Gorbachov preside un 1? de Mayo puramente sindical
El l¨ªder sovi¨¦tico, Mija¨ªl Gorbachov, presidi¨® ayer, en la plaza Roja de Mosc¨², la manifestaci¨®n del Primero de Mayo, un acto breve bajo el signo de la crisis econ¨®mica, que por primera vez se limit¨® a un tono reivindicativo sindical y estuvo desprovisto de jactancias y loas al comunismo. Mientras tanto, en Siberia, Bor¨ªs Yeltsin, presidente del Parlamento de Rusia, firm¨®, en plena calle y ante miles de personas, un documento mediante el cual la industria minera de la Federaci¨®n Rusa pasa a jurisdicci¨®n de esta rep¨²blica.
Los mineros de Kuzb¨¢s, uno de los tres grandes centros carbon¨ªferos de la URSS junto con Donb¨¢s, (Ucrania) y Vorkut¨¢ (en el c¨ªrculo polar ?rtico), van a esperar hasta la semana que viene para interrumpir la huelga. El 5 de mayo debe firmarse en Mosc¨² el protocolo definitivo que fije todas las condiciones de la transferencia de la industria minera de la jurisdicci¨®n sovi¨¦tica a la rusa. En Vorkut¨¢, los mineros comenzaron a trabajar el 27 de abril, pero en Donb¨¢s se planea un retorno al trabajo para el 4 de mayo.Yeltsin, criticado ayer por el diario Pravda por no exhortar a los mineros a interrumpir la huelga, manifest¨® ayer en Novokuznetsk que lo m¨¢s importante del documento que acababa de firmar era la independencia econ¨®mica que ¨¦ste concede. "Rusia no crear¨¢ ning¨²n Ministerio del carb¨®n o una nueva estructura burocr¨¢tica para dirigir la miner¨ªa. Los mineros," dijo Yeltsin, "podr¨¢n retener hasta el 80% de los ingresos en divisas, en lugar del 6% que reten¨ªan hasta ahora". Poniendo en acci¨®n su vena populista, Yeltsin pregunt¨® a la multitud si quer¨ªa "librarse de Gorbachov", y, coreado por los v¨ªtores, a?adi¨®: "Juntos podemos hacerlo". El presidente de la Federaci¨®n Rusa ha tenido que convencer a los reticentes mineros de que el acuerdo de los diez, firmado la semana pasada por el presidente Gorbachov y representantes de nueve rep¨²blicas, no supone una traici¨®n a la causa de los trabajadores.
Yeltsin manifest¨® a la multitud, seg¨²n la agencia Reuter, que su primer acto como presidente de Rusia tras las elecciones del d¨ªa 12 de junio ser¨¢ promulgar un decreto suprimiendo las c¨¦lulas del partido en el Comit¨¦ de Seguridad del Estado (KGB), la polic¨ªa, los ej¨¦rcitos y las empresas.
El mitin de Mosc¨², al que Gorbachov y el presidente del S¨®viet Supremo de la URSS, Anatoli Lukianov, asist¨ªan en calidad de invitados, hab¨ªa sido organizado por la Confederaci¨®n Sovi¨¦tica de los Sindicatos. El alcalde de Mosc¨², Gavril Popov, no asisti¨® al acto, seg¨²n anunci¨® por los altavoces uno de los organizadores, por consejo de Rusia Democr¨¢tica, la organizaci¨®n de masas de oposic¨ª¨®n, que renunci¨® a convocar un mitin alternativo.
Unas cincuenta mil personas, seg¨²n los datos oficiales, desfilaron por la plaza Roja, decorada con unos enormes letreros en los que pod¨ªa leerse: "En la unidad est¨¢ nuestra fuerza", "Exitos en el trabajo" y "Paz y felicidad". Las exhortaciones a la unidad fueron el leitmotiv de la jornada.
El primero de mayo de 1990, Mija¨ªl Gorbachov y las autoridades que presid¨ªan el mitin desde la tribuna sobre el mausoleo de Lenin tuvieron que abandonar la tribuna cuando grupos de manifestantes incontrolados irrumpieron en la plaza Roja con gritos y consignas cr¨ªticos. Este a?o fue muy, diferente. Las consignas eran sobre todo de car¨¢cter econ¨®mico y no ten¨ªan un tono personal. Ped¨ªan manteniento del nivel de vida, eliminaci¨®n del impuesto sobre la venta -denominado el impuesto presidencial-, compensaciones por la subida de precios y revisiones de estas subidas en sectores determinados como los art¨ªculos infantiles. Tan s¨®lo al final de la manifestaci¨®n, que dur¨® poco m¨¢s de una hora, un grupo de veteranos luciendo condecoraciones exhibi¨® algunos retratos de Stalin, que hab¨ªan aparecido tambi¨¦n en la manifestaci¨®n del 7 de noviembre pasado, y una pancarta contra el restablecimiento de relaciones con Israel. En una de las ¨²ltimas pancartas que desfil¨®, sin embargo, se calificaba al Gobierno sovi¨¦tico de traidor, se ped¨ªa la destituci¨®n de Gorbachov y Yeltsin y se rechazaba a los "agentes de la Mafia".
Otros m¨ªtines se celebraron en Leningrado, con asistencia de unas 20.000 personas, y en Kiev, organizado por los sindicatos oficiales.
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