Sobre los colectivos y cuestiones conexas
El autor de este art¨ªculo previene contra los colectivos que "son jaleados irreflexiblemente si tratan de apropiarse de lo colectivo ", y estima que el gremialismo que parece cobrar carta de naturaleza en algunas elecciones sindicales de sectores vinculados al transporte p¨²blico puede ser un lastre para el desarrollo.
Los resultados de las elecciones sindicales recientemente celebradas han confirmado la representatividad de los sindicatos UGT y CC OO, lo que no deja de ser una buena noticia, por lo menos para el que esto suscribe.Sin embargo, lo que resulta cierto en t¨¦rminos generales, la victoria electoral, presenta algunas zonas oscuras en sectores significativos que por su importancia merecen una reflexi¨®n de mayor alcance. Me refiero, sobre todo, a los resultados de las elecciones sindicales en el transporte p¨²blico madrile?o, metro, EMT, que han dado una representaci¨®n muy destacada al gremialismo militante. Este hecho, el de una representaci¨®n sindical sui g¨¦neris, se repite tambi¨¦n en otras ramas del transporte p¨²blico terrestre y a¨¦reo.
En una sociedad urbana como la madrile?a, tensionada y reivindicativa donde las haya, ha ido tomando cuerpo una cierta exaltaci¨®n "de los colectivos", que es todo lo contrario de lo colectivo. Raro es el d¨ªa en que no se escuche o lea la palabra colectivo para referirse a grupos amparados por una identidad de profesi¨®n, empleo u oficio, que son jaleados irreflexiblemente si tratan de apropiarse de lo colectivo.
Dir¨ªase que los proyectos de transformaci¨®n, que requieren un esfuerzo colectivo sostenido y reflexivo, est¨¢n siendo sustitu¨ªdos por una exaltaci¨®n de la utop¨ªa gremial o corporativa, que toma en su cuenta s¨®lo lo que a ella le interesa sin importarle un comino lo que de sus actitudes afecten a los dem¨¢s.
Ninguna sociedad de las consideradas hoy avanzadas ha podido enfrentarse con ¨¦xito a su desarrollo con actitudes gremiales como las que por aqu¨ª florecen cada d¨ªa, abonadas con el est¨²pido aliento de todos aquellos que los halagan.
De ah¨ª que la buena noticia que supone la confirmaci¨®n mayoritaria de un sindicalismo reformista y negociador debe servirnos para articular un di¨¢logo social de amplios objetivos y plazos, en el que cada cual ponga claro su ¨¢mbito de actuaci¨®n, porque si de lo que se trata es de chillar cada vez m¨¢s fuerte, no cabe duda que una sociedad gremialmente compartimentada est¨¢ capacitada para producir much¨ªsimo m¨¢s ruido por unidad de tiempo. ?sta ser¨ªa una primera condici¨®n para evitar la confusi¨®n y avanzar gradualmente hacia una sociedad del bienestar.
La segunda condici¨®n consistir¨ªa en comprender que las posibilidades reales para alcanzar las metas que se propongan no dependen s¨®lo de las necesidades. Es decir, el binomio necesidad / posibilidad debe contemplarse con honradez y sin tapujos. Saber qu¨¦ podemos hacer y cu¨¢ndo es requisito necesario para avanzar. Lo dem¨¢s son pr¨¦dicas monacales que no ayudar¨¢n a conseguir lo que queremos sino a alimentar los coros vocales.
Legitimaci¨®n social
Y la tercera y ¨²ltima condici¨®n, por ahora, deber¨ªa apoyarse en una legitimaci¨®n social del gasto p¨²blico, es decir, de lo que gasta e invierte el sector p¨²blico. Por cierto, en Espa?a el porcentaje sobre el PIB que se destina a gasto p¨²blico es muy inferior al de cualquier sociedad avanzada de nuestro entorno. Dicha legitimaci¨®n lo ser¨ªa tambi¨¦n de la financiaci¨®n del gasto, esto es, del esfuerzo fiscal necesario para ir alcanzando mayores niveles de bienestar, pues de lo contrario contribuiremos tambi¨¦n a fomentar el gremialismo fiscal, que se manifiesta con todo su vigor repeliendo las medidas de control del fraude fiscal, por t¨ªmidas que sean, y aplaude con entusiasmo cualquier rev¨¦s que sufre la Hacienda p¨²blica.
Aqu¨ª, en la Comunidad de Madrid, donde seg¨²n los cl¨¢sicos conviven tantas culturas y se acrisolan esencias diversas, algo de lo aqu¨ª expuesto conocemos. Bueno ser¨ªa que dej¨¢ramos de mirarnos tanto el ombligo, refocil¨¢ndonos en nuestro reconocido progresismo, y tom¨¢ramos conciencia del regresismo que se apelotona en cada esquina.
Tal vez fu¨¦ramos capaces entonces de discutir no s¨®lo de la posibilidad. sino tambi¨¦n de como ir avanzando hacia una nueva realidad.
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