton¨®micas y los municipios, hasta que se cierre la remodelaci¨®n del Gabinete.Esta situaci¨®n afecta a las negociaciones de car¨¢cter social, que en estos momentos se limitan a abordar conflictos en carne viva, como el del Plan de Empleo Rural (PER). No hay, nuevas aportaciones para concretar el pacto de competitividad de la econom¨ªa espa?ola, reiterado por el ministro de Econom¨ªa, Carlos Soclchaga, durante los ¨²ltimos tres meses. Algunos aspectos de los preparativos del 92 o la puesta en pr¨¢ctica del pol¨¦mico aicuerdo sobre la construcci¨®n ce la autopista catalana del Nlaresme se hallan afectados por la provisionalidad del Gobierno.

No obstante, la diferencia es importante entre los ministerios pol¨ªticos y los departamentos inversores. Estos, que cuentan con el aval presupuestarlo, prosiguen su actividad. Pero los ministerios pol¨ªticos se ven afectados en sus proyectos legislativos. Asuntos tan importantes como el nuevo C¨®digo Penal, la ley de seguridad ciudadana y la reforma fiscal esperan a que el presidente del Gobierno decida cu¨¢l va a ser su nuevo equipo.

La evoluci¨®n de la guerra

La mayor¨ªa de los ministros carece de datos firmes sobre su propio futuro, y s¨®lo los miembros del minigabinete de crisis -Narc¨ªs Serra, Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez y Rosa Conde- se mantienen en diario contacto con el presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez.El planteamiento de los cambios no ha variado respecto al existente en las fechas inmediatamente posteriores a la dimisi¨®n de Alfonso Guerra como vicepresidente. Una vez m¨¢s, se invoca la evoluci¨®n de la guerra en el Golfo para explicar el aplazamierito de ¨¢s re s puestas a las muchas inc¨®gnitas que ha abierto la salida del Gobierno de Alfonso Guerra, quien, sin embargo, abandon¨® el Ejecutivo en v¨ªsperas del estallido de la guerra.

Desde la perspectiva de la organizaci¨®n del PSOE, se mantienen las sugerencias y peticiones ya expresadas -no de modo oficial- en las fechas posteriores a la dimisi¨®n de Guerra. Los dirigentes socialistas son partidarios de un cierto equilibrio de tal manera que si la pol¨ªtica econ¨®mica queda confiada a Carlos Solchaga, y Narc¨ªs Serra o Javier Solana ocupan puestos relevantes en el nuevo Ejecutivo, no se produzca la marginaci¨®n de las personas m¨¢s caracterizadas de la ejecutiva del PSOE en el equipo futuro de Felipe Gonz¨¢lez.