La constancia en los desafueros

LA LEY que ampl¨ªa el privilegio de declarar por escrito ante el juez a parlamentarios y altas jerarqu¨ªas -eclesi¨¢sticas, civiles y militares- a?ade a su impresentable contenido el estigma de su dudoso origen legal. Es dif¨ªcil encontrar argumentos v¨¢lidos para dar por buena una votaci¨®n parlamentaria en la que un diputado presente en el hemiciclo suplant¨® a otro ausente en el ejercicio del voto, y en la que otros dos, cuyo voto hab¨ªa sido negativo, vieron con sorpresa c¨®mo el registro electr¨®nico reflejaba que hab¨ªan votado a favor.Hay constancia de que tales pr¨¢cticas y prodigios electr¨®nicos no son una excepci¨®n en la C¨¢mara baja. Y si en cualquier supuesto es bochornoso que se toleren tales anomal¨ªas, m¨¢s lo es cuando ¨¦stas se producen en los casos de leyes pol¨¦micas y en las que, como ha ocurrido con la que comentamos, la mayor¨ªa absoluta requerida para su aprobaci¨®n fue superada por un solo voto. Al pasar por alto tama?as irregularidades y negarse a repetir la votaci¨®n, el presidente del Congreso, F¨¦lix Pons, no ha hecho sino a?adir nuevas sospechas a las ya existentes sobre los verdaderos motivos de esta ley y la inusitada rapidez con que se est¨¢ tramitando.

Ser¨ªa deseable, aunque no es probable que ello suceda, que el Senado se opusiera firmemente al desatino de una reforma que desborda por los cuatro costados el marco de la legalidad constitucional y que vulnera los principios procesales b¨¢sicos de oralidad, inmediaci¨®n y contradicci¨®n. Enfrentarse a un caso tan flagrante de gremialismo y de corporativismo pol¨ªtico devolver¨ªa la dignidad al Parlamento, reforzar¨ªa la confianza de la sociedad en las instituciones y ahorrar¨ªa al Tribunal Constitucional el trance de tener que enmendar, una vez m¨¢s, y en esta ocasi¨®n a instancias del Partido Popular, semejantes desafueros, s¨®lo explicables desde la oscuridad mental de quienes los maquinan.