El dilema de la tierra
Si se lanza ahora un ataque terrestre contra Sadam, los aliados se tendr¨ªan que enfrentar a un todav¨ªa poderoso ej¨¦rcito, pero si no lo hacen, ese ej¨¦rcito seguir¨¢ escondido y en gran parte intacto. Sin embargo, la gran ofensiva terrestre que todos esperaban puede que no tenga nunca lugar. Su ¨²nica justificaci¨®n estribaba en la incapacidad del poder a¨¦reo en expulsar a los soldados de Sadam Husein del suelo de Kuwait. La aviaci¨®n no ocupa territorio, s¨®lo la infanter¨ªa apoyada por sus medios blindados y acorazados puede hacerlo. La campa?a terrestre, no obstante, se ver¨ªa retrasada ante el miedo a sufrir en ella grandes p¨¦rdidas materiales y humanas.No obstante, las presiones pol¨ªticas apuntan a no dilatar en demas¨ªa el conflicto y, por tanto, a no posponer indefinidamente el ataque terrestre. Sadam Husein sabe que la voluntad de los Gobiernos en seguir luchando depende, en las democracias, del apoyo p¨²blico, y est¨¢ intentado minar dicho apoyo con todo lo que tiene a su alcance, incluidos los horrores que sufre su pueblo.
Pero eso no quiere decir que las tropas de la coaficl ¨®n tengan que movilizarse masivamente contra el ej¨¦rcito iraqu¨ª. Por las ¨²ltimas evaluaciones de da?os se sabe que el potencial de Irak en el campo de operaciones es a¨²n muy importante. Y en el suelo, los n¨²meros cuentan enormemente. De salir al ataque ahora, la victoria de la coalici¨®n podr¨ªa ser muy bien una victoria p¨ªrrica, con muertos por todos lados. Pero de no avanzar, la aviaci¨®n empezar¨¢ a tener unos rendimientos marginales, en la medida en que las dianas que queden est¨¦n cada vez m¨¢s protegidas. Se necesitar¨ªan muchas salidas durante semanas para poder infligir un nivel de da?os que desarbolaran las bien parapetadas divisiones iraqu¨ªes.
Presi¨®n psicol¨®gica
Las actividades b¨¦licas que se han iniciado en los ¨²ltimos d¨ªas con una intensidad inusitada, como el castigo artillero de las posiciones en el sur de Kuwait, podr¨ªan ser as¨ª no tanto el preludio de una gran ofensiva, tal y como se ha dicho, sino el intento por mantener una presi¨®n psicol¨®gica sobre las tropas enemigas, en alerta ante una previsible invasi¨®n.
Por otro lado, hay que recordar que, carente de sistemas de inteligencia estrat¨¦tica, como sat¨¦lites y aviaci¨®n de reconocimiento, Sadam Husein est¨¢ pr¨¢cticamente ciego ante los movimientos de las tropas. Si los aliados descartan un ataque masivo terrestre por el nivel de fuerzas que a¨²n conserva Sadam, no es desde?able la posibilidad de la puesta en marcha de operaciones limitadas que confundan a Sadam y le obliguen a sacar de sus refugios a partes importantes de la Guardia Republicana y exponerse, as¨ª, a la aviaci¨®n aliada. Quiz¨¢, pues, el dilema no sea tanto el retraso de la batalla terrestre cuanto su envergadura.
es director del Grupo de Estudios Estrat¨¦gicos.
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