Malabarismos de supervivencia
Abogados, funcionarios y alba?iles pelean para mantener los juegos de manos
La Asociaci¨®n de Malabaristas, formada por un colectivo de 160 personas, entre profesionales y aficionados, organiza el III Encuentro Internacional de Malabarismo, del 2 al 5 de mayo, en Madrid. A pesar de no haber conseguido ning¨²n apoyo financiero, los miembros de la asociaci¨®n -abogados, estudiantes, doctores, transportistas- han hecho el pino para poner en marcha todos sus malabares para celebrar la reuni¨®n por todo lo alto.
Los domingos del Retiro est¨¢n repletos de distracciones entre los bailarines de tango y los quioscos llenos de animales salvajes de pl¨¢stico. R¨¢pidamente, junto al estanque, los paseantes forman un semic¨ªrculo frente a un hombre que, manipulando sus manos y su boca, ofrece un espect¨¢culo de malabarismo, magia y humor. Cuando una moneda entra en su gorra tambi¨¦n tiene la oportunidad de utilizar su frase favorita: "?Tienes m¨¢s?".Boti, de 34 a?os, juega con pelotas que vuelan en todas direcciones y con antorchas de fuego. Despu¨¦s de 15 minutos de risas y piromancias, el espect¨¢culo se termina, y Boti, todav¨ªa entre bromas, advierte al p¨²blico: "Que no se mueva nadie, voy a pasar la gorra".
La calle ha sido su sitio de trabajo durante los ¨²ltimos 10 a?os. Antes trabajaba como alba?il. "Vi un pasacalles y me encant¨®, se divert¨ªan trabajando; incre¨ªble, ?no? Me fui integrando y con el tiempo aprend¨ª lo suficiente como para dejar la construcci¨®n y construirme yo", explica Boti.
Boti es miembro de la Asociaci¨®n de Malabaristas, que ha conseguido que la Comunidad de Madrid les preste dos salas para entrenar y les ofrezca cinco actuaciones que servir¨¢n para pagar parte del mill¨®n y medio de gastos m¨ªnimos, entre actuac¨ªones y la carpa que se instalar¨¢ en el albergue Richard Sherman, de la Casa de Campo.
M¨²sico y juglar
Ursimio, de 37 a?os, es funcionario. "Siempre me ha gustado ser h¨¢bil con las manos, y ahora, cuando me apetece, voy a la calle a jugar al malabar, y los ni?os me miran con curiosidad. Hasta en el despacho, alguna vez.Juego con los bol¨ªgrafos". Otra gran aficionada es Marica Botella, clarinetista. Comenta: "Soy m¨²sico, quiz¨¢ me siento m¨¢s juglar, pero sobre todo es que este mundillo del malabarismo es una filosof¨ªa de vida; lo importante en realidad es estar bien con la gente". La mayor¨ªa ha elegido esta actividad por la relajaci¨®n y concentraci¨®n que les aporta.Un profesional que es conocido como El Malo Mal¨ªsimo cuenta: "Soy de Nueva York, me sent¨ªa raro en esta ciudad y siempre viajaba buscando un lugar, que en Espa?a encontr¨¦ por la sociabilidad de la gente".
Javier Jim¨¦nez, coordinador de los malabaristas, explica que en el ¨²ltimo decenio el p¨²blico recobra su inter¨¦s por el arte del juego de las tres pelotas; despu¨¦s, una historia larga de expansiones y declives. El malabarismo figura en numerosas culturas antiguas; el conocimiento que se tiene de sus or¨ªgenes viene de Egipto y data del a?o 1900 antes de Cristo. En muchas civilizaciones formaba parte de los ritos espirituales y religiosos.
Egipcios y declive
La expansi¨®n m¨¢s reciente cmpieza en el siglo XIX, con espect¨¢culos que culminan en la mitad de nuestro siglo con la cultura popular de los circos y las revistas musicales. Pero con el declive de las actuaciones en directo la popularidad del malabarismo decae en la cultura occidental. Posiblemente la expansi¨®n que ha recobrado ahora en Madrid tiene conexi¨®n con la movida y su correspondencia con la cultura en la calle.Ahora la asociaci¨®n prepara los ¨²ltimos detalles de su III Encuentro Internacional de Malabaristas en Madrid, la actividad m¨¢s importante de su calendario, que va a celebrarase del d¨ªa 2 al 5 de mayo en la Casa de Campo. A pesar de que lo han conseguido, se lamentan de la falta de inter¨¦s que han demostrado el Ministerio de Cultura y el Ayuntamiento al negarles una subvenci¨®n de cinco millones.
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