Un negociador

?. E. Conoc¨ª a Saad¨²n Hamadi en diciembre de 1985, de la mano del embajador iraqu¨ª en Espa?a, Arshad Taofic Ismail, que ahora ha pedido asilo pol¨ªtico. "Es un hombre con mucho futuro", me dijo entonces Ismail. Comimos unos pinchos de cordero en un restaurante popular de Bagdad, y a pesar de mis esfuerzos no hubo forma de sacarle una sola palabra sobre la situaci¨®n pol¨ªtica de su pa¨ªs.

Hamadi, de 61 a?os, era por entonces presidente de la Asamblea del Pueblo, ese suced¨¢neo de Parlamento con que Sadam Husein dot¨® a Irak en 1980. Poco despu¨¦s entra a formar parte del Consejo de Mando de la Revoluci¨®n, la m¨¢s alta instancia pol¨ªtica del pa¨ªs. Se convirti¨® as¨ª en el ¨²nico shi¨ª de ese ¨®rgano en un pa¨ªs que a pesar de contar con una mayor¨ªa de habitantes shi¨ªes est¨¢ en manos de sun¨ªes. Tras las elecciones de 1988, Hamadi pasa a ocupar el cargo de viceprimer ministro para Asuntos Econ¨®micos.

De ah¨ª a ser nombrado primer ministro hay un salto que ha llenado con su fidelidad a Sadam durante la crisis del Golfo. Ha sido el hombre de las negociaciones con Teher¨¢n y uno de los enviados del presidente iraqu¨ª por todo el mundo, antes y durante la guerra. Con todo, no se encontraba, al menos con anterioridad a este conflicto, entre el peque?o c¨ªrculo de allegados del jefe del Estado iraqu¨ª que algunos analistas limitan a Ibrahim Sibaui y el general Husein Karrial, y otros ampl¨ªan a sus parientes del clan de Takrit.

Tal vez por ello ha sorprendido que el l¨ªder iraqu¨ª le haya confiado un puesto que desde su ascenso al poder se reservaba para s¨ª mismo. Hamadi se ha convertido as¨ª en el primer jefe de Gobierno de Sadam Husein. Si ¨¦ste cumpliera las promesas de su ¨²ltimo discurso, Hamadi deber¨ªa tener libertad de maniobra para afrontar la reconstrucci¨®n. Sin embargo, los precedentes no animan al optimismo y, de momento, ni siquiera ha podido formar su propio Gabinete, lo que parece indicar que su nombramiento puede ser meramente formal.