60 polic¨ªas y 14 geos defienen a Garfia en El Albaic¨ªn
Quiqui, un vecino del barrio de El Albaic¨ªn, en Granada, temi¨® que con el revuelo le mataran alguna de sus palomas: "Dur¨® 10 minutos o menos. Antes hab¨ªamos notado movimientos raros de gente, pero nada m¨¢s. Al principio pens¨¦ que era una pel¨ªcula, pero me fij¨¦ y dije ?ay!, esto es otra cosa, y entonces gritaron y dijeron que entrara a la casa, que eran tipos peligrosos". Era una unidad del Grupo Especial de Operaciones (GEO), apoyada por otros 60 polic¨ªas que vigilaban los alrededores y sorprendieron en una vivienda del barrio granadino, hacia las 6.40 de ayer, a Juan Jos¨¦ Garfia Rodr¨ªguez, un pr¨®fugo condenado por el asesinato de tres personas que huy¨® en febrero del furg¨®n blindado en el que era conducido a la prisi¨®n de Burgos.
Muchos creyeron que estaban rodando una pel¨ªcula violenta y no relacionaron el objetivo de aquel cinematogr¨¢fico despliegue con "el chico alto y rubio y su amigo, m¨¢s corpulento" que desde hac¨ªa poco m¨¢s de dos semanas resid¨ªan en el n¨²mero 6 del callej¨®n del Zenete.
La operaci¨®n se inici¨® la medianoche dei lunes en torno a la vivienda de dos plantas en donde Garfa, y otro individuo, Gonzalo Bonilla Garc¨ªa, pernoctaban desde hac¨ªa- alg¨²n tiempo. Un primer cintur¨®n de 30 agentes rode¨® con sigilo la casa y se encaram¨® a las terrazas de las viviendas contiguas. A continuaci¨®n se form¨® un segundo refuerzo formado por 17 hombres y apoyado por cinco veh¨ªculos y sus dotaciones correspondientes. Los 14 miembros del GEO, que hab¨ªan sido requeridos a Guadalajara la tarde anterior, tomaron posiciones sobre los tejados. Nadie, a excepci¨®n de los vecinos que franquearon sus viviendas a la Polic¨ªa, sospech¨® que se preparara el asalto.
Juan Jos¨¦ Garfia descansaba en una casa modesta propiedad de una mujer, Mar¨ªa, que desde hace meses convalece por enfermedad en el domicilio de un pariente.
Un nieto de la mujer entraba y sal¨ªa con frecuencia de la casa y fue visto por los vecinos en amigable compa?¨ªa con Garfia y el otro sujeto. Los geos, poco antes del amanecer, colocaron una peque?a carga explosiva junto a la puerta que, al estallar, hizo saltar la cerradura.
Garfia y Bonilla echaron mano de sus armas cargadas y a continuaci¨®n dispararon dos veces y trataron de huir a la desesperada por el tejado y el balc¨®n. Seg¨²n el testimonio de los vecinos, los agentes s¨®lo hicieron un disparo intimidatorio aunque la polic¨ªa lo niega.
Garfia, seg¨²n Quiqui, el vecino del n¨²mero 10, llevaba all¨ª cerca de tres semanas. El domingo pasado sali¨® de la vivienda junto a una pareja de desconocidos y un ni?o de pocos a?os y se entretuvo en partir almendras acodado sobre un poyete. A veces iba a comprar fruta, pan y leche a la tienda de Encarna, pero era domingo y estaba cerrado. "No ten¨ªa mal aspecto. Ven¨ªan a comprar por la ma?ana o a mediod¨ªa, seg¨²n; no a una hora determinada sino a cualquiera", recuerda la tendera.
"Fue r¨¢pido. Los sacaron en camiseta y calzoncillos. El rubio el m¨¢s alto, iba con una capucha oscura. Despu¨¦s entr¨¦ en la casa y en la cama hab¨ªa manchas de sangre pero no de una herida sino m¨¢s bien de haberse pinchado con la jeringuilla", evoca el vecino. "Era un muchacho educado. En mi casa entr¨® cuando lo llamaron por tel¨¦fono desde M¨¢laga.," testifico otro albaicinero.
Pepa, que vive en un calle en cuesta, paralela a la del Zenete, se enter¨® mucho antes. "La polic¨ªa lleg¨® hacia las dos y subieron a la terraza y all¨ª permanecieron toda la noche. Eran seis o siete. Me dijeron que era peligroso asomarse y que me acostara, pero c¨®mo iba a poder dormir. A las cuatro vino mi hijo, que es barrendero, acompa?ado de otros polic¨ªas".
"Cerca de las siete", prosigue Pepa, "se escucharon los 'cochetes' y me asom¨¦ a la ventana, porque se me olvid¨® lo que me dijo la polic¨ªa, que era peligroso, y vi a uno de ellos que intent¨® escaparse por el tejado. Cuando los detuvieron hab¨ªa gente por todo el Zenete que aplaud¨ªa mucho a la polic¨ªa", relata la mujer.
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