Un certamen en peligro
Que el italiano, y uno de los grandes del cine espa?ol, Marco Ferreri se haya llevado el Oso de Oro por su La casa de la sonrisa es m¨¢s que discutible, pero aceptable si se tiene en cuenta que no hab¨ªa en concurso ninguna pel¨ªcula de gran altura y que la idea argumental y moral de este filme es poderosa, magn¨ªfica y muy arriesgada. Aunque tal idea luego est¨¦ torpemente desarrollada y finalmente mal realizada, resulta disculpable, porque en definitiva algo merece lo que algo tiene.Pero que el Premio Especial haya sido destinado a la pura nada, es decir, a dos pel¨ªculas p¨¦simas y, en el caso de La condena, bajo m¨ªnimos profesionales, literalmente rid¨ªculo, ya que provoc¨® el mayor abucheo o¨ªdo en un festival de cine desde El joven Toscanini, aquel inconcebible engendro que Franco Zeffirelli os¨® llevar a Venecia hace dos a?os. Este premio es una burla al cine y a quienes seguimos sus pasos.
Por otra parte, equiparar como los dos mejores directores al mal aprendiz que todav¨ªa es Ricky Tognazzi y a un maestro de su oficio como es el norteamericano Jonathan Demme, no s¨®lo es humillante para este ¨²ltimo sino para quienes tenemos el deber de transmitir tal disparate y, m¨¢s a¨²n, para quienes lo afirmaron y rubricaron. Se trata de un error de tal calibre que uno se resiste a pensar que es casual, una simple equivocaci¨®n. M¨¢s o menos, lo que se presiente ante la igualmente disparatada confesi¨®n del Premio Especial a La condena, que en el mejor de los casos es un acto de incompetencia.
Finalmente, tirar del hilo de la picaresca e inventar para Kevin Costner y su Bailando con lobos un premio sin antecedentes, no tiene otra explicaci¨®n imaginable que la de un pasteleo destinado a aplacar las lejanas iras de Hollywood, que durante los ¨²ltimos a?os ha convertido a la Berlinale en el ensayo general de los Oscar.
Esta edici¨®n del festival de Berl¨ªn finalizado ayer pasar¨¢ por desgracia, a la historia del rid¨ªculo, y ser¨¢ un jal¨®n m¨¢s en la carrera del cine hacia el progresivo y virulento proceso que padece en busca de la trivializaci¨®n. Un broche negro ha cerrado a un festival de por s¨ª bastante oscuro, donde la prensa, que es la destinataria fundamental de este tipo de acontecimientos, ha sido aislada, cercada y apartada de las fuentes de informaci¨®n.
La Berlinale, de seguir as¨ª en sus pr¨®ximas ediciones, acabar¨¢ perdiendo el exquisito culto a la libertad que le dio leg¨ªtima fama y derivar¨¢ fatalmente hacia el autoritarismo y la desinformaci¨®n. Ser¨ªa una irreparable p¨¦rdida.
Este comentarista, que ha asistido en los ¨²ltimos a?os a decenas y decenas de festivales de cine, puede asegurar sin te mor a exagerar que esta edici¨®n de la Berlinale es, junto con aquel Festival de San Sebasti¨¢n en que sali¨® premiada una olvidada pel¨ªcula palestina, el peor que ha conocido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.