El privilegio de las iniciales
Es sabido, aunque de ello se habla poco, que hay gente que paga por salir en los medios de comunicaci¨®n, Paga, por supuesto, a gabinetes de imagen, consultores de prensa o despachos de influencias que velan por la proyecci¨®n p¨²blica de sus clientes. Son negocios que han florecido en las ¨²ltimas temporadas al calor de la feria de las vanidades en la que tan imprescindibles somos los periodistas. Existe otra gente que odia salir en los medios de comunicaci¨®n. Y no me refiero a la gente celosa de su intimidad o que desconf¨ªa de la luz y los taqu¨ªgrafos de los medios de comunicaci¨®n. Estoy aludiendo al com¨²n de los mortales que temen aparecer mencionados, directa o indirectamente, en las noticias de sucesos, tribunales, esc¨¢ndalos o denuncias. En las redacciones existe una f¨®rmula para velar las identidades de las personas que por alg¨²n motivo se quiere proteger: publicar s¨®lo las iniciales del implicado. ?Qui¨¦n tiene derecho a este privilegio?La pregunta la formul¨®, el pasado d¨ªa 13, un lector de Madrid que hab¨ªa le¨ªdo que el Ayuntamiento hab¨ªa acusado en el juzgado de guardia a un polic¨ªa municipal por malos tratos a varios ciudadanos. La informaci¨®n daba cuenta con detalle de varios incidentes, recog¨ªa los nombres y apellidos de las presuntas v¨ªctimas y ocultaba bajo iniciales los apellidos del polic¨ªa denunciado. Incluso -el concejal Angel Matanzo aparec¨ªa mencionado en el antet¨ªtulo de la informaci¨®n sin que tuviese relaci¨®n alguna con los hechos objeto de la denuncia contra el an¨®nimo polic¨ªa.
El Libro de estilo contempla el tema de las iniciales en el cap¨ªtulo de los principios como protecci¨®n para las v¨ªctimas y los menores de edad. El art¨ªculo 1.7 dice: "En los casos de violaci¨®n, el nombre de la v¨ªctima se omitir¨¢, y solamente podr¨¢n utilizarse las iniciales o datos gen¨¦ricos (edad, profesi¨®n, nacionalidad), siempre que no la identifiquen. Tambi¨¦n se emplear¨¢n iniciales cuando los detenidos por la polic¨ªa o los acusados formalmente de un delito sean menores de edad (18 a?os)". Su empleo, fuera de estos casos en los que es obligatorio el uso de las iniciales, queda al libre albedr¨ªo del redactor o superiores.
Sin embargo, no siempre se respeta la norma de las iniciales. Juan Fern¨¢ndez-Mayoralas Palomeque ha escrito al Ombudsman para quejarse por un art¨ªculo que le caus¨® "verg¨¹enza y sonrojo". El t¨ªtulo de la informaci¨®n era Vuelven a clase tres ¨¢rabes expulsados por presuntas agresiones sexuales.
Escribe el lector: "De entrada, creo que ning¨²n periodista que se precie debe referirse en la redacci¨®n de una noticia a un grupo de individuos describi¨¦ndolos por su mera pertenencia a una comunidad cultural o nacional. Pero es que, adem¨¢s, los "¨¢rabes" presuntos agresores sexuales resultaban ser ni?os de 11, 8 y 6 a?os, seg¨²n se desprende de una lectura atenta de la nota. Parece ser que el redactor no consider¨® significativo este peque?o factor, pues ni una sola vez en todo el art¨ªculo se refiere a los presuntos agresores como ni?os. Son, aparte de "¨¢rabes", "tres hermanos marroqu¨ªes".
"Por lo dem¨¢s", dice m¨¢s adelante el lector en su carta, "el redactor no fue siquiera tan misericordioso como para utilizar iniciales piadosas. El nombre y el apellido de los ni?os es citado con todas sus letras, en relaci¨®n con este suceso lamentable. Contrasta esta actitud con el cuidado que se tiene en otras ocasiones en sustituir por las iniciales el nombre de "presuntos" implicados en asuntos "similares" (entrecomillo similares porque, a trav¨¦s de la nota, no he sido capaz de distinguir de qu¨¦ clase de asunto se trata realmente). Aunque, claro, trat¨¢ndose de mocosos, y encima ¨¢rabes, no ha de ser necesario andarse con tantos miramientos. Creo que debe ser realmente muy agradable tener 6, 8 y 11 a?os y leer el nombre de uno en el peri¨®dico en relaci¨®n con casos de agresiones (sexuales y fisicas)".
Respuesta
Gabriela Ca?as, subjefa de la secci¨®n de Madrid, en la que apareci¨® noticia, consultada por el Ombudsman, responde al lector.
"En contra de lo que opina este lector, en algunas informaciones, referencia del protagonista o protagonistas de la noticia a su pertenencia a una comunidad cultural o nacional es un dato fundamental. ?sta es una de ellas, ya de, como se desprende de la reacci¨®n de las dos noticias relativas al caso -la primera, publicada el 17 de enero, y la segunda, el 1 de enero-, ¨¦ste podr¨ªa ser un ?so de discriminaci¨®n racial. El padre de los chicos expedientaos', dice textualmente la informaci¨®n del 31 de enero, "cree que (los ni?os] est¨¢n siendo v¨ªctimas e una clara discrirrllnaci¨®n".
"Los nombres completos de los ni?os se publicaron porque ¨¦stos fueron aportados por ellos mismos y sus padres, muy interesados en denunciar el caso", a?ade Gabriela Ca?as. "A ellos no les produc¨ªa ning¨²n 'sonrojo' aparecer en los medios de comunicaci¨®n, y, de hecho, estuvieron encantados de salir en pantalla por esas mismas fechas en el informativo de Telemadrid, cuya informaci¨®n elabor¨® tambi¨¦n el colaborador de EL PA?S Luis Esteban, el mismo que firma ambas informaciones en este peri¨®dico. 'Recuerdo que se pusieron detr¨¢s de m¨ª saludando a la c¨¢mara mientras pasaba la cr¨®nica', dice Luis Esteban".
El Ombudsman considera que, a veces, las buenas intenciones producen efectos contrarios, como indica la reacci¨®n indignada del lector al leer la noticia. La supuesta denuncia de un caso de "discriminaci¨®n racial" no justifica la identificaci¨®n de unos ni?os de corta edad en sucesos tan lamentables, como se?ala el lector. Ni la informaci¨®n del d¨ªa 17 ni la del d¨ªa 31 ofrecen datos suficientes para conocer en qu¨¦ se basa la supuesta discriminaci¨®n racial, y s¨ª abunda en la idea de criminalizar a colectivos ya de por s¨ª marginados socialmente. La referencia al origen nacional, ¨¦tnico o cultural en situaciones indeseables o contextos peyorativos ha sido criticada por colectivos como la Uni¨®n Roman¨ª, con amplia experiencia en la lucha contra la discriminaci¨®n de los gitanos.
El tel¨¦fono directo del Ombudsman es el 754 45 53 de Madrid.
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