El rojo, el blanco y el rosa
Tres concepciones diferentes de lo que debe ser la sociedad sovi¨¦tica, en opini¨®n del autor de este texto, pugnan por hacerse con el poder en la URSS. ?l articulista las analiza y estudia las posibilidades que cada una de ellas tiene de ganar la dura batalla que hoy divide a la Uni¨®n Sovi¨¦tica y, especialmente a la Rep¨²blica Rusa.
En el transcurso de los seis a?os de historia de la perestroika se han ido revelando cada vez m¨¢s las profundas ra¨ªces de la divisi¨®n de la sociedad sovi¨¦tica y, consecuentemente, los diferentes enfoques de su futuro. Todo comenz¨® con los debates en torno al an¨¢lisis del estalinismo y de sus represiones. En los comienzos de la perestroika, en los a?os 1986-1987, la sociedad sufri¨® una divisi¨®n pol¨ªtica en estalinistas y antiestalinistas. Justamente por ser antiestalinista Gorbachov, en aquel entonces, estaba con los dem¨®cratas. Como consecuencia, se cre¨® el bloque de fuerzas reformadoras y democr¨¢ticas. Era el periodo en el que en la superficie de la vida pol¨ªtica se libraba una lucha entre los partidarios del socialismo estalinista y el democr¨¢tico renovado. Pero a medida que se iba manifestando el car¨¢cter ut¨®pico del programa de Gorbachov y la inconsistencia de la idea de renovaci¨®n del socialismo se inici¨® la escisi¨®n de las anteriores formaciones pol¨ªticas, sobre todo de las fuerzas reformadoras. A un lado de las barricadas se colocaban aquellos que segu¨ªan creyendo en la posibilidad de la alternativa socialista y, en el otro, los que llamaban a la restauraci¨®n del capitalismo. En esas circunstancias Gorbachov, que segu¨ªa defendiendo la "variante socialista", inevitablemente ten¨ªa que desplazarse hacia las fuerzas conservadoras separ¨¢ndose de aquella parte de las fuerzas reformadoras y democr¨¢ticas que rompieron definitivamente con la ideolog¨ªa comunista. Las causas del conservadurismo comunista de Gorbachov tienen en este caso una importancia secundaria.En la sociedad comenz¨® a librarse una batalla entre los partidarios de la perspectiva comunista y los que defienden el regreso a la v¨ªa capitalista de desarrollo. En consecuencia, los antiguos antiestalinistas que comenzaron la campa?a de desenmascaramiento de los cr¨ªmenes del "l¨ªder de todos los pueblos" se vieron en el mismo campo rojo de aquellos que le defend¨ªan al inicio de la perestroika. Normal mente los partidarios del socialismo renovado segu¨ªan militando en el PCUS y los que defend¨ªan la vuelta atr¨¢s se sal¨ªan de sus filas. Los antiestalinistas de tendencia reformadora eligieron el color rosa de la bandera de acuerdo con sus concepciones rom¨¢nticas sobre el socialismo del futuro. Por su parte, los estalinistas conforman, por regla general, la base del ala fundamentalista del partido, su n¨²cleo marxista-leninista. El color de su bandera sigue siendo el rojo, el de la Revoluci¨®n de Octubre.Al mismo tiempo una parte considerable de los antiestalinistas eligieron el color blanco para su bandera y se coloc¨® en la defensa de los valores no comunistas y de aquellos movimientos pol¨ªticos que los profesaban. En realidad, todo el movimiento democr¨¢tico actualmente se ha desplazado hacia la derecha, tomando posiciones claramente anticomunistas. Desde estas posiciones se manifiestan hoy muchos l¨ªderes del movimiento democr¨¢tico, sobre todo Travkin, Kasp¨¢rov y Afanasiev, aunque es verdad que su anticomunismo, al igual que su antiguo comunismo, tienen una esencia internacionalista, lo que les diferencia del anticomunismo ruso tradicional, como, por ejemplo, el de Solzhenitsin.
As¨ª, pues, desde el punto de vista conceptual, se han manifestado tres enfoques alternativos del futuro del pa¨ªs.
El primero est¨¢ ligado a la concepci¨®n marxista-leninista de los fundamentalistas con su intenci¨®n de salvaguardar todos los valores de la historia sovi¨¦tica, de conservar el r¨¦gimen pol¨ªtico leninista-estalinista tal como era antes de la perestroika. Estas -fuerzas conservadoras han sido los organizadores del reciente mitin en defensa de la "patria socialista". En los ¨²ltimos tres meses los conservadores comunistas van recuperando fuerzas a causa de una serie de errores cometidos por los dem¨®cratas y de su falta de conocimiento de los estados de ¨¢nimo de la poblaci¨®n rusa.
Sin embargo, hay indicios para suponer que muchos de los que apoyan el fundamentalismo marxista-leninista lo hacen por consideraciones t¨¢cticas, confiando en que mediante la ideolog¨ªa puedan fortalecer sus posiciones pol¨ªticas. Se destaca el hecho de que a pesar del avance de los conservadores en todos los frentes, en la televisi¨®n y la prensa predominan los ¨¢nimos antibolcheviques. Hoy no hay nadie que defienda en esencia el marxismo-leninismo y los valores de Octubre.
Minor¨ªa
Los rosados partidarios del nuevo socialismo renovado que sue?an con la continuaci¨®n del experimento socialista en Rusia se encuentran hoy en manifiesta minor¨ªa, a pesar de que el propio Gorbachov se encuentra en sus filas. Los rosados comparten el mismo partido con los l¨ªderes de los rojos, con Polozkov, lo que conduce a la ca¨ªda de su prestigio entre las fuerzas democr¨¢ticas. Adem¨¢s, la sociedad est¨¢ cansada de la terminolog¨ªa socialista; los debates escol¨¢sticos sobre las diferencias entre el socialismo genuino y no genuino irritan a la gente.En general, se puede afirmar que tras el fracaso de los socialdem¨®cratas en las primeras elecciones libres en los pa¨ªses del Este, la idea de la tercera v¨ªa, es decir, la resistencia simult¨¢nea al socialismo leninista-estalinista y al capitalismo moderno ha quedado desacreditada. Para restablecer una vida genuina hacen falta bases m¨¢s s¨®lidas probadas por la historia. De ah¨ª que hoy en la URSS y los pa¨ªses del Este los apoyos se encuentran en los valores tradicionales, en la propiedad privada, en la religi¨®n, la familia y las tradiciones nacionales. No obstante, a medida que se vaya cumpliendo el programa de privatizaci¨®n, la base social para los movimientos de la izquierda ir¨¢ fortaleci¨¦ndose.
Al menos por ahora en la sociedad crecen los ¨¢nimos anticomunistas y el n¨²mero de partidarios que rechazan el socialismo como r¨¦gimen social, y que est¨¢n dispuestos a ponerse bajo la bandera blanca de la restauraci¨®n.El ¨¢nimo de restablecimiento de la econom¨ªa de mercado, de la propiedad privada y de la libre empresa se apoder¨® de muchas personas en nuestra sociedad. Esto tiene una f¨¢cil explicaci¨®n si se reconoce que la restauraci¨®n de la cultura prerrevolucionaria rusa ya ha ocurrido. En las ciencias pol¨ªticas, humanidades y la literatura hoy act¨²an como autoridades espirituales supremas las figuras de la emigraci¨®n blanca anticomunista. La nueva generaci¨®n gorbachoviana de estudiantes est¨¢ educada en las ideas de los fil¨®sofos idealistas de principios del siglo XX, Berdiaev, Bulgakov, Frank y otros. A medida que van creciendo estos ¨¢nimos de restauraci¨®n, esta corriente pol¨ªtica comienza a dividirse.
Los anticomunistas, incluidos los miembros del bloque Rusia Democr¨¢tica y del partido de Yeltsin y Popov han iniciado la lucha interna y comienzan a separarse en dos bloques: centroderecha y centro-izquierda.
Los partidarios del centro-Izquierda se manifiestan como antiestalinistas, defienden la desintegraci¨®n hasta los cimientos del imperio sovi¨¦tico y con ¨¦l del ruso. Desde su punto de vista, las transformaciones del r¨¦gimen social deben ir acompa?adas de la desintegraci¨®n de la URSS y de su transformaci¨®n en una comunidad de Estados independientes amistosos. Los l¨ªderes del centro-izquierda consideran que este pa¨ªs, como heredero del imperio ruso, en principio no es capaz de ser democr¨¢tico. De ah¨ª que ven como se?al de crecimiento de la democracia el auge de las fuerzas centr¨ªfugas y las tendencias de la desintegraci¨®n.
Los partidarios del centro-derecha, integrado por el Partido Cristiano Dem¨®crata, el de Dem¨®cratas Constitucionales y el Partido del Trabajo Libre, por el contrario, enlazan las transformaciones sociales al regreso a la historia rusa y a la restauraci¨®n de la Rusia prerrevolucionaria. Los l¨ªderes de estos partidos consideran que la liberaci¨®n nacional es posible s¨®lo en un Estado ruso libre y por esto le dan prioridad a la democratizaci¨®n del centro, de los ¨®rganos estatales, a la democratizaci¨®n del pa¨ªs como una unidad.
Hoy es dif¨ªcil predecir qu¨¦ programa tiene m¨¢s esperanza de vida. No obstante, los acontecimientos de los ¨²ltimos meses han mostrado que los dem¨®cratas que defienden la desintegraci¨®n de la Uni¨®n no pueden contar con apoyos suficientes entre la poblaci¨®n rusa. La gente intuye que el programa radical de desmembramiento del pa¨ªs conlleva graves conmociones. Sin embargo, muchos rusos aceptar¨ªan conceder la independencia a los pueblos b¨¢lticos y a todos los que deseen separarse. El patriotismo, por ejemplo, de Solzhenit sin no tiene ninguna motivaci¨®n imperial.
Tampoco pueden contar con mucho apoyo de la poblaci¨®n nuestros rojos, partidarios de la revancha comunista que defienden la inamovilidad del r¨¦gimen social establecido en nuestro pa¨ªs. Ellos, los defensores de los valores de clase, tambi¨¦n deber¨ªan entender que es imposible obligar a la gente por la fuerza a creer en la verdad del partido y que no hay nadie capaz de hacer retroceder nuestro pa¨ªs al punto de 1985. No es posible repetir lo que lograron Lenin y Stalin: obligar a millones de personas a vivir en el miedo, hacer creer sinceramente que la esclavitud total y la ausencia de derechos es la manifestaci¨®n suprema de la libertad, y que nuestra absurda econom¨ªa depredadora, destructora no s¨®lo del trabajo sino tambi¨¦n de la naturaleza y de la salud espiritual de las personas es "un modelo del futuro". En el mundo actual ya no es posible volver a levantar la cortina de hierro estalinista, asegurar el progreso t¨¦cnico mediante el trabajo esclavo y exterminar impunemente a millones de personas inocentes.
Da la impresi¨®n de que tendr¨¢ m¨¢s posibilidades de ¨¦xito aquella fuerza pol¨ªtica que una el futuro del pa¨ªs al renacimiento democr¨¢tico del Estado ruso destruido por los bolcheviques.
Ganar¨¢ aquel que favorezca el crecimiento de la conciencia social rusa y, sobre este campo patri¨®tico, procure el resurgir de la democracia, la civilizaci¨®n y el Estado de derecho. La pr¨¢ctica de los pa¨ªses del Este ha demostrado que es m¨¢s f¨¢cil hacer caer el comunismo apoy¨¢ndose en la potencia de los sentimientos patri¨®ticos. Polonia es un buen ejemplo de ello.
Patriotas suaves
Ganar¨¢ aquel que se apoye en los ¨¢nimos constructivos, en la del renacimiento y en la de salvaci¨®n del pa¨ªs. Existen todos los indicios para creer que los patriotas de tendencia liberal civilizados, suaves, cuya influencia entre los intelectuales, estudiantes y, el cuerpo de oficiales de graduaci¨®n media va en aumento, desplazar¨¢n del escenario pol¨ªtico a los patriotas agresivos del tipo Pamiat que ya se han desprestigiado.No es descartable que muy pronto se cree el bloque de partidos patri¨®ticos que se responsabilizar¨¢ del futuro no comunista del pa¨ªs. Al menos ya es evidente que en el centro, en Rusia, no se puede ganar sin apoyarse en los ¨¢nimos patri¨®ticos y en la conciencia nacional rusa que se va despertando. Sea Gorbachov, sea Yeltsin, de una vez por todas habr¨¢n de tener en cuenta este factor, el del despertar de la dignidad nacional de la poblaci¨®n rusa. Los pueblos se alejan hoy no tanto de los rusos cuanto de la irracionalidad del Kremlin comunista, que no quiere ver nada y es incapaz de librarse de su anquilosamiento y conservadurismo ideol¨®gico. Si los l¨ªderes de las fuerzas pol¨ªticas actuales no acaban de entenderlo, tomar¨¢n el poder nuevas fuerzas m¨¢s sensibles a los ¨¢nimos de las masas y a las sacudidas de la milenaria historia rusa.
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