Laura Dern
La ¨²ltima musa del cineasta David Lynch
En el sinuoso mundo de David Lynch, un h¨¦roe esp¨ªa desde un armario a una mujer humillada, o destroza la cabeza de su perseguidor mientras sue?a con deslizar una dulce canci¨®n de Elvis en el o¨ªdo de su chica. Este universo inquietante est¨¢ representado por una fraternidad de actores que intercambian sus papeles como camaleones. Laura Dern, la ¨²ltima musa del director estadounidense, era la candorosa Sandy en Terciopelo azul -"si quieres comprar una botella de inocencia como si fuera champ¨², comprar¨ªas el car¨¢cter de Sandy", dijo Lynch a este prop¨®sito- y Lula en Coraz¨®n salvaje. Lula es una sure?a desbocada y sensual, alimentada por una veta adolescente que la anima a seguir a un quijote rodante por las carreteras de Am¨¦rica.Laura Dern es hija de actores: Bruce Dern y Dianne Ladd, su hist¨¦rica madre en Coraz¨®n salvaje. De alguna forma es hija de una generaci¨®n maldita. Bruce Dern pertenece a esa galer¨ªa de actores dif¨ªciles que incluye a Dennis Hopper, Dean Stockwell o Harry Dean Stanton, todos ellos requeridos alguna vez por Lynch, muy interesado siempre en rescatar a estos hombres brillantes pero torturados por la vida. Laura es una actriz joven y curtida en el mundo de la escena. A los siete a?os interpret¨® su primer papel mientras cursaba sus estudios en un severo colegio cat¨®lico. De aquellos d¨ªas guarda una profunda aversi¨®n por la ense?anza religiosa y una actitud rebelde hacia la autoridad.Su ingreso en el c¨ªrculo de Lynch se produjo en Blue velvet. Desde entonces, Laura Dern presta a la escena norteamericana un cuerpo alto, de huesos grandes, como sus caderas, y un rostro singular, marcado por unos Ojos brillantes, una nariz prominente, un ment¨®n afilado y unas mejillas largas y blandas que caen casi sin remedio hasta las comisuras de los labios. El conjunto retrata generalmente un rostro un poco compungido, de cine antiguo.
Su experiencia con Lynch la ha convencido de la hipocres¨ªa que domina la industria del cine norteamericano. Coraz¨®n salvaje ha vivido el duro trayecto que se reserva a las pel¨ªculas sin concesiones. El filme ha merecido la calificaci¨®n X, un anatema que provoca la indignaci¨®n de la actriz. En una reciente entrevista con la revista norteamericana Interview atacaba la extra?a moralidad de la industria de su pa¨ªs: "?Has visto Desaf¨ªo total? En esa pel¨ªcula se ve a un hombre que est¨¢ enamorado y duerme con un monumento de mujer, y momentos despu¨¦s le vuela la cabeza mientras dice: 'Considera esto un divorcio'. Se supone que es la escena m¨¢s divertida de una pel¨ªcula que rueda sin problemas por el circuito comercial. Y, sin embargo, Nick [Cage] y yo no podemos hacer el amor en Coraz¨®n salvaje. Es alucinante".
Sus invectivas tambi¨¦n se dirigen a, la segregaci¨®n que, desde su punto de vista, sufren las grandes actrices con respecto a los actores, incluida la inexistencia de papeles protagonistas para mujeres negras. A esta l¨ªnea pacata y torpe de Hollywood, Laura Derri a?ade la incapacidad actual para retornar la mejor tradici¨®n del cine norteamericano, representada por pel¨ªculas como Historias de Filadelfia o La fiera de mi ni?a, las favoritas de una actriz que progresa pero que teme la falta de grandeza de la maquinaria cinematogr¨¢fica estadounidense.
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