Los chimpanc¨¦s y la violencia en el f¨²tbol
Un estudio con la mayor colonia de dichos monos cautivos se aplica a conductas humanas
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El instituto encargado de la formaci¨®n de la polic¨ªa holandesa estudiar¨¢ en breve los resultados de un minucioso trabajo sobre la violencia descargada por hinchas de f¨²tbol, ocupantes ilegales de viviendas y manifestantes en marchas de protesta elaborado por el et¨®logo Otto Adang. Este cient¨ªfico, de 34 a?os, ha aprovechado los m¨¦todos de observaci¨®n aplicados previamente a analizar la conducta de la mayor colonia de chimpanc¨¦s en cautividad del mundo, formada por 29 miembros y ubicada a 100 kil¨®metros al oeste de Amsterdam, en el zoo de Arnhem.
Su b¨²squeda de los factores que diferencian a unos grupos humanos de otros, efectuada en estadios y calles, opone por vez primera una contemplaci¨®n directa de los hechos a la propia de psic¨®logos y soci¨®logos, m¨¢s centrada en un examen posterior. Entre 1981 y 1986, Otto Adang sigui¨® los juegos, bromas, a veces pesadas, e ingenuas burlas con que los m¨¢s peque?os chimpanc¨¦s de la colonia entreten¨ªan su infancia. En ocasiones pod¨ªan incluso incordiar al jefe del grupo con una palmada o lanz¨¢ndole piedras ?ste, como cualquier otro macho adulto, no sol¨ªa contestar para no perder de vista a sus rivales. Las hembras, menos preocupadas por las alianzas que toda lucha por el poder entra?a, s¨ª persegu¨ªan, por el contrario, a los traviesos monitos.
Aprendizaje social
Las observaciones del et¨®logo vertebraron una tesis doctoral le¨ªda en la Facultad de Biolog¨ªa de la Universidad de Utrecht. En ella explicaba estos comportamientos casi agresivos en funci¨®n del aprendizaje sobre su medio social extra¨ªdo por los chimpanc¨¦s m¨¢s j¨®venes. "La informaci¨®n que obten¨ªan de las reacciones adultas les enfrentaba a la realidad y a los efectos de sus propios actos", se?ala -Adang, que fue alumno del et¨®logo holand¨¦s Frans de Waal. Los trabajos de este ¨²ltimo con el sector adulto de monos antropomorfos de Amhem compusieron el libro La pol¨ªtica de los chimpanc¨¦s, traducido a varias lenguas.De Waal comprob¨® que no es el macho m¨¢s fuerte, sino el m¨¢s astuto a la hora de establecer coaliciones, el que logra convertirse en jefe de la colonia. "Por esa necesidad que tienen unos de otros, los machos se reconcilian con m¨¢s facilidad y m¨¢s a menudo que las hembras". Para realizar su trabajo ambos cient¨ªficos debieron seguir sin descanso los movimientos de la colonia de chimpanc¨¦s y anotar las diferentes reacciones. El grupo ocupa una hect¨¢rea al aire libre en un parque de otras 44 que incluye un bosque tropical cubierto y hasta 3.000 animales.
Su capacidad de observaci¨®n llev¨® a Adang a abordar su estudio posterior sobre la violencia colectiva en grupos humanos de forma distinta a como lo hubiera hecho otro cient¨ªfico. "No se trata de comparar chimpanc¨¦s con personas, aunque la forma de examinar a los primeros y el entrenamiento adquirido en el zoo facilit¨® luego el trabajo efectuado con hinchas y ocupantes de viviendas".
Durante 3,5 a?os, el et¨®logo asisti¨® en Holanda a 80 partidos de f¨²tbol y a 150 acontecimientos callejeros que derivaron en actos violentos. Provisto de un magnet¨®fono y mezclado entre la gente, registraba el estruendo, los gritos y conversaciones de los protagonistas. En una ocasi¨®n unos hinchas le preguntaron si acaso estudiaba su comportamiento. "Les dije que trataba de analizar las reacciones de la polic¨ªa y me contestaron: 'Les molestamos y ellos a nosotros, claro".
Con los ocupantes ilegales de viviendas el di¨¢logo no result¨® tan fluido. Seg¨²n Adang, para este grupo, en ocasiones muy violento, las fuerzas del orden son el primer oponente contra el que va dirigida la agresi¨®n. "Tratan de forzar decisiones, por ejemplo, sobre la pol¨ªtica de viviendas, y en realidad act¨²an para el futuro". Los hinchas, sin embargo, enfocan sus actos hac¨ªa el grupo rival y evitan a la polic¨ªa. "El choque puede producirse cuando ¨¦sta proh¨ªbe algo o se acerca demasiado. Pero con ellos opera la violencia por la violencia".
"El estudio demuestra que las reacciones emocionales o la falta de juicio evidenciado por los violentos no deriva del hecho de actuar entre la multitud. Incluso si hay gran confusi¨®n, s¨®lo una minor¨ªa de hombres, no de mujeres, se erige en protagonista. Est¨¢n fuera de s¨ª, pero saben adonde dirigir sus piedras, bombas caseras o gritos. Y, sobre todo, c¨®mo ocultar su rostro". S¨®lo la edad, entre 15 y 25 a?os, iguala a los tres colectivos estudiados.
"En el fondo, todos reaccionan para ganarse la admiraci¨®n de sus amigos y mostrarles su valor. Un fen¨®meno que no puede reducirse al f¨²tbol. Algo parecido ocurr¨ªa. tambi¨¦n antes entre j¨®venes de distintas comunidades o en fiestas populares". Una vez desencadenada la violencia, la presencia policial tampoco ayudar¨¢ a controlarla f¨¢cilmente, apunta el et¨®logo en su estudio: "Lo mejor es prevenirla con planes coherentes de orden p¨²blico. No hay que olvidar que si un hincha lanza una bomba, trata de llamar la atenci¨®n de su oponente directo, el hincha del equipo contrario, pero as¨ª provoca un destrozo colectivo".
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