El control del comercio de armamentos
Una mayor transparencia informativa, la armonizaci¨®n de las legislaciones de los diferentes pa¨ªses y el establecimiento de unos techos anuales de producci¨®n, son algunas de las medidas que el articulista considera que podr¨ªan ponerse ya en funcionamiento para limitar y controlar el comercio de armamento.
El descontrol existente sobre el comercio de armamentos es debido en buena parte al secretismo con que se lleva a efecto. La falta de informaci¨®n y de transparencia de esta actividad impide conocer con exactitud su alcance real, que es una condici¨®n b¨¢sica para establecer una regulaci¨®n y un control.Para lograr esta transparencia es necesario crear un registro internacional sobre las transferencias de armas, gestionado por las Naciones Unidas, y prohibir la exportaci¨®n de armas a los pa¨ªses que nieguen dar los datos sobre su comercio.
Las actuales legislaciones nacionales sobre comercio de armamentos deber¨ªan armonizarse, estableciendo normas comunes que permitieran superar los diferentes criterios existentes en cada pa¨ªs. Tanto la OTAN como la CE, y especialmente la CSCE, son organismos adecuados para llevar a cabo esta iniciativa, que, entre otras cosas, deber¨ªa establecer restricciones a las retransferencias, esto es, a la reventa de armamentos importados, y promover un acuerdo para no exportar las armas sobrantes de las conversaciones de desarme (como las CFE) con objeto de que el desarme de una regi¨®n no incentive el rearme de otra zona.
Dado que las dos grandes potencias militares controlan dos terceras partes de este comercio, cualquier acuerdo restrictivo entre ambas tendr¨ªa efectos r¨¢pidos y positivos. El establecimiento de unos techos m¨¢ximos anuales en la venta de armas ser¨ªa un primer paso para acordar posteriores limitaciones cuantitativas, que despu¨¦s podr¨ªan afectar a los otros grandes pa¨ªses exportadores (Francia, Reino Unido y China). Otra iniciativa positiva podr¨ªa ser la reanudaci¨®n de las conversaciones CATT (conventional arms transfers talks) entre Estados Unidos y la URSS, interrumpidas en 1979, cuya agenda contin¨²a siendo interesante aunque podr¨ªan a?ad¨ªrsele algunos aspectos nuevos.
A nivel cualitativo, las medidas m¨¢s urgentes son justamente las relativas a limitar las exportaciones de armas ofensivas, inhumanas o desestabilizadoras, sobre las que apenas se han establecido mecanismos restrictivos, ni tan s¨®lo en las regiones m¨¢s conflictivas e inestables. En este sentido, los ocho pa¨ªses que han firmado el R¨¦gimen de Control de Tecnolog¨ªa de Misiles (MTCR) para evitar la proliferaci¨®n de misiles bal¨ªsticos deber¨ªan ampliarlo y reforzarlo, invitando a otros pa¨ªses a participar y haci¨¦ndolo extensible a la tecnolog¨ªa espacial.
Pero para que estas medidas puedan ser efectivas, los Gobiernos han de dejar de estimular y gratificar las exportaciones de armamento, suprimiendo los incentivos actuales. En ning¨²n caso, los pa¨ªses compradores deber¨ªan utilizar los cr¨¦ditos para ayuda al desarrollo (como los cr¨¦ditos FAD en Espa?a) para financiar sus adquisiciones de armas.
Confianza y cooperaci¨®n
A nivel de doctrinas es evidente que el prop¨®sito de establecer una seguridad compartida s¨®lo es posible mediante la construcci¨®n de un sistema de relaciones basado en la confianza y la cooperaci¨®n, con pol¨ªticas de defensa no ofensivas y no provocativas, incapacitadas para lanzar ataques por sorpresa y con niveles m¨ªnimos de armamento. Estos principios, junto a la creaci¨®n de medidas de confianza (CBM) y el desarrollo de mecanismos para regular pac¨ªficamente los conflictos, constituyen las bases sobre las que podr¨¢ edificarse ese nuevo edificio de la seguridad colectiva que preconiza la Carta de las Naciones Unidas y la Carta de Par¨ªs.
Los esfuerzos del desarme siempre han quedado condicionados por el impulso de la investigaci¨®n en nuevos armamentos. Urge, por tanto, limitar la etapa de investigaci¨®n, especialmente de armas ofensivas e inhumanas, ya que s¨®lo de esta forma se garantizar¨¢ su no producci¨®n y exortaci¨®n.
La producci¨®n de armamentos deber¨ªa ser tambi¨¦n una actividad transparente y p¨²blica, sujeta, por tanto, a la fiscalizaci¨®n de los Parlamentos y de la opini¨®n p¨²blica. La creaci¨®n de registros nacionales de producci¨®n de armamentos ayudar¨ªa a lograr el clima de confianza necesario para construir la seguridad compartida, que es incompatible con el secretismo.
A nivel internacional ser¨ªa necesario llegar a acuerdos con los nuevos pa¨ªses productores y exportadores de armamento situados en el Tercer Mundo, facilit¨¢ndoles compensaciones e incentivos para que abandonen esa actividad a cambio de una mayor cooperaci¨®n para el desarrollo de productos civiles de utilidad social.
Personal militar
Otras medidas restrictivas complementarias ser¨ªan las de limitar la exportaci¨®n de armamentos a los pa¨ªses que tienen un n¨²mero excesivo de personal militar (superior al 2% de su poblaci¨®n, por ejemplo) o de gastos militares (superior al 7% del PIB). A estos pa¨ªses no solamente se les vetar¨ªa la compra de armas, sino que se les negar¨ªa la actual ayuda al desarrollo, que en parte se utiliza para financiar indirectamente los procesos de rearme. Por el contrario, la condonaci¨®n de la deuda y la cooperaci¨®n al desarrollo deber¨ªa ser especialmente intensa en aquellos pa¨ªses que opten claramente por su desmilitarizaci¨®n.
Este largo listado son algunas de las medidas que podr¨ªan ponerse ya en funcionamiento para limitar y controlar el comercio de armamento. Las previsibles dificultades para llevarlas a la pr¨¢ctica no han de retardar su inicio, ni tampoco han de impedir la reflexi¨®n m¨¢s profunda sobre los mecanismos mundiales de dominaci¨®n, en los que el comercio armamentista no es mas que una de sus expresiones.
es investigador sobre desarme del Centro Unesco de Catalu?a y miembro del CIP.
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