Marruecos, en el punto de mira
Hassan II se enfrenta a la presi¨®n internacional para que respete los derechos humanos
El rey Hassan II de Marruecos se enfrenta, por primera vez en 30 a?os de reinado que precisamente se cumplen el pr¨®ximo 3 de marzo, a una gran presi¨®n internacional para que liberalice su r¨¦gimen, arbitre medidas de gracia para los presos pol¨ªticos y respete las convenciones sobre derechos humanos. Marruecos cuenta con unos 300 presos pol¨ªticos. Como m¨ªnimo 15 personas se hallan pendientes de condenas a muerte, una de ellas desde 1972. Amnist¨ªa Internacional considera que la tortura es un fen¨®meno sistem¨¢tico y ha documentado detenciones ilegales que se prolongan durante meses. Las personas desaparecidas tras la detenci¨®n, seg¨²n otras cuentas, son unas 400.
La desaparici¨®n de las dictaduras latinoamericanas y comunistas, y la consiguiente sensibilizaci¨®n del mundo occidental, incluidas las canciller¨ªas m¨¢s pragm¨¢ticas ante las violaciones de los derechos humanos en el campo propio, han situado durante 1990 a Hassan II en el primer plano del escenario. Un s¨ªntoma del cambio de clima lo proporcion¨® el presidente franc¨¦s, Fran?ois Mitterrand, quien declar¨® en La Baule, cerca de Nantes, en una cumbre de jefes de Estado franco-africanos celebrada entre el 19 y el 21 de junio, que la ayuda occidental deb¨ªa estar condicionada a la democratizaci¨®n y al respeto de los derechos humanos en los pa¨ªses del Tercer Mundo.Poco despu¨¦s, se publicaba en Francia, el mismo verano, el libro Nuestro amigo el rey, de Gilles Perrault, un aut¨¦ntico alegato contra la clase dirigente francesa, acusada de mantener relaciones de estrecha amistad con quien el autor del libro describe como un tirano sin escr¨²pulos.
Este cambio de clima dio lugar a la suspensi¨®n por parte de Hassan II de un conjunto de acontecimientos culturales que deb¨ªan celebrarse en Francia, bajo el t¨ªtulo de Le Temps du Marroc, desde septiembre de 1990 hasta el 3 de marzo de 1991, fecha del 30? aniversario de su ascensi¨®n al trono.
Todos estos hechos han venido a romper una especie de sortilegio o de estado de gracia que rodeaba al rey marroqu¨ª, en lo que se refiere al respeto de los derechos humanos. Un ejemplo: el Atlas del mundo ¨¢rabe (de Boustani y Fargues), publicado a finales de a?o, clasifica a Marruecos entre los pa¨ªses que cuentan con oposici¨®n pol¨ªtica reconocida, aunque con restricciones; considera que tiene un r¨¦gimen de libertades vigiladas, asegura que existen espacios de libertad, y afirma que se han producido avances en la d¨¦cada de los a?os ochenta respecto a la d¨¦cada anterior.
Amnist¨ªa Internacional
El papel jugado por Amnist¨ªa Internacional (Al) ha sido central en el cambio de la imagen internacional de Marruecos. Una comisi¨®n de Al fue invitada en febrero de 1990 a visitar las c¨¢rceles y a informarse directamente por el propio Hassan II, pero poco despu¨¦s, tras la publicaci¨®n del informe preceptivo, sus enviados fueron expulsados ante la evidencia de las insalvables discrepancias entre su diagn¨®stico sobre los derechos humanos y la imagen que el Gobierno pretend¨ªa vender a la opini¨®n internacional.
Las autoridades marroqu¨ªes no han aceptado nunca, las acusaciones de los organismos internacionales. Seg¨²n sus manifestaciones, recogidas por la propia Al (informe de febrero de 1990), "en Marruecos no se tortura a los detenidos, (...) en la oficina del fiscal no se ha recibido denuncia alguna por torturas y (...) las leyes proh¨ªben la tortura". En la respuesta del Gobierno marroqu¨ª se reconoce ¨²nicamente que 21 funcionarios fueron castigados por "abuso de poder y faltas profesionales", entre 1984 y 1989.
El informe de febrero de Al asegura que "en Marruecos se ha llegado a una situaci¨®n en la que la pr¨¢ctica sistem¨¢tica de la tortura y la detenci¨®n [llamada] garde ¨¤ vue constituye el procedimiento habitual de interrogaci¨®n hoy en d¨ªa". Existen centros de detenci¨®n secretos, seg¨²n indica el mismo informe, alguno de los cuales ha sido identificado, como el derb Moulay Cherif de Casablanca, donde se practica la tortura sistem¨¢tica sobre los detenidos.
Generalmente, los presos en garde ¨¤ vue viven en p¨¦simas condiciones, reciben "tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes", no se les proporcionan alimentos suficientes ni atenci¨®n m¨¦dica adecuada y les resulta dif¨ªcil presentar denuncias por la mala conducta de los guardias. "Muchas veces las celdas se encuentran bajo tierra y est¨¢n sucias y mal ventiladas. Los presos se quejan con frecuencia del fr¨ªo y la humedad tan intensa que padecen, ya que no se les proporcionan mantas suficientes. Parece ser que el hacinamiento es considerable pues, seg¨²n un ex preso, en cada celda de tres metros por tres metros y medio puede haber entre tres y doce presos".
Los presos en garde ¨¤ vue, seg¨²n todos los relatos, son desaparecidos que reaparecen ante el juez tras meses o semanas de detenci¨®n ilegal y tortura. Pero hay otros, documentados por Al en su informe de septiembre de 1990, que se han esfumado del todo. Se trata en su mayor¨ªa de saharauis, entre los que hay familias enteras y ni?os. El periodista Domingo del Pino cuenta en su libro Marruecos, entre la tradici¨®n y el modernismo que "las organizaciones para la defensa de los derechos humanos dan como desaparecidos a unos 400" presos. "Son principalmente militares, detenidos que se han perdido y gente de las aldeas perdidas del pa¨ªs que, a veces, entran en una comisar¨ªa y ya no se les vuelve a ver", a?ade.
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