Todo esta inventado
La Pasarela Cibeles contin¨²a las tendencias de la temporada anterior
Est¨¢, por un lado, la resaca de los ochenta, la d¨¦cada feliz de la moda en donde se animaba el invento y se sublimaba el cuerpo elegante, y est¨¢, por otro lado, la est¨¦tica del turmix: se mezclan las lentejuelas de Hollywood con los monos deportivos, o el pantal¨®n corto juvenil con la levita severa de los dandis. La Pasarela Cibeles, que el pasado viernes cerr¨® sus puertas, ha notado el s¨ªndrome de los lenguajes agotados que vive la moda y ha preferido alargar tendencias de la temporada anterior. La mujer del pr¨®ximo invierno vestir¨¢ m¨¢s confortable, pero seguir¨¢ marcando piernas.
La moda prefiere c¨®digos en lugar de looks; el negro, que se quer¨ªa enterrar hasta cambiar de siglo, reaparece cuando a¨²n no se ha ido de la calle; la malla o el pantal¨®n pitillo se repite en todas las modalidades, y ?la igual que los m¨¢s j¨®venes lo conozcan tan ¨ªntimamente como el tejano. El minipantal¨®n corto se arrastra desde hace dos temporadas, s¨®lo que con colores y lanas diferentes, y el traje sastre masculino vuelve a encajar siluetas de mujer, con un elogio grande a la levita, porque es pieza de camuflaje: tapa traseros, alarga el cuerpo y pernute medidas m¨¢s diferentes de falda que la cazadora o el blazer. En la presente edici¨®n de la Pasarela Cibeles se part¨ªa del t¨®pico como premisa: "Todo est¨¢ inventado; s¨®lo queda decirlo de forma diferente".
Moda social
Adolfo Dom¨ªnguez, con su moda social, que le da a la mujer caracteres reales, insisti¨® en la ausencia del accesorio. Dom¨ªnguez hace una moda desnuda como prolongaci¨®n, y no prioridad, del individuo. Sus desfiles no son espect¨¢culo, pero hay reflexi¨®n est¨¦tica, que esta vez aflor¨® en colores fr¨ªos y ropas despegadas ligeramente del cuerpo. La forma que gana terreno es el trapecio o la campana, que ya hizo furor cuando, hace m¨¢s de 20 a?os, los dise?adores. interpretaban a su manera el popart o los cuadros Mondrian. Roberto Verino fue el ¨²nico dise?ador que se arriesg¨® a la alusi¨®n contempor¨¢nea. El creador gallego consigui¨® una interpretaci¨®n actual del vasto entramado que conforma el eterno femenino. Verino se hizo con el desfile m¨¢s s¨®lido de lo visto en Cibeles. Se agarr¨® al minivestido en colores luminosos -rosas, naranjas o amarillos-, cubierto por el gab¨¢n de lana ligera o de chinila, y se atrevi¨® con los sint¨¦ticos oxidados y el pantal¨®n con incrustaciones de pedrer¨ªa que combinaba con un grueso jersey, rompiendo con la convenci¨®n de armonizar materiales. Verino fusion¨® el talante urbano de la mujer que prefiere calzar bot¨ªn a tac¨®n con la elegencia natural, y diluy¨® los l¨ªmites entre ropa de noche y de d¨ªa.
Devota & Lomba tambi¨¦n consiguieron despuntar con fuerza entre los m¨¢s de 20 desfiles que program¨® el comit¨¦ de moda. Elogiaron el cuerpo joven al cual regalan trajes de c¨®ctel con rev¨¦s acolchado para combinar con botas militares. Los vestidos se entallan en forma de body o cors¨¦ y las faldas se disparan en campana, como las que presentaron en piel de vaca. Devota & Lomba utilizaron el cuadro escoc¨¦s para las mangas de vestidos negros y para el pantal¨®n corto. El body-suite, un mono arropado al cuerpo del cuello a los pies, toma aqu¨ª connotaciones juveniles, mientras que para Paco Casado tiene una funci¨®n deportiva o para Loewe rejuvenece el lujo fino. Los bordados a mano con strass, el vest¨ªdo negro corto y asim¨¦trico para la noche, y el cl¨¢sico look ingl¨¦s que se inspira en los deportes de ¨¦lite -cacer¨ªas o inviernos en Ascot- estuvieron presentes en el desfile de Loewe.
Terciopelos y encajes
Los pu?os revueltos en pico, terciopelos con la espalda descubierta, minivestidos con botones plateados y cortes asim¨¦tricos sirvieron para que Pedro del Hierro reactivara su modelo de mujer hiperfemenina, empapada de los toques de la alta costura que pregona con talante de arquitecto el modista Jean Franco Ferr¨¦.Vittorio & Luchino tam bi¨¦n se apuntaron al carro efectista, con aburidancia de encajes, minivolantes y mantones andaluces. Los trajes escultura de Jes¨²s del Pozo -con faldas cosidas en varias capas, de picos asim¨¦tricos-, camisas de seda tornasolada, monos ce?idos con transparencias y abrigos de cuellos poderosos difunden un modelo de mujer et¨¦reo, sensual y fantasioso, en el cual se concentra la sabidur¨ªa de un !eran esteta de la forma.
?ngel Schlesser contin¨²a en su papel de joven talento que sabe alargar siluetas, hacer del naranja un color invernal y superar la sobriedad de un traje negro con aplicaciones de charol, c¨®mplices y generacionales. Veva Medem insisti¨® en la silueta alargada del body-suite, mientras que Tr¨¢fico de Modas optaba por la masculinizaci¨®n del traje adolescente. Nacho Ruiz aport¨® una colecci¨®n de chaquetas levita, cl¨¢sicas y bien construidas, y Francis Montesinos afin¨® en su estudio de las etnias espa?olas. El m¨¢s procaz volvi¨® a ser Antonio Alvarado, que, mimado por los enfants terribles de la nueva Espa?a, homenaje¨® a mujeres de la calle de tac¨®n cuadrado y estampados a?os setenta, gui?¨® el ojo a Chanel con sus tailleurs, disfraz¨® a Alaska de mujer sado, negra y con charol, y a Mar¨ªa Barranco le puso el antitraje de novia que hubiera escogido el arte povera, con plumas de su ave F¨¦nix alrededor del cuello.
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