La piedad y las v¨ªctimas
Me permito hacer algunas consideraciones sobre el art¨ªculo del se?or Garc¨ªa A?overos publica do en EL PA?S del d¨ªa 23 de marzo. El se?or Garc¨ªa A?overos nos dice que de la guerra del golfo P¨¦rsico ha sacado la ense?anza o confirmaci¨®n de que a los piadosos nos importen las v¨ªctimas seg¨²n qui¨¦n sea el agresor y el odio que le tengamos".A m¨ª me ha confirmado que nunca se sabe c¨®mo ni cu¨¢ndo va a tener fin una guerra. Precisamente el articulista afirma que la guerra ha terminado, pero contin¨²a, sin embargo, en forma de guerra civil, con todo su horror, etc¨¦tera, y sin testigos, sin corresponsales extranjeros", o sea, sin informaci¨®n. (Tampoco la tuvimos cuando interven¨ªan los aliados, excepto para decimos lo certeras que eran sus armas o mostrarnos un soldado americano durmiendo con su osito de peluche. Ah, y el p¨¢jaro embadurnado y perplejo.)
Pues s¨ª, la guerra contin¨²a y el coro de piadosos, antes tan sonoro, se ha tomado, al parecer, vacaci¨®n".
Pues s¨ª, nos vamos callando ante lo irremediable, ante lo in¨²til de nuestra protesta: si el mundo civilizad¨ªsimo al que pertenecemos no nos ha escuchado, ?qu¨¦ caso nos va a hacer un dictador cruel lejano y tercermundista?
Nos callamos, doloridos y avergonzados, porque nuestro grito (que no es de piedad, sino de justicia) s¨®lo ha servido de burla y de mezquinas interpretaciones. Pero no, se?or, no creemos que "la calidad de la v¨ªctima depende de la del agresor". Y no, se?or, no odiamos a los yanquis -hablar¨¦ por m¨ª-. No odio a los yanquis (tan buena gente como son, que van arreglando el mundo a bombazos y seg¨²n sus intereses), los responsabilizo de no evitar y de provocar todas las tragedias que est¨¢n ocurriendo en Oriente Pr¨®ximo.
Y ya que epina sobre las "retorcidas intenciones de los piadosos", yo, sin asomo de burla, me permito opinar que a usted, se?or Garc¨ªa A?overos, s¨®lo le interesan las v¨ªctimas para filosofar.-
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