R¨¢pida huida, lento regreso
La madrugada del 2 de agosto, el emir Jaber al Sabaj huy¨® de su palacio de la Ciudad de Kuwait en cuanto las tropas de Sadam Husein cruzaron la frontera del emirato e iniciaron su marcha imparable hac¨ªa la cap¨ªtal. La partida del emir en aquella ocasi¨®n, entendible ante una permanencia que hubiera sido in¨²til, fue tan r¨¢pida como lento ha sido su regreso a una naci¨®n cuyos a tantes, al menos la gran mayor¨ªa, hubieran agradecido un retorno solidario.No se han observado sin embargo grandes manifestaciones de repulsa o denuncia por su demora en reanudar las funciones y participar en las estrecheces padecidas por sus subordinactos durante siete meses. Muchas de las personas que festejaron la entrada del ej¨¦rcito multinacional en el emirato portaban retratos del emir aquel d¨ªa, al igual que ayer lo hac¨ªan las cientos de personas que circularon en caravana por las rutas que desembocan en el aeropuerto.
No es dif¨ªcil, sin embargo, recoger amargos comentarios sobre la lejan¨ªa del emir entre quienes recuerdan el urgente despegue de su helic¨®ptero militar desde la Embajada de Estados Unidos en el paseo mar¨ªtimo. Son los mismos comentarios que reiteran las penurias y el agravio comparativo de los nacionales bajo la bota iraqu¨ª y enumeran maliciosamente las comodidades de Taif. All¨ª, sobre las escarpadas monta?as que se alzan junto a La Meca, en la costa occidental saud¨ª, lejos de Kuwait y de los misiles iraqu¨ªes, la familia real kuwalt¨ª ha ocupado durante m¨¢s de medio a?o un hotel entero, el lujoso Sheraton que utilizan los m¨¢s pudientes peregrinos. Todo ese tiempo el Sheraton ha sido la fortaleza m¨¢s c¨®moda del mundo. Un ej¨¦rcito de guardaespaldas, un batall¨®n de cocineros y camareros y una bater¨ªa de Mercedes blindados con su ch¨®fer se han encargado de mimar a los Al Sabaj.
Los kuwait¨ªes no exig¨ªan de su emir el hero¨ªsmo del hermano, Fajal al Sabaj, que muri¨® defendiendo el palacio real durante la invasi¨®n. Pero hubieran agradecido una mayor diligencia en la retirada de las maletas del hotel de cinco estrellas y un mayor inter¨¦s en compartir las adversidades de sus compatriotas.
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