Nueva amenaza para El Pardo
Existen pocas ciudades en el mundo tan densamente pobladas como Madrid y cuyo entorno metropolitano conserve a¨²n espacios importantes no alterados. Es decir, zonas donde el paisaje natural, y especialmente la fauna y la vegetaci¨®n, mantenga el extraordinario inter¨¦s que hoy les confiere la ausencia de perturbaciones humanas. En la proximidad de la capital es patente que a¨²n permanece bien conservado el monte de El Pardo, un paisaje montaraz con encinas testigo del que debi¨® constituir en el pasado importantes extensiones del centro de la pen¨ªnsula. Aunque han sido varias las amenazas que ha sufrido este espacio en el ¨²ltimo medio siglo, ha predominado hasta hoy una cierta cordura y sensatez en la firme decisi¨®n de conservar este bosque mediterr¨¢neo.Los interesados en la conservaci¨®n de los espacios naturales y en la racionalidad ambiental de las actividades de desarrollo hemos visto en la reciente legislac¨ª . ¨®n sobre impacto ambiental un motivo de esperanza. Esta normativa entr¨® en vigor en julio de 1988 y supuso comenzar a considerar seriamente las condiciones ambientales de cada lugar donde se propusieran actuaciones de cierta envergadura y plantear las soluciones alternativas que, en su caso, tuvieran los efectos ambientales menos negativos.
En las ¨²ltimas semanas han aparecido en la prensa noticias relativas a la soluci¨®n que parece propugnarse para cierto tramo de la autov¨ªa M-40. Este trazado conectar¨¢ la v¨ªa borde de Hortaleza con la N-VI, en los aleda?os del monte de El Pardo o atraves¨¢ndolo directamente. Las noticias han vuelto a poner de actualidad el procedimiento de evaluaci¨®n de impacto ambiental y la problem¨¢tica de su aplicaci¨®n. Parece extra?o tener que Justificar a estas alturas la necesidad de conservaci¨®n del monte de El Pardo. Dicho espacio, hoy patrimonio nacional, constituye un enclave ambientalmente privilegiado y representa un patrimonio inalienable.
Cinco alternativas
Seg¨²n la informaci¨®n p¨²blica de los estudios informativo y de impacto ambiental, el primer sector del tramo mencionado (entre la N-VI y el enlace de la Zarzuela) plantea cinco alternativas. La alternativa 1, al sur del muro de El Pardo, siguiendo el eje de la avenida de Valdema.r¨ªn; las 2 y 5, enterrenos del monte, al norte de su tapia; la 3, inmediata al muro por el sur, y la 4, por la rnisma tapia, que habr¨ªa de derribarse para la construcci¨®n de un falso t¨²nel y luego reconstruirse.
De los estudios presentados se deduce que se han descartado ya las 2 y 5. La 1 precisar¨ªa un falso t¨²nel con una longitud de 2,3 kil¨®metros y un coste de obra y expropiaci¨®n de 8. 100 millones de pesetas. La 3 necesitar¨ªa 0,7 kil¨®metros de falso t¨²nel y el derribo de tres clial¨¦s, con el coste menor de 6.600 millones.
En estos momentos se espera la Declaraci¨®n de impacto ambiental que debe emitir la 'Secretar¨ªa General de Medio Arn.biente del MOPU. En el estudio de impacto, realizado por la propia Direcci¨®n General de Carreteras del MOPU y sometido a informaci¨®n p¨²blica, se considera a la alternativa 1, sobre el eje de la avenida de Valdemar¨ªn, como la mejor desde un punto de vista ambiental. La Comunidad de Madrid, a trav¨¦s de la alegaci¨®n interpuesta ' por su Agencia de Medio Ambiente, defiende tambi¨¦n esta alternativa. Se argumenta que la afecci¨®n del monte de El Pardo por.la alternativa 4 implicar¨ªa contravenir la Ley Reguladora del Patrimonio Nacional, la directiva 409 de la CE sobre protecci¨®n de h¨¢bitat de las aves, el Convenio de Berna sobre protecci¨®n del Patrimonio Hist¨®rico-Art¨ªstico (la valla del monte de El Pardo data del siglo XVII) y las disposiciones del planteamiento urban¨ªstico de Madrid que clasifican dicho suelo como no urbanizable.
Diferencia de valores
Deseamos, nosotros tambi¨¦n, pronunciarnos p¨²blicamente a favor de la alternativa 1. Una diferencia presupuestarla de 1.450 millones no justifica la destrucci¨®n del muro y la afecci¨®n del monte de El Pardo. Ese montante es insignificante frente a los valores hist¨®ricos de una tapia del siglo XVII y los m¨¦ritos naturales del monte, propiedad no de tres ciudadanos due?os de los chal¨¦s, sino de todos los espa?oles. La consideraci¨®n de esa diferencia presupuestaria como raz¨®n principal de decisi¨®n se compadece mal con las partidas alzadas que rutinariamente se ven en los proyectos y con las tambi¨¦n rutinarias modificaciones t¨¦cnicas y de presupuesto. Estas incrementan con frecuencia notablemente la necesidad de inversi¨®n; por ejemplo, la anunciada modificaci¨®n del tramo sur de la misma M-40 a los pocos d¨ªas de su inauguraci¨®n.
La actuaci¨®n de El Pardo abre negras perspectivas sobre el futuro del monte ante los anunciados cinturones de la M-50 y M-60: se contradir¨ªa una actitud constante de conservaci¨®n para sentar un precedente negativo. La afecci¨®n, de terrenos de El Pardo, en el segundo sector de todas las alternativas de este tramo, hasta el enlace con la v¨ªa borde de Hortaleza, aunque lamentable, no tiene los mismos efectos ecol¨®gicos del primer sector.
Frente a la importancia que ya adquieren los problemas ambientales a nivel planetario, la ¨²nica respuesta es conciliar. El desarrollo futuro s¨®lo ser¨¢ posible con la conservaci¨®n de los recursos naturales. El caos es la alternativa. La reciente encuesta acerca de la satisfacci¨®n del ciudadano con la soluci¨®n de los problemas ambientales, publicada por EL PAIS el pasado 2 de diciembre, es descorazonadora. M¨¢s desmoralizador ser¨ªa que la propia Secretar¨ªa General del Medio Ambiente cumpliera el papel de figurante o de comparsa que algunos le atribuyen y fuera ella misma la que se declarase a favor de una alternativa tan poco recomendable como la alternativa 4.
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