Sorpresas finlandesas
EL RETROCESO del Partido Socialdem¨®crata ha sido la nota m¨¢s destacada de las elecciones parlamentarias que se han desarrollado recientemente en Finlandia. Este partido ha perdido el primer puesto, que ven¨ªa ocupando durante 85 a?os, en el escenario pol¨ªtico. En las elecciones de 1987, los socialistas hab¨ªan sufrido ya una apreciable p¨¦rdida de votos. Pero esta vez han quedado bastante por detr¨¢s -con 48 esca?os- del gran triunfador, el Partido del Centro, que ha pasado de 40 a 55 diputados. Los votantes han castigado a los partidos de la coalici¨®n que ha gobernado en los cuatro ¨²ltimos a?os: el Socialdem¨®crata, el Conservador y el Popular Sueco, y de manera muy acusada a los dos primeros. En consecuencia, la coalici¨®n ha perdido 22 esca?os, y ya no cuenta con los 100 diputados que son imprescindibles -en una C¨¢mara de 200- para obtener una mayor¨ªa de gobierno. Aunque en Finlandia la creaci¨®n del nuevo Ejecutivo, despu¨¦s de las elecciones, suele negociarse sin prisas, es obvio que hace falta buscar una coalici¨®n distinta de la actual.?A qu¨¦ razones cabe atribuir esta evoluci¨®n del electorado? Sin ninguna duda, a los problemas econ¨®micos, que han estado en el ojo del hurac¨¢n de la campa?a electoral. La poblaci¨®n est¨¢ cada vez m¨¢s preocupada por la subida del coste de la vida, por la carencia de viviendas, por una elevaci¨®n del paro que -si bien es muy inferior al que sufrimos en Espa?a-, es considerado como una grave amenaza por los finlandeses. Sobre todo porque la perspectiva econ¨®mica es muy gris, y no se ven posibilidades de mejora. En ese marco, el Gobierno socialista-conservador ha sido incapaz de tomar medidas eficaces. Para el electorado socialista ha resultado particularmente incomprensible que su partido haya aceptado gobernar bajo la presidencia de un conservador, lo que ha puesto en entredicho una tradici¨®n de pol¨ªtica social progresista. Ello ha conducido a la p¨¦rdida de esa preeminencia socialista que parec¨ªa ya consagrada por la historia.
La pol¨ªtica exterior ha desempe?ado un escaso papel en las elecciones: es un asunto en el que se da un amplio consenso entre todos los partidos. Pero Finlandia se halla en una encrucijada compleja. La opci¨®n de la vecina Suecia a favor del ingreso en la CE refuerza en gran medida a los sectores que preconizan un camino semejante para Finlandia. Ello supone, en ambos casos, buscar formas para no chocar con las pol¨ªticas tradicionales de neutralidad. Adem¨¢s, la tesis de la finlandizaci¨®n, que presentaba a ese pa¨ªs como cautivo de la URSS en pol¨ªtica exterior a pesar de su pluralismo en pol¨ªtica interior, se ha revelado caduca. De forma que la.crisis por la que atraviesa la URSS afecta a Finlandia. En lo econ¨®mico, ya que ha complicado unos intercambios que eran esenciales para el comercio exterior finland¨¦s. En lo pol¨ªtico, a Finlandia no le interesa -como ha dicho el presidente Mauno Koivisto en varias ocasiones- una desestabilizaci¨®n de la URSS. De ah¨ª su actitud moderada ante las luchas independentistas de las rep¨²blicas b¨¢lticas. Esta moderaci¨®n no es ajena al hecho de que Estonia -¨¦tnicamente pr¨®xima a Finlandia- sea la que hace mayores esfuerzos de negociaci¨®n con Mosc¨².
Con vistas al futuro Gobierno, el primer factor a tener en cuenta es el gran peso del presidente de la rep¨²blica. En un sistema pluripartidista en el que se aceptan coaliciones incluso entre los partidos m¨¢s alejados, la opini¨®n del presidente acaba siendo decisor¨ªa en los principales litigios. A la luz del resultado electoral, parece casi obligado para el presidente Ko?visto encargar al Partido del Centro la formaci¨®n del nuevo Gabinete. En ese partido destaca la personalidad de Eeva Kuuskoski-Vikatmaa, m¨¦dica y antigua ministra de Asuntos Sociales. Muchos ven en ella una buena candidata para las elecciones presidenciales de 1994. No parece imposible que Koivisto pretenda ponerla a prueba mucho antes, endos¨¢ndole ahora el encargo de constituir el nuevo Gobierno.
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