La corte rinde pleites¨ªa al emir
ENVIADO ESPECIALSerio, parco en palabras y rodeado por una corte que le rindi¨® pleites¨ªa, el emir de Kuwait, Jaber al Sabaj, regres¨® ayer a su pa¨ªs en un avi¨®n de las l¨ªneas a¨¦reas del emirato reconquistado hace 16 d¨ªas.
Con turbante blanco y abrigado con capote ¨¢rabe de color marr¨®n y filetes dorados, el emir descendi¨® despacio por la escalerilla del Boeing Bubiyan, nombre de una de las islas que siempre reclam¨® el presidente de Irak, Sadam Husein.
Tras besar el suelo ceremoniosa y emocionadarnente, el emir abraz¨® a su sobrino Saad Abdullah al Sabaj, pr¨ªncipe heredero, presente en el aeropuerto junto a los miembros del Gobierno. Jaber al Sabaj residir¨¢ en uno de los palacios de la influyente familia Al Baptai en tanto no se acond¨ªciona el suyo, semidestruido por las tropas iraqu¨ªes que invadieron el emirato hace m¨¢s de siete meses concretarnente en la madrugada del 2 de agosto.
El embajador espa?ol, Juan Jos¨¦ Arbol¨ª, y el resto del cuerpo diplom¨¢tico en Kuwait asistieron al recibirniento, que no tuvo otra presencia popular que la caravana, de autom¨®viles y autobuses con banderas nacionales, bocinazos y gritos de "Kuwait libre", que colaps¨® los accesos a un aeropuerto bajo vigilancia millitar.
La organizaci¨®n log¨ªstica de la llegada del emir de Kuwait, como la de gran parte del pa¨ªs, fue en su mayor parte estadounidense. Varios helic¨®pteros del Ej¨¦rcito de este pa¨ªs tomaron el espacio a¨¦reo de la terminal, y una empresa nortearriericana a sueldo de los kuwait¨ªes se encarg¨® de acarrear a m¨¢s de 300 periodistas hacia la tribuna instalada cerca de la pista de aterrizaje. A¨²n faltabandos horas para que llegara el avi¨®n del jefe del Estado.
All¨ª, en la mayor de las soledades, una banda de m¨²sica militar de 100 miembros, con bombos y trombones dominando la partitura, ensayaba una y otra vez sin desmayo el himno nacional y la marcha de bienvenida.
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Aplausos
Moderada oposici¨®n pol¨ªtica al emir de Kuwait
A las 4.40, el emir descendi¨® del avi¨®n y fue recibido con aplausos por sus s¨²bditos civiles, en posici¨®n de firmes por el batall¨®n militar, y con el saludo ¨¢rabe, tres besos, por los numerosos miembros de su Administraci¨®n y de la casa real.El servicio de seguridad no sirvi¨® de nada, y los equipos de televisi¨®n se mezclaron con m¨¢s de 50 militares con fusiles apuntando al cielo y desorientados. El emir, con gesto grave y contadas sonrisas, efectuaba los comentarios propios de estas circunstancias y se abrazaba. a quienes consiguieron tomar contacto con ¨¦l, muchos de ellos integrantes de las 20 familias m¨¢s importantes del pa¨ªs. Menos de una hora despu¨¦s entr¨® en un Mercedes negro y desapareci¨®.
El emir, cuya tardanza en volver ha suscitado cr¨ªticas entre unos s¨²bditos desquiciados por la ocupaci¨®n y necesitados de duchas calientes y electricidad, deber¨¢ hacerse cargo de una naci¨®n cuya total recuperaci¨®n necesitar¨¢ cerca de una d¨¦cada y unas inversiones que pueden superar los 100.000 millones de d¨®lares. Tal como prometi¨® en su exilio saud¨ª de Taif deber¨¢ tambi¨¦n ampliar el marco de la participaci¨®n pol¨ªtica 37 reanudar las funciones de un Parlamento cuyas crecientes prerrogativas la familia real mir¨® con recelo.
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