Johnson vuelve a su condici¨®n humana
Ben Johnson va, va, va ...., pero no puede. Esta contradicci¨®n entre sus deseos y la realidad qued¨® grabada en la final de los 60 metros de los Campeonatos del Mundo de atletismo, que comenzaron a disputarse ayer en Sevilla. Tiempo atr¨¢s, era su distancia predilecta, el l¨ªmite donde estallaba su velocidad. Ahora tiene que agacharse porque ha vuelto a su condici¨®n humana. Johnson s¨®lo consigui¨® el cuarto puesto (6,61 segundos) en una final dominada por el estadounidense Andr¨¦ Cason (6,54), un sprinter de bolsillo que aguant¨® el ataque del brit¨¢nico Linford Christie (6,55).
Johnson apur¨® su suerte con una salida falsa. Buscaba el metro de ventaja que antes ganaba con su despegue portentoso. Esta vez necesitaba un golpe de fortuna: quer¨ªa una arrancada que coincidiera con el disparo del juez. La treta no le funcion¨®. Johnson estaba marcado y las dudas comenzaban a despejarse.El canadiense hab¨ªa dejado unas cuantas interrogantes durante el d¨ªa. Siempre lo ha hecho, incluso en sus mejores momentos. En las semifinales se marc¨® un farol en la parrilla de llegada. Mir¨® de reojo a la izquierda, pero esta vez no levant¨® el pu?o ni el dedo ¨ªndice. Ten¨ªa alguien por delante: Christie. El acto de suficiencia pudo costarle caro. M¨¢s a la izquierda, el nigeriano Chidi le adelant¨® en la l¨ªnea, como tambi¨¦n lo har¨ªa en la final. Johnson tuvo que clasificarse por tiempos, una afrenta para quien durante a?os ha manejado a su antojo las carreras cortas.
El gesto de Johnson abri¨® numerosas preguntas. Siempre ha tenido un esp¨ªritu juguet¨®n en la pista. En los Juegos Ol¨ªmpicos de Se¨²l 88 pareci¨® un perdedor durante las eliminatorias. Sus registros eran siempre peores que los del estadounidense Carl Lewis. Sin embargo, su estallido en la final qued¨® en la historia.
Esa tendencia misteriosa le concedi¨® alg¨²n cr¨¦dito en Sevilla. Por la ma?ana, tropez¨® en el octavo paso. Su mala marca estaba justificada. En las semifinales se tir¨® el farol y por poco pierde. Pero estaba en la final y este hombre ha acostumbrado al atletismo a proezas extraordinarias. Pocos se atrev¨ªan a retirar a Johnson del caballo ganador, aunque la impresi¨®n que hab¨ªan dejado Cason y Christie era muy superior.
Falta de potencia
Javier Arques, el campe¨®n espa?ol, era de los que apostaban decididamente contra Johnson. En su opini¨®n, tiene un d¨¦ficit de potencia muy considerable, una deuda que antes estaba sufragada por los anabolizantes. "No puede ganar", dec¨ªa. Y no gan¨®.Cason, el campe¨®n mundial junior hace tres a?os, domin¨® con claridad. Es chiquito, muy liviano, con un f¨ªsico francamente adecuado para estas distancias. Arranc¨® muy fuerte, como el otro diminuto, el cubano Sim¨®n. Johnson, que trata de mantener su t¨¦cnica de salida, estaba perdido desde el inicio. Baj¨® el tronco, abri¨® mucho los brazos y trat¨® de rebotar en la pista con el disparo, como antes. No lo consigui¨®. La falta de potencia se lo impide. Est¨¢ preocupado por esta carencia, pero es un problema casi irresoluble. Antes ped¨ªa lograrlo con aquella masa de m¨²sculos espectacular. Ahora no puede hacerlo. No tiene la ayuda de los esteroides para entrenarse m¨¢s y levantar m¨¢s peso en su preparaci¨®n.
Johnson estaba perdido desde el primer momento. Por detr¨¢s surgieron las poderosas piernas de Christie, que busc¨® la victoria en el ¨²ltimo metro. Pero Cason hab¨ªa vencido y hab¨ªa devuelto el orgullo a los velocistas estadounidenses, humillados durante tres largos a?os, desde 1986 hasta 1988, por Johnson.
El canadiense se retir¨® con gesto tranquilo, pero decepcionado. Su madre permaneci¨® inm¨®vil en la primera fila de la grada, muy cerca del palco de autoridades. Su abogado, Ed Futerman, sali¨® disparado del recinto. Probablemente, hab¨ªa muchas cosas que consultar con el atleta. Los tiempos son ahora mucho m¨¢s duros para el antiguo emperador de la velocidad.
Sergeyeva bati¨® a Ottey
La jamaicana Merlene Ottey lleg¨® apretada a la final de los 60 metros por la sovi¨¦tica Irina Sergeyeva, que responde a la vieja escuela del Este: es alta, mec¨¢nica y poderosa. Sus tiempos en las eliminatorias hab¨ªan rozado los conseguidos por Ottey. Lo mejor de este ataque a Ottey era la posibilidad de un r¨¦cord mundial.La presi¨®n lateral de Sergeyeva fue decisiva. En la final, Ottey estaba en malas condiciones psicol¨®gicas. De repente, hab¨ªa aparecido una desconocida que le amenazaba sin tregua. Su pobre salida confirm¨® esta desconfianza. Sergeyeva, rob¨®tica y potente, puso un metro por delante. No vari¨® la marcha. Sigui¨® con su paso marcial y el tronco voluntarioso, como queriendo ganar a bocados la l¨ªnea de llegada.
Ottey sac¨® toda su energ¨ªa y comenz¨® a restar terreno, pero no hab¨ªa espacio para batir a la sovi¨¦tica. Sergeyeva era la ganadora sin discusi¨®n. Su registro fue magn¨ªfico: 7,02 segundos, a dos cent¨¦simas de la plusmarca mundial, en poder de la holandesa Nelly Cooman. Ottey marc¨® 7,08. El recinto enmudeci¨®. La jamaicana tiene carisma, todo el que le falta a Sergeyeva. Pero el carisma no gana carreras. Ottey se qued¨® desolada, incr¨¦dula por el resultado que se hab¨ªa producido. S¨®lo tuvo tiempo para escupir un "shit!" ("?mierda!").
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