Una paradoja de Pessoa

Proteico como era Fernando Pessoa, transmit¨ªa a veces a sus personajes esa condici¨®n, la del banquero anarquista, por ejemplo, en este cuento que ha convertido en teatro -versi¨®n, dramaturgia y direcci¨®n- Javier Macqua; en mon¨®logo, breve pero denso, que dice el actor Abel Vit¨®n de manera convincente, delante de un sencillo y bonito decorado hecho sobre un dibujo de Gerardo Vera.Convincente; como ha de ser para convencernos de las paradojas de este texto, llevado en este caso a la idea c¨®mica de la disculpa del riqu¨ªsimo para explicar que su riqueza es una forma de salvaci¨®n anarquista: de la salvaci¨®n de un individuo s¨®lo, que es ¨¦l mismo. Naturalmente, no es cosa de resumir as¨ª lo que dura casi una hora, y en el texto entero, con la nota de humor ingl¨¦s que distingui¨® siempre la escritura de Pessoa, est¨¢ su riqueza y bastantes m¨¢s ideas que la de la simple excusa del rico. Muy bien recogidas esas ideas por el p¨²blico que rebosaba la sala Galileo, que ri¨® y aplaudi¨® con entusiasmo al actor y al director.