Qu¨¦ hago yo contigo
C¨®mo ser mujer y no morir en el intento
Directora: Ana Bel¨¦n. Argumento y gui¨®n: Carmen Rico-Godoy. Fotograf¨ªa: Juan Amor¨®s. Director art¨ªstico: Gerardo Vera. M¨²sica: A. Garc¨ªa de Diego, P. Varona, M. D¨ªaz. Montaje: Carmen Fr¨ªas. Productor: Andr¨¦s Vicente G¨®mez. Iberoamericana Films-Atrium-IDEA, SA; en asociaci¨®n con Televisi¨®n Espa?ola. Espa?a, 1991. Int¨¦rpretes: Carmen Maura, Antonio Resines, Tina Sainz, Carmen Conesa, Juanjo Puigcorb¨¦, Miguel Rell¨¢n. Salas de estreno en Madrid: Palafox, Arlequ¨ªn Cristal, Fantasio, La Vaguada.
Carmen Rico-Godoy ha reunido una prolija colecci¨®n de apuntes sobre el machismo cotidiano, y la verdad es que uno no puede por menos que reconocer su ojo cl¨ªnico y su minucioso trabajo de inventario, pero ah¨ª se acaba todo: el gui¨®n de C¨®mo ser mujer y no morir en el intento carece de una estructura narrativa con la solidez suficiente para articular ese mont¨®n de observaciones dispersas como algo m¨¢s que un simple cat¨¢logo de agravios. El resultado, m¨¢s que un largometraje, parece una sucesi¨®n de sketches -el machismo en la playa, en la oficina, en el coche, en el dormitorio, etc¨¦tera-, en los que se abusa del subrayado.
Cuatro estaciones
C¨®mo ser mujer y no morir en el intento est¨¢ dividida en cuatro actos que se corresponden con las estaciones del a?o, y describe pormenorizadamente el proceso mediante el cual Carmen (Carmen Maura) -una periodista que se ha casado tres veces y tiene dos hijos- llega a la conclusi¨®n de que, por mucho que le quiera, no puede vivir con su marido actual, Antonio (Antonio Resines) -un ejecutivo de una compa?¨ªa discogr¨¢fiea que tiene un hijo de su anterior matrimonio-, lo cual es perfectamente comprensible teniendo en cuenta que el susodicho se nos hace insoportable casi desde la primera secuencia.
La pel¨ªcula se sostiene b¨¢sicamente por el talento y la actitud voluntariosa de Carmen Maura, que es capaz de salir m¨¢s que airosa de embolados como el mon¨®logo ante el espejo, y por otro lado es la ¨²nica que tiene un personaje perfectamente dibujado y aprovechable. Resines poco puede hacer con un papel que se reduce a acumular todos los tics habidos y por haber del yuppie ib¨¦rico. El resto de los personajes se limitan a jugar un papel de comparsas y no est¨¢n lo suricientemente desarrollados como para ir m¨¢s all¨¢ del estereotipo o del t¨®pico -el jefe machista, el hijo que fuma porros, la asistenta pesada o la hija que lleva condones en el bolso-.
Hablan sin parar
Los personajes hablan sin parar y las im¨¢genes se limitan a ser un mero soporte de la palabra: ni por parte de la guionista, ni por parte de la directora hay la m¨¢s m¨ªnima tentativa o esfuerzo de transmitir una idea visualmente sin necesidad de recurrir a los di¨¢logos, que alcanzan aqu¨ª un grado de omnipresencia y machaconer¨ªa como no se hab¨ªa visto desde las pel¨ªculas de Garci.
Para colmo las pocas escenas que no son dialogadas se acompa?an de los pensamientos en off de la protagonista, y secuencias como la de Carmen Maura sentada sola en un banco callejero o la de la consulta del ginec¨®logo, que pod¨ªan haber dado cierto juego desde un punto de vista cinematogr¨¢fico, acaban cayendo en la obviedad m¨¢s absoluta.
Ana Bel¨¦n parece haber estado m¨¢s atenta a la direcci¨®n de actores que a la planificaci¨®n de las secuencias, que es absolutamente rutinaria, y se limita a seguir de forma mec¨¢nica los di¨¢logos; sorprende el poco inter¨¦s de la directora por cuidar la puesta en escena o por resolver las escenas de una forma algo m¨¢s irnaginativa que la simple alternancia de planocontraplano o la inclusi¨®n de alg¨²n travelling circular en las escasas ocasiones en que hay m¨¢s de dos personajes en imagen.
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