Un conflicto sin ruido
La huelga de la construcci¨®n afect¨®, entre otras, a dos pol¨¦micas obras: la del faro de Moncloa y la del subterr¨¢nco de la plaza de Castilla. Ning¨²n ciudadano pareci¨® percatarse de la falta de obreros trabajando en los alrededores de esas zonas.La vista les fall¨®, pero no as¨ª los o¨ªdos. No le o¨ªa un alma. Los martillos neum¨¢ticos, las compresoras. los generadores, las gr¨²as, las perforadoras, las hormigoneras y las palas excavadoras estaban paralizados y el estruendoso ruido que normalmente, provocan hab¨ªa desaparecido.
"Entre los coches y la obra pasar por aqu¨ª es una locura" ment¨® una se?ora de media edad que caminaba muy, acelerada. -Yo paso por aqu¨ª dos los d¨ªas y la verdad es; que parece m¨¢s tranquilo, ay menos ruido", a?adi¨®.
En Moncloa, a las tres y, media, los estudiantes o entran o sal¨ªan de clase. Hay pintadas contra el faro o el pirul¨ª 192 o de Moncloa, que ayer avanz¨® ni un mil¨ªmetro en, ascenso al cielo.
Mientras en estas dos obras, se registraba moviento. las gasolineras cercanas si hab¨ªa. Colas de 7 a 15 coches que esperaban su llernar los dep¨®sitos se formaron en tomo a las estaciones que estaban abiertas.
"He aprovechado la hora de comer para echar gasolina. No me importar¨ªa esta cola si no fuera por el sol y el calor que hace hoy", coment¨® una estudiante que se hab¨ªa acercado en una hora libre de clase a la gasolinera de la calle de Vallehermoso.
Las colas fueron especialmente largas en, las estaciones con un solo surtidor. En la calle de San Francisco de Sales, en un momento se form¨® una fila con m¨¢s de 15 coches, cuyos conductores esperaron pacientemente para llenar los dep¨®sitos. El comentarlo general era que hac¨ªa mucho calor.
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