Al sur del Mediterr¨¢neo

Tengo entre mis manos el art¨ªculo de EL PA?S Despu¨¦s de la guerra del Golfo (10-2-1991), firmado por Miguel Bay¨®n, y no puedo, no debo, dejar de aunar mi pesar al de tantos arabistas amigos. El desd¨¦n que ha ido acumulando Occidente hacia el Tercer Mundo colma ahora el vaso. ?Record¨¢is el Primer Encuentro de Intelectuales Magreb¨ªes de Expresi¨®n Espa?ola celebrado en Marraquech? ?Qui¨¦n escuch¨® las voces que se alzaron clamando por un mejor entendimiento? Alguien deb¨ªa transmitirlas, pero ese alguien no compareci¨®; urg¨ªa aplicarse en europeizarnos. La intencionalidad de EE UU (para el que el mundo ¨¢rabe se limita a unos barriles de crudo) queda clara. Yo a?adir¨ªa a las palabras del profesor Pedro Mart¨ªnez Mont¨¢vez que las consecuencias de la hostilidad ¨¢rabe que va a sufrir Europa no les afectar¨¢, sin duda, como a los que hemos hecho de esos pueblos una segunda patria y de nuestra simbiosis de culturas un alam. ?Servir¨¢ de algo que yo proclame en mis libros la hospitalidad de los marroqu¨ªes con los que conviv¨ª durante 20 a?os? ?A qui¨¦n le interesar¨¢ saber con qu¨¦ generosidad fueron acogidos en su d¨ªa un buen n¨²mero de republicanos tras la llamada guerra civil? ?O que, a pesar de la marginac¨ª¨®n a que han estado sometidos, y contin¨²an est¨¢ndolo ahora fuera de sus fronteras, no se sienta uno extra?o entre ellos? Me resisto a creer que mi voz angustiada no se escuche; por eso la a¨²no a la suya, ?ut¨®pica?, posible, pero justa. Y, en medio de tanta sinraz¨®n albergo la esperanza de que a¨²n no hayamos perdido todos nuestros valores. S¨®lo me resta emular a Mahmud Darwish y atreverme a preguntar: ?se enfadar¨¢n por ello?.- Escritora.