Un Gobierno de cohesi¨®n
CASI 17 meses despu¨¦s de las ¨²ltimas elecciones generales, el presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, ha preparado un nuevo Gabinete. El que ahora se marcha, que ha durado casi tres a?os, ha tenido que enfrentarse con algunos de los acontecimientos m¨¢s decisivos en la historia moderna de Espa?a, tales como el 14-D -una huelga general de amplio seguimiento-, importantes casos de corrupci¨®n pol¨ªtica y la guerra del golfo P¨¦rsico, en la que por primera vez nuestro pa¨ªs intervino, con importante apoyo log¨ªstico, en una conflagraci¨®n b¨¦lica, al lado de las fuerzas que representan la democracia en el mundo.La verdadera crisis del Gobierno no ha empezado ahora, sino hace dos meses, con la salida de Alfonso Guerra del Ejecutivo; los nombramientos son tan s¨®lo su culminaci¨®n, un ajuste, aunque sea muy significativo. Este que nace hoy es el primer Gabinete que elabora Felipe Gonz¨¢lez sin la presencia de Guerra, aunque le haya consultado su formaci¨®n previamente al viaje de este ¨²ltimo a Australia y le haya informado de su composici¨®n a su vuelta (ayer por la ma?ana), con los cambios cerrados. Gonz¨¢lez ha declarado en otras ocasiones que el Gobierno es "de Espa?a, y no de los socialistas", y es cierto que todo Gobierno debe reflejar intereses m¨¢s amplios que los del partido que lo apoya, pero no lo es menos que esa autonom¨ªa reclamada por Gonz¨¢lez ha de producirse, por coherencia electoral, en el marco del programa aprobado por el PSOE.
Con todo, los dos rasgos m¨¢s singulares de esta crisis no tienen que ver con los equilibrios de poder en el seno del PSOE, sino con la emergencia de un nuevo vicepresidente, Narc¨ªs Serra, y con la voluntad del presidente de lograr un Gabinete t¨¦cnica y pol¨ªticamente m¨¢s cohesionado, con vistas a los dif¨ªciles retos que este pa¨ªs tiene delante. Est¨¢ pendiente de definir el papel de la vicepresidencia en el Gobierno -la experiencia de Alfonso Guerra es irrepetible- y de conocer el pensamiento pol¨ªtico profundo de su nuevo titular: de Serra se saben sus opiniones sectoriales respecto a la defensa, el servicio militar y la participaci¨®n de Espa?a en su entorno natural, pero pocas veces, en ocho a?os, ha hecho manifestaciones p¨²blicas globales sobre la pol¨ªtica del Ejecutivo socialista. Su presencia como n¨²mero dos del Gobierno parece deberse, adem¨¢s de a su afinidad con Felipe Gonz¨¢lez, a su voluntad de no participar en guerras internas en el Gobierno o en el PSOE y a su capacidad de di¨¢logo, que le permitir¨ªa pactar cuando fuese necesario con otras fuerzas pol¨ªticas, especialmente con los nacionalistas.
El segundo rasgo del nuevo Gabinete es la cohesi¨®n t¨¦cnica de sus integrantes. A ello, m¨¢s que a bander¨ªas internas, hay que atribuir la presencia de nuevas personas y los cambios de departamento de otras. Aspectos complementarios de esta coherencia son el nuevo enfoque que se intuye para el gasto p¨²blico con la creaci¨®n de un Ministerio de Obras P¨²blicas y Transportes; el car¨¢cter abierto de bastantes de los ministros, viejos y nuevos, y una presencia m¨¢s densa de pol¨ªticos socialistas arraigados en comunidades aut¨®nomas hist¨®ricas (sobre todo catalanes, pero tambi¨¦n alg¨²n vasco). Un desarrollo eficaz de estos elementos debiera preparar la apuesta hist¨®rica de este pa¨ªs en este momento concreto. El presidente se ha mostrado siempre obsesionado por acudir en las mejores condiciones posibles al reto prioritario que tiene Espa?a en los pr¨®ximos tiempos: el mercado ¨²nico a partir del 1 de enero de 1993.
Con este objetivo convoc¨® las elecciones de octubre de 1989 y con este fin ha preparado el Gabinete que ma?ana tomar¨¢ posesi¨®n. Atr¨¢s deben quedar definitivamente los reflejos de las viejas luchas por el poder y la par¨¢lisis aguda de la Administraci¨®n que supuso. La Europa unida supone un fuerte sacrificio para todos los ciudadanos. Para abordarlo, ¨¦stos exigen a sus gobernantes el mayor esfuerzo y cohesi¨®n. Volver al pasado ser¨ªa incomprensible para todos. Un Gobierno tiene derecho a un periodo de gracia para desarrollar su pol¨ªtica, y ¨¦ste no debe ser excepci¨®n, pero, dado que supone la continuidad con el Gabinete anterior y que lleva ya recorrida media legislatura, no tiene tiempo para ponerse al d¨ªa. La reflexi¨®n est¨¢ hecha desde hace mucho; ahora se trata de actuar y ganar los meses perdidos.
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