Ballesteros y Olaz¨¢bal afrontan el Masters con retos muy diferentes
La SS, edici¨®n del Masters de Golf de Augusta (Georgia, Estados Unidos), que comienza hoy, se plantea sobre dos cuestiones b¨¢sicas: ?alcanzar¨¢ el ingl¨¦s Nick Faldo su tercer triunfo consecutivo?, eludir¨¢n los norteamericanos la humillaci¨®n de la cuarta derrota sucesiva. gal¨¦s lan Woosnam a su condici¨®n de n¨²mero uno mundial por puntos?, ?lograr¨¢ el australiano Greg Norman su primer gran t¨ªtulo estadounidense?, ?sonar¨¢ la hora para Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal?, ?se reencontrar¨¢ consigo mismo Severiano Ballesteros?
Imponerse tres veces seguidas en un mismo torneo del Grand Slam es casi imposible. Desde que el norteamericano Walter Hagen se anotara el Campeonato) de la PGA en 1924, 1925, 1926 y 1927, cuando se disputaba por eliminatorias a hoyos ganados (math-play,), no por golpes, s¨®lo puede presumir de ello el australiano Peter Thomson, que se adjudic¨® el Open brit¨¢nico en 1954, 1955 y 1956.Ni siquiera el estadounidense Jack Nicklaus, con tres colecciones completas y, en total, de 18 t¨ªtulos grandes, pudo lograrlo en su ¨²nica oportunidad: su Masters de 1967 fue un desastre despu¨¦s de que los victoriosos de 1965 y 1966. Tras ¨¦l tambi¨¦n fracasaron sus compatriotas Lee Trevi?o, vencedor del british en 1971 y 1972; Tom Watson, en 1982 y 1983, y Curt¨ªs Strange, del Open de su pa¨ªs en 15,88 y 1989.
A quien se le presenta ahora la ocasi¨®n es a Faldo. El triunfador del Open brit¨¢nico en 1987 y 1990 y del Masters en 1989 y 1990 afronta el reto con confianza, pero cur¨¢ndose en salud: "No pensar¨¦ en si mi ¨¦xito ser¨ªa el segundo o el cuarto consecutivo, sino en que tendr¨ªa otro. Es comprensible que anhele m¨¢s el Open de Estados Unidos y el Campeonato de la PGA, ya que no los he ganado todav¨ªa".
El caso de Faldo es similar al de Ballesteros. La diferencia estriba en que ¨¦ste s¨ª que sue?a con sus Masters, los de 1980 y 1983, como con un viejo amigo en el que apoyarse para sumir su crisis en el olvido. Por lo pronto, parece sentirse m¨¢s a gusto desde que se afana en recuperar su antiguo swing en los lanzamientos largos. Pero el golf es tan complicado que requiere mucho m¨¢s para. sonre¨ªrle a uno. Por ejemplo, que los putts sean certeros no s¨®lo a corta distancia.
Primera ca¨ªda grave
Las tribulaciones del c¨¢ntabro tambi¨¦n son en EE UU un oscuro objeto del deseo para los analistas. No en vano se trata de su primera ca¨ªda grave desde que en 1974, a sus 17 a?os, os¨® adentrarse en el profesionalismo. Cada cual aporta su visi¨®n. As¨ª Dudley Doust, en la prestigiosa revista Golf Magazine, incluso recurre a comentarios recogido en el entorno de Ballesteros.Algunos son tan ir¨®nicos como el que atribuye al docto Campuzano -que le ayud¨® econ¨®micamente al principio de su carrera durante el Open brit¨¢nico de julio ¨²ltimo: "El palo que Seve necesita en su bolsa es una br¨²jula". Seg¨²n Doust, su hermano Manuel lleg¨® a sentenciar: "El mal est¨¢ en su cabeza; ha perdido la seguridad y escucha a demasiada gente".
Entre las opiniones recabadas por Doust, destaca por su aparente paradoja la del conocido instructor ingl¨¦s John Jacobs: "Le ha sucedido lo que al estadounidense Arnold Palmer. Ambos eran golpeadores salvajes y fant¨¢sticos pateadores. Pero, al aprender realmente c¨®mo jugar, sus putts les abandonaron".
S¨®lo Ballesteros puede rebatir este tipo de criterios. ?se es su desaf¨ªo. El de Olaz¨¢bal, que no anduvo fino con el putter en Ponte Vedra (Florida), lo que le cost¨® la eliminaci¨®n, es el de dar el paso al frente en el Grand Slam. Ganar su primer grande acabar¨ªa por confirmar su extraordinaria clase, ya apuntada en los torneos medios del circuito.
Woosnam es el nuevo l¨ªder mundial por puntos de promedio en el trienio, y, Olaz¨¢bal, el segundo. Sin embargo, tanto ellos como Ballesteros, Norman o Faldo pueden ser el domingo el n¨²mero uno.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.