Infanticidios
Consternaci¨®n, rabia, impotencia, son algunas de las sensaciones que me producen los acontecimientos relacionados con la desaparici¨®n y posterior asesinato de ni?as en diversas localidades de nuestra geograf¨ªa espa?ola durante las ¨²ltimas semanas, y perplejidad y asombro es lo que me produce leer en la primera p¨¢gina de EL PA?S del pasado d¨ªa 30 de abril el encabezamiento de la noticia acerca del intento de linchamiento en Huelva del presunto autor del "infanticidio" de una peque?a.No pongo en tela de juicio la incuestionable profesionalidad de sus redactores, pero no puedo por menos de constatar la falta de rigor en el uso de determinados t¨¦rminos en la calificaci¨®n de conductas concretas, de car¨¢cter inexcusable en un diario que, por otra parte, se ha caracterizado siempre por una eficaz aplicaci¨®n sem¨¢ntica.
Entiendo, pues, inadmisible que en la primera p¨¢gina de su peri¨®dico se catalogue de infanticidio unos hechos que con una peque?a dosis de rigor podr¨ªan haber sido calificados con mayor precisi¨®n con la simple consulta al C¨®digo Penal, cuyo art¨ªculo 410, perteneciente al cap¨ªtulo 21 del t¨ªtulo 8?, especifica con claridad meridiana que, por un lado, los ¨²nicos sujetos a los cuales es imputable el delito de infanticidio son la madre y los abuelos maternos, y, por otro lado, el elemento t¨ªpico del delito es la ocultaci¨®n de la deshonra de la madre, y no otro.
No se le ocultar¨¢ entonces que la err¨®nea calificaci¨®n de unos hechos puede acarrear una notable confusi¨®n, confusi¨®n, por otra parte, f¨¢cilmente evitable.
Y no me vale la excusa de que si, ciertamente, en el contexto coloquial, infanticidio es o se aplica a hechos de los que la v¨ªctima es un sujeto de corta edad, creo, desde mi modesta opini¨®n, que han de ser su peri¨®dico en concreto y los medios de comunicaci¨®n en general los primeros que deben dar ejemplo, con una rigurosa aplicaci¨®n y un especial celo, de c¨®mo no deben intercambiar los significados aparentemente sin¨®nimos.- Esther Caralt.
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