"La guerra del Golfo es el ¨²ltimo acto de la epopeya universal de EEUU"
La guerra del Golfo es "el ¨²ltimo gran servicio" que Estados Unidos libra a las democracias occidentales, afirma el ensayista y hombre de negocios franc¨¦s Alain Minc. El repliegue de los norteamericanos sobre s¨ª mismos es tan inevitable como la reaparici¨®n de los sentimientos nacionales en toda Europa tras el final de la guerra fr¨ªa. Minc, que acaba de publicar en Francia un libro titulado La venganza de las naciones, cree que la izquierda europea debe redescubrir la naci¨®n y que la inmigraci¨®n supone un desaf¨ªo para el Viejo Continente.
Alain Minc, de 42 a?os, es un puritano de izquierdas, y si hace negocios es porque ¨¦stos dan poder. Su papel ha sido decisivo en la reciente elecci¨®n del economista Jacques Lesourne como director de Le Monde.Pregunta. Antes de la invasi¨®n iraqu¨ª de Kuwait, cuando Occidente cre¨ªa en un porvenir de paz eterna, usted pronostic¨®: "Mis hijos no conocer¨¢n la guerra, sino las guerras".
Respuesta. Dije esa frase el d¨ªa de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, y todos mis amigos se escandalizaron. Ahora empiezan a darme la raz¨®n. Las cuatro d¨¦cadas de paz en Europa que siguieron a la II Guerra Mundial fueron artificiales, el fruto del equilibrio del terror. La existencia de un mundo estrat¨¦gicamente inm¨®vil nos hizo perder la costumbre de pensar en lo aleatorio. La incertidumbre reaparece ahora.
P. ?C¨®mo interpreta usted la guerra del golfo P¨¦rsico?
R. Hacemos esta guerra por el petr¨®leo -no se puede dejar a un dictador como Sadam Husein el control de buena parte de las reservas de petr¨®leo del planeta- y tambi¨¦n para impedir que Irak acceda al arma nuclear. Y encuentro leg¨ªtimos esos dos motivos. Sadam contaba con que la repugnancia que la guerra provoca en las democracias les impedir¨ªa reaccionar ante la invasi¨®n de Kuwait. Yo aplaudo el coraje de EE UU, pero tambi¨¦n pienso que esta guerra va a ser la ¨²ltima que ese pa¨ªs libra en el papel de primera superpotencia mundial.
La epopeya norteamericana llega a su Fin. La situaci¨®n econ¨®mica de EE UU es muy grave; la relativa decadencia de su econom¨ªa, inevitable. A finales de este siglo pasar¨¢ a ser una gran potencia regional. Con una indiscutible influencia en toda Am¨¦rica, la del Norte y la del Sur, y quiz¨¢ un pie en el Golfo. Pero los norteamericanos evacuar¨¢n Europa y se enfrentar¨¢n en el Pac¨ªfico al gran desaf¨ªo de los pa¨ªses asi¨¢ticos.
P. ?Cree que Sadam Hussein representa a la naci¨®n ¨¢rabe?
R. La naci¨®n ¨¢rabe no existe. Es un invento de Lawrence de Arabia. Ese concepto es un internacionalismo, como el proletario o el europe¨ªsta. El mundo ¨¢rabe est¨¢ compuesto de m¨²ltiples naciones, etnias y tribus, con frecuencia reunidas artificialmente en el seno de un mismo Estado. Los miembros de la Liga ?rabe tienen infinidad de querellas y en cualquier momento es posible una guerra entre dos de ellos; por ejemplo, entre Siria e Irak o entre Argelia y Marruecos.
El problema palestino
P. ?Cree que el problema palestino puede ser resuelto sin satisfacer sus aspiraciones nacionales?
R. Los palestinos deben tener su propio Estado naci¨®n, y creo que la guerra del Golfo va a contribuir a que lo tengan. De un lado, la presencia norteamericana en Oriente Pr¨®ximo va a eliminar muchos de los temores de los israel¨ªes. De otro, la derrota de Sadam ser¨¢ la del liderazago m¨¢s radical de la OLP y deber¨¢ permitir la aparici¨®n de dirigentes palestinos moderados con los que Israel pueda negociar.
P. ?Por qu¨¦ vuelven las naciones en la vieja Europa?
R. La historia hab¨ªa quedado congelada desde 1945. Es natural que con su regreso vuelvan las naciones. Contrariamente a las apariencias, la victoria de la econom¨ªa del librecambio no lleva a la desaparici¨®n de las naciones.
P. ?Cu¨¢les son los signos de lo que usted llama la venganza de las naciones?
R. En primer lugar, el sobresalto nacionalista en las sociedades del Este. Tras medio siglo en el congelador, esas sociedades reencuentran sus fantasmas en el estado en que los hab¨ªan dejado a finales de los a?os treinta. En cuanto a la URSS, no cabe duda de que ha muerto, pero quedan el imperio ruso y todos los conflictos ligados al resurgir de la eterna naci¨®n rusa y al inevitable proceso de descolonizaci¨®n de su imperio. Tambi¨¦n es previsible que una Alemania reconvertida en el centro de Europa se descubra cara a cara con sus viejas dificultades de identidad: d¨®nde empieza, d¨®nde termina. Francia, Italia y Espa?a se ver¨¢n sacudidas por las crisis de identidad ligadas a la inmigraci¨®n y a su vecindad con un Magreb donde nacionalismo e integrismo religioso amenazan con hacer una buena pareja.
P. Usted no condena la reaparici¨®n de las naciones.
R. El regreso de las naciones es un hecho. Es est¨²pido que la izquierda, con la que yo me identifico, lo condene. Quiz¨¢ hemos ido demasiado deprisa en el internacionalismo.
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