Las amonestaciones en el f¨²tbol espa?ol han aumentado un 30% en la actual temporada
El f¨²tbol espa?ol ha experimentado en la presente temporada un espectacular aumento en el n¨²mero de las tarjetas amarillas y rojas mostradas a los jugadores. Ello se debe, seg¨²n los ¨¢rbitros consultados, al menor rigor en el nuevo criterio que establece qu¨¦ amonestaciones conducen a la suspensi¨®n por un partido y cu¨¢les merecen tan s¨®lo una multa econ¨®mica. La mayor dureza exigida por la FIFA para reprimir el juego violento y favorecer el ofensivo tambi¨¦n ha propiciado semejante incremento. En concreto, los colegiados espa?oles han ense?ado hasta ahora en la Liga actual de la Primera Divisi¨®n un 29,79% m¨¢s de cartulinas que en la precedente.
Las ¨²ltimas tres temporadas ofrecen un aumento paulatino: 968 amonestaciones en la de 1987-1988 (2,547 por partido), 1.160 en la de 1988-1989 (3,052) y 1.206 en la de 19891990 (3,178). Sin embargo, en ¨¦sta ya se llevan 825 en 20 jornadas (4,125), lo que supone un aumento de 0,947 en la media, es decir, del 29,79%. De mantenerse el ritmo, el torneo se cerrar¨ªa con una cifra cercana a las 1.600. Los ¨¢rbitros consultados han ofrecido dos clases de explicaciones. Una, la m¨¢s influyente a su parecer, se centra en el nuevo criterio impuesto en la ultima asamblea del f¨²tbol espa?ol para determinar qu¨¦ tarjetas amarillas son tenidas en cuenta para una posterior suspensi¨®n temporal del infractor y, cu¨¢les no. Por todo ello, los federativos est¨¢n sopesando la posibilidad de que en el futuro se vuelva a obviar cualquier distinci¨®n en ese sentido.El pasado pleno del f¨²tbol espa?ol aprob¨® que s¨®lo las amonestaciones producto de una acci¨®n violenta o peligrosa durante un encuentro (las patadas, las zancadillas, los empujones... con ca¨ªda del agredido) sean acumulativas. De esta manera, un jugador es sancionado con un encuentro en blanco cuando suma cuatro, en el primer ciclo; tres, en el segundo; dos, en el tercero, y una, en el cuarto y los siguientes. Cada una va acompa?ada de una multa. As¨ª, el futbolista en cuesti¨®n, o su club por ¨¦l, debe pagar 5.000 pesetas por la primera tarjeta; 8.000, por la segunda; 10.000, por la tercera, y 15.000, por la cuarta. En los ciclos posteriores se reduce una a la hora de aplicar la suspensi¨®n y, por extensi¨®n, el pago de menor cuant¨ªa.
Las tarjetas amarillas derivadas de acciones consideradas como no violentas (el bal¨®n que se intercepta con una mano, la desconsideraci¨®n hacia un contrario o las protestas al ¨¢rbitro) s¨®lo son castigadas con el abono de 20.000 pesetas. A la mayor¨ªa de los profesionales de la Primera Divisi¨®n, con fichas anuales superiores a los diez millones de pesetas, m¨¢s los sueldos mensuales y las primas, esta cifra les es indiferente, todo lo contrario que no poder disputar un encuentro importante, que, adem¨¢s, puede representarles una prima econ¨®mica diez veces superior. Por a?adidura, los m¨¢s cotizados suelen incluir en sus contratos cl¨¢usulas seg¨²n las cuales esas multas corren a cargo del club.
Lo expuesto puede originar situaciones impensables en el pasado. Latorre, defensa del Orihuela, un equipo de la Segunda Divisi¨®n, ha visto trece tarjetas hasta el momento y, sin embargo, todav¨ªa no ha sido sancionado con un solo partido. Ha sido expulsado del c¨¦sped en tres ocasiones por doble amonestaci¨®n, pero, en realidad, s¨®lo ha acumulado tres amarillas, por lo que todav¨ªa se halla a una de la sanci¨®n.
"Una idea fallida"
"El criterio seg¨²n el cual se adopt¨® este nuevo sistema presupuso que el jugador, al ver perjudicado su bolsillo, se mostrar¨ªa m¨¢s disciplinado en el campo. Sin embargo, el m¨¦todo, que no digo que no sea acertado, no ha dado los resultados deseados. ?sta es la opini¨®n de los ¨¢rbitros", comenta el colegiado castellano Joaqu¨ªn Ramos Marco.
Jos¨¦ Luis Pajares Paz, del colegio extreme?o, va a¨²n m¨¢s lejos: "El sistema es muy negativo para el f¨²tbol. Los jugadores se sienten protegidos y protestan mucho m¨¢s. De este modo, invitan al p¨²blico a contestar la labor arbitral y la consecuencia ¨²ltima es un aumento de la violencia en los grader¨ªos".
Pajares Paz, con 19 tarjetas amarillas en 10 encuentros, considera que "se expulsan pocos jugadores" y se incluye en el grupo de los ¨¢rbitros que aplica a rajatabla" el reglamento.
El asturiano Manuel D¨ªaz Vega, que totaliza 22 amarillas y dos rojas, tambi¨¦n es cr¨ªtico con la innovaci¨®n: "Ha sido la causa del aumento de las amonestaciones. No hay otra. El jugador no teme protestar porque, en muchos casos, es el club el que paga por ¨¦l".
La asamblea incluso se plante¨® al principio contabilizar ¨²nicamente las tarjetas rojas a efectos de la suspensi¨®n de un jugador. Pero esta opci¨®n no prosper¨®, en parte por la oposici¨®n del Madrid.
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