"El Magreb reivindica la dignidad ¨¢rabe y la justicia para el pueblo palestino"
Tahar Ben Jellun, escritor marroqu¨ª que obtuvo en 1988 el Premio Goncourt, el m¨¢s prestigioso de las letras francesas, cree que la guerra del Golfo se ha transformado en un conflicto de civilizaciones. De 46 a?os, hombre de dos culturas, la francesa y la marroqu¨ª, Ben Jellun opina que Estados Unidos podr¨ªa haber evitado la guerra, pero ha podido m¨¢s la necesidad de garantizar la seguridad de Israel y de los intereses occidentales en la zona. Por tanto, afirma, la guerra no es contra Irak, sino contra una gran parte del mundo ¨¢rabe.
Al escritor marroqu¨ª Tahar Ben Jellun no le extra?a la reacci¨®n de apoyo a Irak de sus compatriotas y de la mayor¨ªa de los magreb¨ªes. ?l mismo, enemigo impenitente de las dictaduras ¨¢rabes, Incluida la de Sadam Husein, considera insoportables los bombardeos norteamericanos sobre Irak, en los que ve un intento de doblegar a todo el mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n en provecho de Israel.Pregunta. Usted fue uno de los pocos intelectuales ¨¢rabes de prestigio internacional que condenaron desde el primer momento la invasi¨®n iraqu¨ª de Kuwait. Ahora condena los bombardeos contra Irak. ?C¨®mo ha evolucionado de una a otra posici¨®n?
Respuesta. En mi actitud ante el conflicto del Golfo ha habido varias etapas. La primera fue una reacci¨®n contra la anexi¨®n de Kuwait. Como no puedo aceptar que un pa¨ªs sea devorado por otro, estuve de acuerdo en que la ONU intentara devolver su independencia al emirato. Pero a medida que nos acerc¨¢bamos al momento de la guerra, y una vez comenzada ¨¦sta, comprend¨ª que hab¨ªa algo trucado desde el principio: que, desde agosto, Estados Unidos quer¨ªa hacer la guerra.
Intransigencia
P. ?C¨®mo lleg¨® a esa con clusi¨®n?
R. Bush hubiera podido evitar la guerra. Sin embargo no ha hecho ning¨²n gesto para rebajar la tensi¨®n. Ha calcado su intransigencia de la de Sadam Husein. Se ha limitado a insultarle y empujarle al extremismo. Esta guerra no est¨¢ dirigida contra Irak, sino contra una gran parte del mundo ¨¢rabe. Va a suponer el refuerzo de Turqu¨ªa, de Ir¨¢n y sobre todo de Israel. En Oriente Pr¨®ximo los ¨¢rabes van a quedar en posici¨®n de debilidad. Ese es el plan norteamericano: garantizar de una vez por todas la seguridad de Israel y de los intereses occidentales en la regi¨®n.
P. ?Ese sentimiento es general entre sus amigos?
R. Yo expreso ese sentimiento con calma, pero en Amm¨¢n, Argel o Rabat el hombre de la calle lo expresa con c¨®lera. Mi c¨®lera es interior. Estoy mortificado por la sucesi¨®n de derrotas y humillaciones que desde 1948 sufre el mundo ¨¢rabe. Con frecuencia pienso en los ni?os y j¨®venes libaneses, que no han conocido otra cosa que la guerra. Cuando los israel¨ªes entraron en Beirut en 1982, sus carros de combate aplastaron coches repletos de civiles. Hubo decenas de miles de muertos y no pas¨® nada. Hoy, si mencionas la invasi¨®n israel¨ª de L¨ªbano se te mira como si hablaras de una cosa que nunca ocurri¨®. Lo intolerable de Oriente Pr¨®ximo es la injusticia. A Israel se le permite no aplicar las resoluciones de la ONU. A Irak se le han dado menos de seis meses de plazo.
P. ?A qu¨¦ atribuye usted la existencia de ese doble rasero?
R. Los norteamericanos han mostrado desde hace mucho tiempo su sentimiento profundamente anti¨¢rabe y antiisl¨¢mico. No saben nada de nuestra historia, nuestra sociedad, nuestra cultura. En esta guerra hay un conflicto cultural muy grave, una oposici¨®n entre dos visiones del mundo, dos concepciones del tiempo. Eso se traduce por una actitud de sorpresa occidental cuando Irak resiste. Los norteamericanos pensaban que en 36 horas iban a poner de rodillas a los iraqu¨ªes, y eso expresa su profundo desprecio por los ¨¢rabes. Los iraqu¨ªes se instalan en una guerra a largo plazo, los norteamericanos desear¨ªan terminarla lo antes posible.
P. ?C¨®mo miran los occidentales al ¨¢rabe?
R. Desde una insoportable posici¨®n de superioridad. Yo mismo, siendo muy cr¨ªtico respecto a la sociedad ar¨¢bigomusulmana, me siento insultado. Estos d¨ªas, los inmigrantes magreb¨ªes en Francia tienen mucho miedo. Si usted se fija, los grandes sospechosos, a los que se registra a fondo en el metro o en los supermercados de Par¨ªs, son los ¨¢rabes y los africanos. Esta guerra da a las polic¨ªas europeas una legitimidad racista.
P. ?Le han sorprendido las reacciones contra la guerra en Rabat, Argel y T¨²nez?
R. No. Los magreb¨ªes que manifiestan su apoyo al pueblo iraqu¨ª, que vive aterrorizado bajo las bombas norteamericanas, tienen raz¨®n al expresar su disgusto por esta situaci¨®n intolerable. En cambio, no estoy de acuerdo con los que aprovechan la desgracia de los iraqu¨ªes para desestabilizar la situaci¨®n, y pienso en los mov¨ªmientos islamistas de Argelia.
P. ?A qu¨¦ atribuye que la reacci¨®n popular haya sido m¨¢s fuerte en el Magreb que en los pa¨ªses ¨¢rabes de Oriente Pr¨®ximo?
R. Por extra?o que parezca, la cuesti¨®n palestina es mucho m¨¢s sagrada para los magreb¨ªes que para las gentes del Machrek. Quiz¨¢ a causa del alejamiento f¨ªsico. Como estamos lejos, vemos mejor los problemas. Las manifestaciones actuales en el Magreb obedecen ante todo a la defensa de la dignidad ¨¢rabe y de la justicia para el pueblo palestino.
P. ?Le inquieta que, en el Magreb, los movimientos que intentan capitalizar el descontento provocado por la guerra del Golfo sean m¨¢s bien los islamistas?
R. Los islamistas hacen de la religi¨®n una bandera de combate pol¨ªtico e ideol¨®gico. Eso empez¨® en 1932 con los Hermanos Musulmanes de Egipto, se calm¨® en los a?os cincuenta y sesenta y ha rebrotado ahora. Los islamistas sostienen que, a causa del contacto con Occidente, los pa¨ªses ¨¢rabes y musulmanes est¨¢n perdiendo su identidad. Plantean un problema real, un problema cultural. Yo no tengo miedo por Marruecos, cuya identidad es muy s¨®lida, su cultura muy enraizada, su islam tranquilo y tolerante. Por el contrario, hay razones para inquietarse en el caso argelino.
P. ?Qu¨¦ puede hacer Occidente para borrar el sentimiento de humillaci¨®n de los ¨¢rabes?
R. Justicia al pueblo palestino. Los palestinos son un emblema para todos los ¨¢rabes. Avanzar¨ªamos en la superaci¨®n de esa frustraci¨®n si los norteamericanos y europeos prepararan ya mismo una conferencia de paz para que los israel¨ªes y los palestinos pudieran negociar su futuro en condiciones de igualdad. Desgraciadamente, no tengo la impresi¨®n de que est¨¦n por esa labor.
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