Las secuelas ps¨ªquicas de la guerra del Golfo tardar¨¢n a?os en desaparecer, seg¨²n la OMS
Ces¨® la Tormenta en el Desierto, pero la guerra no ha acabado. Seg¨²n los expertos en salud mental de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), el conflicto vivido en el golfo P¨¦rsico no concluir¨¢ hasta que sus secuelas no se hayan borrado de la mente de los soldados y de los civiles atrapados por los combates. A tenor de los datos extra¨ªdos en conflictos precedentes, ¨¦se ser¨¢ un proceso de a?os. En Kuwait, los ni?os examinados por un psic¨®logo enviado por la Unicef muestran s¨ªntomas de trauma ps¨ªquico, tras haber visto los horrores de la guerra. No hay todav¨ªa datos sobre el grado de afectaci¨®n de la poblaci¨®n iraqu¨ª.
Seg¨²n Giovanni de Girolamo, subdirector de la divisi¨®n de Salud Mental de la OMS, el saldo de una guerra no s¨®lo ha de medirse en p¨¦rdidas humanas o materiales sino tambi¨¦n en los des¨®rdenes som¨¢ticos y psiqui¨¢tricos que sufren combatientes y civiles durante y despu¨¦s del conflicto. "Es lo que en psiquiatr¨ªa llamamos des¨®rdenes postraum¨¢ticos de estr¨¦s (DPTS), un s¨ªndrome que presenta entre otros s¨ªntomas alteraciones en el aparato psicomotor, ansiedad, depresi¨®n, n¨¢useas y v¨®mitos, reacciones paranoicas, sentimientos de culpabilidad o dificulades de integraci¨®n social".Seg¨²n los expertos de la OMS, a¨²n es prematuro aventurar la cuant¨ªa de los des¨®rdenes mentales generados por el conflicto en el Golfo, si bien la punta del iceberg ya ha empezado a mostrar a ni?os con pesadillas y depresiones o a mujeres a las que se les ha retirado la leche por causa del estr¨¦s. Sea como fuere, las secuelas se prolongar¨¢n en el tiempo, y en los casos m¨¢s graves ser¨¢n transmitidas a la siguiente generaci¨®n. "Eso es al menos lo que ha ocurrido con algunos de los supervivientes del holocausto nuclear que sufr¨ªan DPTS", concluye De Girolamo. "Fruto de esa experiencia traum¨¢tica, sus hijos presentan s¨ªntomas similares aunque en menor intensidad".
Testigos
Las conversaciones del psic¨®logo estadounidense James Garbarino, enviado por la Unicef, con ni?os kuwait¨ªes entre los 5 y los 12 a?os que fueron testigos de horrores de la guerra confirman estas predicciones. Garbarino reconoci¨®, a su vuelta de Kuwait el pasado jueves, que las medidas de seguridad le hab¨ªan impedido saber siquiera cu¨¢ntos ni?os hay en Kuwait, pero sus entrevistas con 45 ni?os internados en dos hospitales le hab¨ªan revelado que la mayor¨ªa de ellos ha sido testigo de ahorcamientos en postes de la luz y de las heridas y muertes derivadas de los disparos y bombardeos, as¨ª como del descubrimiento de cad¨¢veres de ajusticiados. Sufren s¨ªntomas de trauma ps¨ªquico, como pesadillas recurrentes, miedo generalizado, cambios s¨²bitos de humor, nerviosismo marcado y crisis de llanto incontrolado.La primera vez que se llev¨® a cabo un estudio sobre la salud mental de los soldados tras una experiencia de guerra tuvo como tel¨®n de fondo Vietnam. El informe revel¨® que de los 2.490 veteranos norteamericanos tomados como muestra el 15% sufri¨® DPTS durante o despu¨¦s del servicio militar, y al menos un 50% registr¨® algunos de sus s¨ªntomas.
Durante el conflicto que se ha desarrollado en el golfo P¨¦rsico, las tropas norteamericanas contaron e n Arabia Saud¨ª con la presencia de psiquiatras. Mientras esperaban la orden de ataque algunos de estos soldados presentaron graves s¨ªntomas de depresi¨®n y ansiedad como consecuencia del estr¨¦s a que estaban sometidos, una reacci¨®n que, por otra parte, puede llegar a reducir la capacidad de lucha en casi un 90% en algunas unidades.
"Los casos psiqui¨¢tricos que van a aparecer en uno y otro bando, especialmente en el iraqu¨ª, se van a cifrar en decenas de miles", anuncia Girolamo, que para establecer una comparaci¨®n recurre a los datos recogidos por la OMS tras la guerra de L¨ªbano. "El 59% de los soldados israel¨ªes que experimentaron una reacci¨®n de estr¨¦s en el combate ten¨ªan des¨®rdenes postraum¨¢ticos de estr¨¦s un a?o despu¨¦s del alto el fuego".
Los mismos s¨ªntomas, que suelen aparecer seis meses despu¨¦s de la experiencia en combate, fueron observados en los soldados que lucharon en Granada, Nicaragua o las Malvinas. Tras este ¨²ltimo conflicto, el 50% de los militares declararon haber tenido serias dificultades de reinserci¨®n en la vida civil tras siete semanas de violencia.
La reinserci¨®n de los prisioneros de guerra es todav¨ªa m¨¢s problem¨¢tica, especialmente si las condiciones en las que se produjo la captura fueron violentas y si durante el cautiverio o los interrogatorios hubo tortura. Los problemas pueden incluso prolongarse durante a?os. Seg¨²n Girolamo, un estudio realizado con 188 antiguos prisioneros norteamericanos en la II Guerra Mundial confirm¨® que 45 a?os despu¨¦s s¨®lo el 29% se hab¨ªa recobrado plenamente. En contrapartida, un 8% de los prisioneros con des¨®rdenes postraum¨¢ticos de estr¨¦s hab¨ªa experimentado un claro deterioro en su cuadro cl¨ªnico.
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