Cumbres borrascosas
Pacific Heights -t¨ªtulo original de De repente, un extra?o- es una de las zonas residenciales m¨¢s codiciadas de San Francisco. En la pel¨ªcula, estas cumbres de paz son un espejismo tan peligroso como la voluntad de medrar que mueve a la pareja protagonista a entramparse hasta las cejas para comprar una fastuosa casa victoriana del barrio en cuesti¨®n. En torno a esta idea discurre la trama del filme, m¨¢s interesante por lo que podr¨ªa haber sido que por lo que realmente es.Para hacer frente a sus numerosas deudas, Patty (Melanie Griffith) y Drake (Matthew Modine) alquilan una parte de su nueva vivienda a una familia japonesa y a un individuo con buena pinta, Carter Hayes (Michael Keaton), que resulta ser un ogro profesional, experto en todo tipo de argucia para amargar la vida de sus caseros. La situaci¨®n empeora r¨¢pidamente hasta llegar a extremos de angustia que amenazan con poner a los trepas al nivel psicopatol¨®gico de su n¨¦mesis.
De repente, un extra?o
Pacific Heights. Director: John Schlesinger. Gui¨®n: Daniel Pyrie. Fotograf¨ªa: Amir Mokri. M¨²sica: Hans Zimmer. Montaje: Mark Warner. Dise?o de producci¨®n: Neil Spisak. Producci¨®n: Seott Rudin y William Sackhelm para Twentieh Century Fox. EE UU, 1990. Int¨¦rpretes: Melanie Griffith, Matthew Modine, Michael Keaton, Mako, Laurie Metcalf. Salas de estreno en Madrid: Roxy A, Carlos III, Multicines Ideal, Lumi¨¨re (versi¨®n original).
De repente, un extra?o -como Patty y Drake- acaba siendo v¨ªctima de un exceso de pretensiones. Las m¨²ltiples coordenadas por las que navega a la deriva el gui¨®n de Daniel Pyrie, -cr¨ªtica social, par¨¢bola sobre la ambici¨®n, thriller psicol¨®gico, cine de terror, melodrama- hubieran podido orientarse con mayor precisi¨®n en manos de un director menos acomodaticio y expeditivo que Schlesinger.
La pel¨ªcula es m¨¢s convincente cuando describe el desvalimiento de la pareja en su odisea kafkiana contra polic¨ªas, abogados y jueces que cuando trata de construir un clima de terror en torno al inquilino o de justificar las razones por las que este ¨²ltimo se ha convertido en una versi¨®n yuppie de Jekyll y Hyde.
La imagen de Michael Keaton agazapado en la oscuridad y haciendo girar una cuchilla de afeitar entre sus dedos, permite adivinar muy pronto de qu¨¦ pie cojea el invento y anula toda esperanza de sutileza por parte de su director, m¨¢s interesado en mover la c¨¢mara como un poseso o en sobresaltar al espectador que en desarrollar las posibles ambig¨¹edades del relato. Hitchcock -tantas veces invocado en vano a lo largo de la pel¨ªcula, incluso con las fugaces apariciones de Schlesinger y de Tippi Hedren, protagonista de Los p¨¢jaros y madre de Melanie Griffith- le hubiera le¨ªdo la cartilla.
Con todo, De repente, un extra?o no es una pel¨ªcula despreciable y, aunque s¨®lo sea por el trabajo de Melanie Griffith, se deja ver sin una excesiva, sensaci¨®n de estafa.
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