Aforismos para una posguerra
1. Militarizaci¨®n de las ideas. Realizaci¨®n cumplida de lo que s¨®lo fue un t¨ªmido ensayo en el periodo republicano de Foster Dulles y McCarthy. Caza de brujas: ahora que el Gran Sat¨¢n est¨¢ a punto de ser doblegado, quedan por reducir los ¨ªncubos y los s¨²cubos. Y ¨¦stos son los pacifistas, los "irac¨®filos" (la frase es de un intelectual org¨¢nico, de cuyo nombre no quiero acordarme).2. Totalitarismo tecnol¨®gico. No se necesita ya un refuerzo ideol¨®gico, algo as¨ª como un credo nacionalracista o comunista-estalinista. Ahora el totalitarismo es perfecto. Como en todo poder totalitario, los poderes se funden en unidad simbi¨®tica, en direcci¨®n inequ¨ªvoca hacia la c¨²spide militar, hacia el Pent¨¢gono. Los media se evidencian en lo que eran, pero que s¨®lo ahora lo son en el orden del ser y del parecer: puros instrumentos de propaganda. El consenso, fundado en la l¨®gica de la guerra, vence sobre cualquier v¨ªa discrepante o disidente. La guerra traga y devora la pol¨ªtica y la diplomacia. El ejecutivo engorda hasta la obesidad. Y la democracia demuestra que es s¨®lo un pretexto para el h¨¢bil manejo de la estad¨ªstica: Bush tiene asegurada su reelecci¨®n.
3. Lo importante en la democracia totalitaria no es el voto efectivo, sino la intenci¨®n de voto. Y sobre todo el c¨¢lculo (tecnocient¨ªfico) de esa intenci¨®n. En esta democracia de las estad¨ªsticas todo depende de la consulta, del "sondeo de opini¨®n". Y ¨¦ste brota de la carga pol¨ªtica de la pregunta que se plantea. No se pregunta, por ejemplo: "?Considera usted justificable que se carbonicen ni?os a trav¨¦s de bombas inteligentes?". Son otras las preguntas en las que cifra sus cuotas de popularidad el Ejecutivo. Pues lo que importa en eso: las cuotas de popularidad.
4. Ahora que Sadam Husein forma parte, casi, de la memoria hist¨®rica, ser¨¢ preciso hallar un nuevo chivo expiatorio que pueda justificar la barbarie. Pero no hace falta buscarlo: est¨¢ a la mano. El enemigo de la humanidad (Enzelsberger), de la democracia y de la libertad tiene ya nombre de pila: el pacifismo.
5. Pa¨ªses sat¨¦lites. El abominable seguidismo de los pa¨ªses del Este en relaci¨®n al oso ruso se ha exportado, despu¨¦s de la perestroika, hacia Occidente. Ahora los pa¨ªses europeos imitan grotescamente lo que eran, hace varios a?os, los pa¨ªses del Pacto de Varsovia. Todos siguen a Washington al dictado. Algunos se permiten, aqu¨ª y all¨¢, introducir un matiz, un "s¨ª, pero". S¨®lo que inmediatamente vuelven al redil y confirman su humillante sometimiento al amo. Adi¨®s Europa, adi¨®s unidad europea. Adi¨®s a todo eso. Adi¨®s conceptos como soberan¨ªa nacional.
6. Curiosamente, son las voces m¨¢s decentes las que suscitan m¨¢s cuotas de ira y agresividad entre el coro grit¨®n de los intelectuales org¨¢nicos. La ruda groser¨ªa de mat¨®n del se?or Sempr¨²n no suscita tanta animadversi¨®n como la voz alternativa de Manolo V¨¢zquez Montalb¨¢n. En esta guerra ha habido da?os colaterales en la retaguardia ideol¨®gica. Algunas m¨¢scaras muestran horribles muecas de rencor
7. Algunos peri¨®dicos (barceloneses, por mas senas) han retrocedido en esta guerra en edad mental: se han convertido en r¨¦plicas adolescentes de Haza?as b¨¦licas. Y han exhibido toda una pl¨¦tora, de vocaciones tard¨ªas a cabos furrieles del gran amo americano.
8. Al enemigo p¨²blico se le llama ahora Alma Bella. Esta "figura de la conciencia" (Hegel) despierta, al parecer, una agresividad parad¨®jica. En principio, el Alma Bella no deber¨ªa molestar a los se?ores de la guerra. ?stos pueden pasar por su lado sin siquiera reparar en sus escasas voces de protesta pacifista. Pero, curiosamente, no es as¨ª. Esa figura irrita profundamente a los se?ores de la guerra y a sus espadachines ideol¨®gicos.
9. Pascal contrapon¨ªa a la raz¨®n la "ley del coraz¨®n". En estos d¨ªas en que la raz¨®n de la fuerza ha asesinado la fuerza de la raz¨®n, s¨®lo subsiste la ley del coraz¨®n. El problema es que no abunda coraz¨®n en una sociedad, desde hace d¨¦cadas, disciplinada por la m¨¢s c¨ªnica y canalla de las ¨¦ticas del inter¨¦s.
10. Llamo esp¨ªritu a la s¨ªntesis de raz¨®n y coraz¨®n. Llamo raz¨®n (a secas) a esa ratio cuya ¨²ltima ratio es la decisi¨®n b¨¦lica. Esa raz¨®n sin coraz¨®n grita una y otra vez: "Fiat justitia. et pereat mundu!".
11. Libertad espiritual: la que no posee ninguno de los pol¨ªticos europeos. S¨®lo el Pont¨ªfice de Roma, justo es reconocerlo, se ha aproximado a esa "figura de la conciencia". S¨®lo ¨¦l ha dado medida pol¨ªtica de estadista en esta pat¨¦tica evidenciaci¨®n de servidumbre y humillaci¨®n que han mostrado casi todos los pol¨ªticos europeos (por no hablar de la mayor¨ªa de los llamados intelectuales).
12. Cuando el esp¨ªritu se halla lacerado, la escritura vacila. El Guernica de Picasso asalta el sue?o. Aparece una y otra vez, como tapiz de fondo, en la peque?a pantalla. Ahora ya tenemos resaca para este fin de siglo: despu¨¦s de Auschwitz, Bagdad y Basora. ?Viva la guerra quir¨²rgica! ?Viva la tecnolog¨ªa limpia y vivan las bombas inteligentes!
13. Y despu¨¦s de Bagdad y Bassora, ?qu¨¦? No hace falta mucha imaginaci¨®n: basta con mirar el mapa. Quiz¨¢s Addis Abeba. Sentado el precedente, ?por qu¨¦ no seguir aplicando un estema tan exitoso y tan bien legitimado y coreado? Si hab¨ªa un maligno plan nacionalsocialista en marcha en el Irak del Baaz, ?por qu¨¦ no inventar horrores de atribuci¨®n semejantes en Abisinia, en Cuba, en Hait¨ª, en cualquier lugar en donde se incube el huevo de la serpiente? ?Que triunfe la democracia y que perezca el mundo (sobre todo si ¨¦ste es de tercera di visi¨®n)!
14. La democracia naci¨® lastrada por su sustento esclavista (Grecia). Creci¨® como gentlemen's agreement de la m¨¢s racista e imperialista de las etnias: democracia en casa, tiran¨ªas bestiales en las poblaciones colonizadas.
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