Los titubeos del presidente
?C¨®mo deber¨ªa elegir un presidente a un entrenador?Deber¨ªa consultar con los asesores t¨¦cnicos del club. Pedir informes sobre los nombres m¨¢s v¨¢lidos para las condiciones de sus jugadores. Preguntar sobre esquemas, personalidades, ¨¦xitos, debilidades... Luego, deber¨ªa hacer una primera selecci¨®n que discutir¨ªa con los asesores. Y, una vez escuchados ¨¦stos, deber¨ªa tomar una decisi¨®n. Eso s¨ª, siempre despu¨¦s de haber construido un criterio sobre la personalidad futbol¨ªstica que se le quiere dar al equipo. El elegido puede fracasar, pero es el sistema m¨¢s razonable.
?C¨®mo elige Mendoza a un entrenador?
Cuentan que se inclin¨® por John Toshack porque le gustaba m¨¢s su corbata que la de Vicente Cantatore. Mendoza nunca ha confirmado la an¨¦cdota, pero, conoci¨¦ndole, es cre¨ªble. El presidente funciona por impulsos, por simpat¨ªas y antipat¨ªas; por la imagen de las personas, por la opini¨®n escuchada en un restaurante o le¨ªda en una gacetilla.
De Maturana dicen que le parece que su concepci¨®n del f¨²tbol es muy filos¨®fica. Fant¨¢stico. El problema no es el sistema de juego, una zona revolucionaria y arriesgada admirada incluso por Arrigo Sacchi, que le elogi¨® durante el Mundial. El problema es que Maturana es muy filos¨®fico. Mendoza es dubitativo por naturaleza y teme profundamente al fracaso. Puede que Maturana o Aragon¨¦s no sean los t¨¦cnicos ideales para el Madrid. Pero da la sensaci¨®n de que Mendoza ha abierto m¨¢s un debate est¨¦tico que t¨¦cnico. Son sus viejas dudas, las mismas de sus cinco primeros a?os de mandato.
?No iba a cambiar?
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