"El ministerio no debe ser elemento de confrontaci¨®n"
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Con 60 a?os cumplidos, Jordi Sol¨¦ Tura asegura tener los mismos ideales que cuando empez¨® a militar clandestinamente en el Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC). Est¨¢ en la pol¨ªtica desde siempre y trabajando siempre para lo mismo: la modernizaci¨®n y gobernabilidad de Espa?a. Dice que no quer¨ªa ser ministro, pero que ha aceptado porque se siente implicado en el proyecto que lleva adelante el Gobierno y el PSOE. Lo que m¨¢s le preocupa es mantener su independencia de criterio y su libertad personal. Se ha embarcado en la aventura del Ministerio de Cultura con la misma ilusi¨®n con la que trabaj¨® en la redacci¨®n de la Constituci¨®n o el estatuto de autonom¨ªa de Catalu?a.Pregunta. ?Cu¨¢l es su proyecto cultural?
Respuesta. Se centra en dos ejes: los que ya ten¨ªa claros antes cuando pensaba en el Lema y mucho m¨¢s ahora. Uno es el de la organizaci¨®n interna: un Ministerio de Cultura, en un pa¨ªs como el nuestro que tiene 17 comunidades aut¨®nomas y que todas tienen competencias en cultura, en un pa¨ªs pluriling¨¹¨ªstico y pluricultural, no puede ser un elemento de confrontaci¨®n, competidor, sino que debe ser un factor de organizaci¨®n de la colaboraci¨®n, y esto para m¨ª es una idea fundamental y es lo que har¨¦. Y hay otro aspecto que me preocupa, aunque a¨²n no lo tengo tan claro. Bueno, lo tengo claro a nivel gen¨¦rico, pero no a nivel de concreci¨®n. Y es c¨®mo un Ministerio de Cultura aborda las transformaciones que se est¨¢n produciendo en el mundo. El concepto mismo de cultura ha cambiado, y no podemos pensar igual que hace 10 a?os. Nuestro pa¨ªs est¨¢ cambiando ante la perspectiva de integraci¨®n europea; los cambios tan grandes que se han producido en Europa; la relaci¨®n con el mundo ¨¢rabe, que tenemos tan cerca, y sobre todo, Am¨¦rica Latina. Por tanto estamos ante una transformaci¨®n del concepto de cultura y hemos de enfrentarnos a ello.
S¨ª hay una cosa que quiero hacer, y lo digo con toda sinceridad: las competencias del Ministerio de Cultura en proyecci¨®n exterior. No se justifica demasiado que el ministerio tenga tan pocas. Tienen competencias Exteriores y otros ministerios, pero creo que el Ministerio de Cultura debe tener capacidad de proyecci¨®n propia.
Transferencias
P. Si todas las transferencias de Cultura est¨¢n traspasadas, ?es necesario un Ministerio de CulturaI?
R. Nuestro Estado de las autonom¨ªas debe funcionar con mecanismos federales, propios del federalismo cooperativo. El otro d¨ªa, en el discurso sobre el estado de la naci¨®n, el presidente se refiri¨® al tema de que se debe introducir mecanismos de comparaci¨®n, las autonom¨ªas deben funcionar sobre la base de la cooperaci¨®n, no de la confrontaci¨®n. Y cooperaci¨®n quiere decir esto: existen las autonom¨ªas, efectivamente, pero no son espacios cerrados. Estoy convencido de que no existe ninguna autonom¨ªa que pueda resolver completamente sus problemas ¨²nicamente desde dentro de su propio marco. Por tanto, un organismo central que cuide aspectos, que las autonom¨ªas no pueden resolver, y que, por otra parte, sea un factor de cooperaci¨®n, de colaboraci¨®n, es algo completamente decisivo. Si sabe encontrar realmente su lugar.
P. El Gobierno de la Generalitat prefiere en Cultura a un ministro como Jorge Sempr¨²n que a uno como Jordi Sol¨¦ Tura.
R. No s¨¦ si lo prefer¨ªa, en todo caso ser¨¢ por un motivo pol¨ªtico. Supongo que Jorge Sempr¨²n les parec¨ªa, aparte de que lo hizo muy bien, que no les hac¨ªa la competencia pol¨ªtica. por decirlo as¨ª. Una cosa es que estemos en formaciones pol¨ªticas diferentes, en competencia, y otra es que cada uno sepa asumir su responsabilidad. Lo que quiero hacer notar es que soy el primer ministro de Cultura que existe en este pa¨ªs que al mismo tiempo haya sido redactor del estatuto de autonom¨ªa. En cuesti¨®n de autonom¨ªas no creo que hayan de ense?ar nada.
P. ?Piensa realizar cambios en el ministerio?
R. ?De personas? De momento, no. Lo que s¨ª debo resolver son las vacantes.
P. ?La destituci¨®n de directores generales por haber firmado un manifiesto contra la guerra del Golfo, el cambio de ministro... han producido una cierta paralizaci¨®n en el ministerio?
R. S¨ª, se ha producido desorientaci¨®n, malestar, incluso heridas internas. Pero se han de resolver sobre la base de que cada uno asuma su papel. Yo, en cuanto he llegado, he dicho a todos que contin¨²an. Lo ¨²nico que pido es que cada uno trabaje, que todos se sientan tranquilos.
P. Fuentes del propio ministerio dicen que usted ha ratificado a todo el mundo para evitar presiones y decidir con calma nuevos nombramientos, su propio
R. Bien, es una interpretaci¨®n. Lo que quiero es que en el ministerio se trabaje a gusto, que se sientan bien conmigo. Y por ello creo que lo primero es dar confianza a todo el mundo. Tener confianza mutua. Es lo que he hecho siempre, procurar que la gente que trabaja conmigo se sienta, primero, tranquila, y luego, respaldada. Cuando tengo confianza en una persona la apoyo siempre cuando hay problemas.
P. Tambi¨¦n se dice que usted ten¨ªa muchas, much¨ªsimas ganas de ser ministro.
R. Esto tendr¨ªa que pregunt¨¢rselo a mi mujer. Ver¨¢ lo que le dice. Yo ahora estoy en una fase de la vida en la que creo que no es necesario pasar por la experiencia de ser ministro para demostrar lo que soy. He tenido suficientes momentos importantes en mi vida en que he demostrado estar a la altura de las responsabilidades que ten¨ªa. Por tanto, de ganas de ser ministro, nada. Ya s¨¦ que esto no se lo cree nadie. Pero, con toda sinceridad, no ten¨ªa ganas de serlo y no he hecho nada. para serlo. Lo que pasa es que cuando te lo proponen has de saber a qu¨¦ juegas. No puedes decir que s¨ª est¨¢s en la pol¨ªtica, pero cuando te piden que asumas una responsabilidad, por conveniencia o comodidad personal, decir no. Me pareci¨® que no me pod¨ªa negar. Me siento implicado en un proyecto pol¨ªtico en el que creo, y me parecer¨ªa absurdo que si me piden una responsabilidad pol¨ªtica como ministro me negase. As¨ª son las cosas. Ya s¨¦ que se pensar¨¢ que los ministros siempre decirnos lo mismo. Pero ¨¦sta es la verdad pura y simple.
Ex comunista
P. Eduardo Mart¨ªn Toval afirm¨® que para ser ministro de Cultura se debe ser ex comunista. ?Le molest¨®?
R. El propio Mart¨ªn Toval ya lo ha explicado. Y adem¨¢s es una broma que yo mismo hice. No deja de ser un poco curioso lo que nos ha pasado a Jorge Sempr¨²n y a m¨ª; hemos tenido una trayectoria com¨²n muy larga y en la que hemos coincidido o dejado de coincidir en momentos muy determinados de nuestra vida. Si cuando Jorge y yo nos conocimos alguien nos llega a decir que yo le sustituir¨ªa como ministro de Cultura no nos lo hubi¨¦ramos cre¨ªdo. 0 sea, que la broma tiene su componente anecd¨®tico. Cuando me nombraron, uno de mis primeros comentarios fue que es un ministerio que pasa de ex comunista a ex comunista. Mart¨ªn Toval s¨®lo repiti¨® una broma que yo hice. Se sac¨® fuera de contexto y se le dio una importancia pol¨ªtica que no tiene. Mart¨ªn Toval yo hace mucho tiempo que nos conocemos, hemos pasado por experiencias comunes, estuvimos juntos en la redacci¨®n de la Constituci¨®n. en la redacci¨®n del estatuto de auto
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nom¨ªa de Catalu?a. Entonces en Catalu?a se hablaba de la troika. La troika ¨¦ramos Mart¨ªn Toval, Miquel Roca y yo. Nos conocemos desde hace mucho tiempo, sabemos muy bien qui¨¦n es cada uno y nos tenemos una enorme confianza y respeto mutuo.P. Las relaciones entre Gobierno y partido atraviesan un momento dif¨ªcil, y quiz¨¢ por eso las declaraciones de Mart¨ªn Toval se han interpretado como una manifestaci¨®n de] sector guerrista. C¨®mo evolucionar¨¢n esas relaciones?
R. Creo que bien. La misma reuni¨®n del comit¨¦ federal, el otro d¨ªa, demostr¨® que exactamente lo que hay es una clara voluntad por parte de todos de encontrar un equilibrio. Es l¨®gico que haya habido momentos de inquietud, porque es evidente que ha habido un cambio muy importante. Es l¨®gico que el hecho de que Alfonso Guerra ya o sea vicepresidente del Gobierno cree una cierta sensaci¨®n de inquietud, pero no creo que se convierta en un problema pol¨ªtico. Sinceramente, no lo creo. Tanto por parte de la direcci¨®n del partido como por la de los que estamos en el Gobierno existe una conciencia muy clara de que eso no debe convertirse en un problema pol¨ªtico. Yo, por mi parte, har¨¦ todo lo posible porque no lo sea.
El poder en Madrid
P. ?Existe un lobby catal¨¢n?
R. No creo que exista un lobby catal¨¢n. El poder en Madrid est¨¢ distribuido de muchas maneras, no solamente el poder pol¨ªtico, sino tambi¨¦n el econ¨®mico. Los catalanes tenemos una participaci¨®n que refleja bastante bien lo que es el peso real de Catalu?a en el conjunto de Espa?a. Es una situaci¨®n que hab¨ªa que normalizar, y creo que esto es lo que estamos haciendo los socialistas: estamos normalizando de una manera clara y no conflictiva la presencia de los catalanes en la direcci¨®n del pa¨ªs y asumiendo nuestra carga de corresponsabilidad, y en este sentido es una gran novedad porque ¨¦ste es el modelo que corresponde, y no el modelo basado en aislamiento nacionalista. Y cuando algunos dicen en Catalu?a que los catalanes no gobernaremos en funci¨®n de los intereses de Catalu?a, yo digo: evidentemente gobernaremos en funci¨®n de los intereses de Catalu?a y de toda Espa?a. Y si alg¨²n d¨ªa los nacionalistas catalanes llegan a participar en el Gobierno de Espa?a, que no s¨¦ si pasar¨¢, deber¨¢n hacer exactamente lo mismo.
P. Usted se ha referido en muchas ocasiones al nacionalismo como un factor que puede frenar el desarrollo.
R. Eso es lo que creo, s¨ª. El nacionalismo no tiene en cuenta los cambios que se han producido en nuestro pa¨ªs. Cuando redactamos la Constituci¨®n, nuestra idea era resolver un problema hist¨®rico: la existencia de unas nacionalidades y unas regiones no solamente desconocidas, sino perseguidas por la dictadura y, en general, por los reg¨ªmenes anteriores, a excepci¨®n de la II Rep¨²blica. Quer¨ªamos resolverlo sobre una base, que es la que consta en la Constituci¨®n: la posibilidad de coexistencia de diversas identidades colectivas. Y el t¨ªtulo octavo de la Constituci¨®n habla de la forma de organizaci¨®n, y ¨¦ste es el gran desaf¨ªo. Se ha empezado a resolver el problema hist¨®rico y se ha ido avanzando. A pesar de que el nacionalismo continu¨® diciendo que todo continuaba igual que antes, buscando al enemigo exterior, los hechos lo han ido desmintiendo; el sistema ha funcionando, se han distribuido competencias, recursos. Quedan cosas por resolver, evidentemente, pero la din¨¢mica general de las autonom¨ªas ha funcionado. Y cada una ha podido institucionalizar el reconocimiento de la propia personalidad colectiva. ?O es que Catalu?a no tiene la cota m¨¢s alta de autogobierno de su historia moderna? Al mismo tiempo se ha producido un cambio social, un desarrollo econ¨®mico, un cambio de mentalidad; estamos en un proceso de integraci¨®n europea. Y ante todo esto, el esquema nacionalista de hace 10 o 15 a?os ya no cuadra, no corresponde a la realidad. Y ¨¦ste es el fondo de las dificultades que en este momento puede tener, por ejemplo, Converg¨¨ncia Democr¨¢tica de Catalunya. Cuando a veces el propio presidente Pujol se queja de que sus intelectuales no le dan nuevas ideas, que les falta tensi¨®n, est¨¢ reconociendo exactamente este problema. Por tanto, se han de encontrar unos esquemas de funcionamiento que pasan por la cooperaci¨®n y la colaboraci¨®n, hacer las cosas en com¨²n, poder central y autonom¨ªas, respetando los espacios propios. De lo contrario, ?c¨®mo haremos frente a los grandes problemas nuevos que tenemos? Por ejemplo, la integraci¨®n europea: ?c¨®mo haremos frente a ese problema? Y esto se da en todos los terrenos.
P. ?En el cultural tambi¨¦n?
R. Es uno de los m¨¢s importantes porque se refiere a las identidades colectivas. Y toca aspectos tan trascendentales como el de la lengua, la propia identidad, incluso la propia historia.
Los grandes retos
P. Los grandes retos de Cultura. Por ejemplo, ?qu¨¦ opina usted del proyecto de ley de sobre el patrimonio?
R. El problema est¨¢ en que el dinero que mueve el mundo del arte sea, por una parte, un dinero que permita la expansi¨®n de la producci¨®n cultural y del comercio, y que tambi¨¦n sirva para impulsar la cultura, no ¨²nicamente la producci¨®n y el acceso de la gente a los bienes culturales. Y no se sabe bien c¨®mo lograrlo, porque tambi¨¦n es cierto que al arte va a parar mucho dinero que quiere evitar la tributaci¨®n. Lo que de verdad queremos es que el dinero del arte sirva para que los ciudadanos tengan acceso a estos bienes culturales. No queremos frenar el coleccionismo, queremos que sea accesible para todos. Ser¨ªamos partidarios de que el coleccionismo quedase fuera de toda imposici¨®n fiscal, pero sobre la base de que tengamos garant¨ªas de que colecciones privadas, de una forma o de otra, sean accesibles al p¨²blico. Es complicado, porque si no se pone ninguna barrera fiscal, otros sectores pueden pedir lo mismo, y si se las pone puede tener efectos contraproducentes. Conozco la preocupaci¨®n de los afectados, pero quiero hacer una llamada a la responsabilidad. Llegaremos a una soluci¨®n.
P. ?Y la esperada ley del mecenazgo?
R. Est¨¢ ligada a la anterior. No puede ser que ahora reformemos la imposici¨®n sobre el patrimonio y la desconectemos de la que ser¨¢ ley del mecenazgo. Ha de seguir la misma l¨®gica, y una ha de ir ligada con la otra. Lo estamos tratando de manera global.
P. ?Es demasiado pronto para hablar de la reforma del sector cinematogr¨¢fico?
R. Me siento bastante optimista, creo que las cosas est¨¢n bien encarriladas. Tenemos un documento muy elaborado sobre las bases de ayudas al cine, y estoy convencido de que lo resolveremos bien. Ahora se est¨¢ pasando el peor momento de la transici¨®n de un sistema de ayudas a otro, y ha habido una disminuci¨®n del n¨²mero de pel¨ªculas. Si lo hacemos m¨ªnimamente bien y nos ponemos de acuerdo con el sector, lo conseguiremos. Hemos de obtener un sistema que prime la calidad. El asunto del cine no s¨®lo pasa por la subvenci¨®n al proyecto de pel¨ªcula o a la pel¨ªcula ya acabada. Pasa por la distribuci¨®n, por la conexi¨®n entre industria cinematogr¨¢fica y televisi¨®n, por la creaci¨®n de una buena red de empresas cinematogr¨¢ficas, por las relaciones internacionales. Si no se tiene en cuenta todo esto, el proyecto quedar¨¢ cojo.
P. ?Qu¨¦ otros grandes Problemas tiene pendientes?
R. El Prado. Y no se trata s¨®lo de qui¨¦n ha de ser el director, sino de qu¨¦ proyecto de futuro tenemos para el museo. Y por eso no quiero una opci¨®n precipitada. Quiero consultar m¨¢s opiniones. Tenemos tambi¨¦n el problema del Reina Sof¨ªa, con problemas de definici¨®n y de infraestructura.
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