El sendero del c¨®lera
La epidemia, originada en Per¨² en enero, afecta ya a cinco pa¨ªses de Am¨¦rica Latina
Un trimestre despu¨¦s de detectarse el primer caso de c¨®lera en Per¨², la epidemia se ha extendido ya a cinco pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, ha causado m¨¢s de 1.200 muertos y afecta a m¨¢s de 160.000 personas, seg¨²n los ¨²ltimos datos hechos p¨²blicos por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). El c¨®lera, que se disemina en la pobreza, encontr¨® un medio propicio en una Am¨¦rica Latina fatigada despu¨¦s de la crisis econ¨®m lea de los a?os ochenta. El caso de Chile revela la cara oculta de un modelo econ¨®mico considerado un ¨¦xito y el de Ecuador, la d¨¦bil respuesta social de un pa¨ªs ante un nuevo mal que sumar a la lista del subdesarrollo.
Chile ha sido el quinto pa¨ªs suramericano afectado, despu¨¦s de Per¨², Ecuador, Colombia y Brasil, aunque tambi¨¦n se han detectado casos en Estados Unidos. El director de la Organizaci¨®n Panamericana de la Salud, el brasile?o Carlyle Guerra de Macedo, ha advertido que la epidemia podr¨ªa propagarse por toda Am¨¦rica Latina, causando unos 40.000 muertos y seis millones de casos, y tornarse end¨¦mica.El c¨®lera lleg¨® a Chile por la retaguardia, en la capital, y no donde era esperado, a trav¨¦s de la frontera con Per¨². La enfermedad pas¨® a Santiago por medio de un viajero, y encontr¨® en el riego con aguas fecales el medio para propagarse. El primer enfermo de c¨®lera conocido en Chile hab¨ªa comido lechuga. En una semana, el brote caus¨® 22 contagiados, unos de los cuales, una anciana de 83 a?os, muri¨®. Desde Santiago el c¨®lera se traslad¨®, a trav¨¦s del consumo de hortalizas provenientes de la capital, a Antofagasta, una ciudad situada a 1.200 kil¨®metros hacia el Norte.
"En resumidas cuentas, estamos comiendo caca", ha afirmado Mar¨ªa Luisa Cayuela, presidenta de la Comisi¨®n de Salud del Partido por la Democracia, que integra el Gobierno.
Destrucci¨®n de cultivos
Para frenar la propagaci¨®n del c¨®lera, las autoridades chilenas prohibieron la venta de comidas preparadas con hortalizas, pescados o mariscos crudos, establecieron controles en las carreteras que impiden la salida de productos hort¨ªcolas desde Santiago, y destruyeron cultivos regados con aguas fecales. Una inmensa campa?a publicitarla pide a la poblaci¨®n comer estos productos cocidos y respetar h¨¢bitos de higiene.El Gobierno espera que el fr¨ªo del invierno aminore la enfermedad y conf¨ªa en que, a diferencia de Per¨², las exportaciones no sean perjudicadas.
Dos son los flancos d¨¦biles de Chile ante el c¨®lera: las aguas contaminadas y su posterior uso en el regad¨ªo, y las bolsas de pobreza. La inversi¨®n necesaria para instalar plantas de tratamiento de las aguas s¨®lo en Santiago asciende a 300.000 millones de pesetas.
La mayor parte de los enfermos vive en zonas de bajos ingresos de Santiago, donde est¨¢ la cara m¨¢s oculta de un modelo econ¨®mico considerado exitoso. La pobreza es el ¨¢ngulo menos conocido de la herencia econ¨®mica que la demociacia recibi¨® del r¨¦gimen militar de Pinochet. De cada 100 chilenos 44 eran pobres y, de estos ¨²ltimos, 17 viv¨ªan en la extrema pobreza en 1987, seg¨²n los ¨²ltimos datos disponibles. En 1970, en cambio, s¨®lo 20 de cada 100 chilenos eran pobres.
En Ecuador, la OMS ha registrado hasta el momento 3.869 personas enfermas y 97 muertos. Ni los peri¨®dicos que se publican en Quito, ni tampoco en el diario El Tel¨¦grafo, de Guayaquil, una de las ciudades m¨¢s afectadas, han dado cifras sobre el alcance de la epidemia en la ¨²ltima semana. Tampoco los noticiarlos de la televisi¨®n o de las emisoras de radio han comunicado a la poblaci¨®n hasta ahora las cifras de la epidemia.
Verduras hervidas
Y aun as¨ª, con esa informaci¨®n insuficiente, al menos en Quito, no se advierten signos de una alarma popular grande. El taxista que traslada al viajero desde el aeropuerto hasta su hotel responde cort¨¦smente que el problema es grave, pero que, "afortunadamente, a¨²n no ha llegado a Quito". La principal expresi¨®n de preocupaci¨®n se advierte en los restaurantes, donde constantemente se escuchan frases como ¨¦stas: "?Me asegura usted que las verduras de esta guarnici¨®n est¨¢n hervidas?". "Si el agua no est¨¢ embotellada prefiero no beber". "?Seguro que esta fruta est¨¢ bien lavada?". Y cuando el camarero insin¨²a que este o aquel pescado pueden consumirse sin el menor temor porque ha sido hervido dos veces, el cliente declina con firmeza: "Nada de pescados ni mariscos".Porque mariscos y pescados aparecen como los grandes culpables de este mal, que amenaza a todo el subcontinente latinoamericano, abatido por el subdesarrollo, como recientemente ha se?alado la Conferencla Episcopal de Ecuador. "Se nos pide que hagamos hervir el agua antes de tomarla, pero muchos ecuatorianos no tienen agua, y si la tienen, dif¨ªcilmente pueden hervirla", han dicho los obispos.
Ayer comenz¨® una gran cruzada informativa en todo el pa¨ªs contra el mal bajo el lema Todos por la vida. Una campana que justificaba una literaria referencia en un anuncio publicitario insertado en el diario El Comercio de Quito. La presentaci¨®n de un dec¨¢logo de medidas para prevenir el c¨®lera ven¨ªa precedida por el titular: "La higiene es amor en los tiempos del c¨®lera".
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