Paracaidistas espa?oles en Irak
La agrupaci¨®n desplazada para auxiliar a los kurdos instala su base en una escuela
ENVIADA ESPECIAL"No puede pasar. Tiene que hablar con las autoridades iraqu¨ªes", afirma en castellano y Cetme en mano el paracaidistaespafiol. Serbes, el profesor iraqu¨ª que pretende entrar en la escuela agr¨ªcola, no entiende nada. "Yo vengo a recoger a mi mujer, ?y ustedes qui¨¦nes son?", pregunta en ingl¨¦s. Los periodistas se lo aclaran: son los primeros 160 paracaidistas que acaban de llegar a la que, desde ayer, es base espa?ola en el pa¨ªs de Sadam Husein. Un retrato gigante del l¨ªder iraqu¨ª preside la sala principal de la base.
"?Poneros la boina!", grita desaforado el comandante Buesa nada m¨¢s cruzar la frontera Los paracaidistas, que viajan en siete camiones -cuatro de ellos norteamericanos y conducidos por marines-, obedecen prestos la primera orden recibida en suelo iraqu¨ª. Habr¨¢ muhas m¨¢s. Su jefe, el coronel Ledesma, les ha dicho que no ha gan planes hasta agosto. La misi¨®n de ayuda a los kurdos no ha hecho m¨¢s que empezar.La agrupaci¨®n espa?ola abandon¨® ayer la base de apoyo aliado, en Silopi. Cruzaron la frontera turco-iraqu¨ª a las 7.45 horas locales (8.45 en Espa?a). El convoy se intern¨® 12 kil¨®metros en el norte de Irak hasta llegar a la escuela que se ha convertido en su base.
Los tres guardias fronterizos iraqu¨ªes, de funci¨®n decorativa, no se inmutaron con el trasiego. Dijeron desconocer la entrada del contingente. Su tono era de resignaci¨®n ante la presencia de tan variados ej¨¦rcitos en el norte de su pa¨ªs.
En Zajo, apenas hay m¨¢s establecimientos abiertos que los cafetines donde s¨®lo venden t¨¦. No hay luz el¨¦ctrica y el agua s¨®lo llega durante dos horas tres d¨ªas a la semana. En el hospital atienden numerosos caso de deshidrataci¨®n infantil. Una ni?a de 12 a?os, Zahara Yiunis, se duele de las piernas, da?adas por el f¨®sforo. En el campo de refugiados, a las afueras de la localidad, hay ya 4.000 kurdos y siguen aumentando.
Poco despu¨¦s de las ocho de la ma?ana, los paracaidistas llegaron a la escuela agr¨ªcola un edificio de cuatro alas con un amplio campo donde podr¨¢n operar los helic¨®pteros cuando lleguen. Los periodistas fueron inmediatamente obligados a abandonar el recinto. "Que no pase nadie", dijo el cabo a la guardia, provista del caluroso chaleco antifragmentaci¨®n, que les hac¨ªa sudar bajo un sol de justicia.
En el edificio de enfrente, una escuela de comercio, los alumnos iraqu¨ªes contemplaban asombrados el despliegue. "Ojal¨¢ no pongan un control que nos impidan venir", dec¨ªa Selua, profesora y esposa de Serbes. Bahit, uno de los 15 alumnos (la escuela ten¨ªa 100 m¨¢s, pero siguen en las monta?as) se encog¨ªa de hombros.
El comandante Buesa asegur¨® que la base espa?ola ha sido barrida con detectores de minas y explosivos. "Procuraremos que la seguridad sea m¨¢xima, pero no puedo dar la certeza absoluta de que un soldado no vaya a pisar una mina", manifest¨®. Estos accidentes menudean en el que ha sido escenario de fuerte batalla entre las tropas de Sadam Husein y los rebeldes kurdos. Como muestra de ello, el s¨¢bado pasado el fot¨®grafo de EL PA?S pudo contemplar el traslado de dos soldados -posIblemente marines- gravemente heridos al pisar una mina.
[Por otra parte, dos aviones Galaxy norteamericanos salieron ayer de la base de Torrej¨®n (Madrid) hacia Inclrl¨ªk (Turqu¨ªa) con parte del material que utilizar¨¢ el contingente espa?ol desplazado al Kurdist¨¢n. En total, ser¨¢n 12 los vuelos que realizar¨¢n aviones de EE UU en apoyo al despliegue espa?ol, transportando 562.500 kilos de material].
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.