Las emigrantes magreb¨ªes crean una comisi¨®n para reivindicar sus derechos
El 57% de los emigrantes marroqu¨ªes que viven en Madrid son mujeres, seg¨²n la Asociaci¨®n de Trabajadores e Inmigrantes Marroqu¨ªes en Espa?a (ATIME). La gran posibilidad de hallar empleo en el servicio dom¨¦stico ha impulsado a estas mujeres a romper las amarras que tradicionalmente las manten¨ªan atadas a sus hogares. "Ahora es m¨¢s f¨¢cil encontrar trabajo para nosotras que para nuestros hombres", explica Aicha Mellagui, presidenta de una comisi¨®n de mujeres que acaba de ser creada en ATIME para enfrentarse "a los problemas que plantea esta inversi¨®n de papeles".
Las mujeres emigrantes marroqu¨ªes en Espa?a est¨¢n en pie de guerra. Ellas constituyen ya el 57% de la poblaci¨®n de emigrantes de esta nacionalidad en la Comunidad de Madrid. "Y seguimos aumentando cada d¨ªa", explica Alcha Mellagui, que lleg¨® a Espa?a hace tres a?os y que preside la reci¨¦n creada comisi¨®n de mujeres de ATIME. Al igual que la mayor¨ªa de sus compa?eras, trabaja como empleada de hogar."Ahora somos nosotras las que venimos solas a trabajar a Europa para ayudar a nuestras familias con el env¨ªo de nuestros sueldos de chachas; si estamos casadas y tenemos hijos, son nuestros maridos los que se quedan con los ni?os en Marruecos mientras nosotras logramos encontrar un trabajo para que ellos tambi¨¦n se vengan", a?ade Alcha.
Una queja culmina las reflexiones de esta mujer de 28 a?os y ojos centelleantes: "Sufrimos la soledad y las injusticias laborales y el racismo al igual que los hombres; sin embargo, no hemos logrado erradicar los prejuicios de nuestra sociedad, que considera poco respetable que una mujer trabaje, y menos que salga a Europa", concluye al exponer las reflexiones que han impulsado a las marroqu¨ªes en Espa?a a organizarse. "Lo que no era posible en Marruecos ha sido posible aqu¨ª".
Alcha se considera "una mujer de mucha suerte". Est¨¢ casada con "un hombre liberal" y tiene dos hijos. Cuando ¨¦l decidi¨® venir a Espa?a en busca de trabajo, Alcha pens¨® que lo mejor era dejar los hijos con su madre y "trabajar juntos por su porvenir".
Cr¨ªticas de la famil¨ªa
"Como es habitual, mi marido se opuso a que yo le siguiese; pero como tiene una mentalidad abierta y es sabido que para nosotras es muy f¨¢cil lograr empleo, no me cost¨® mucho convencerle", a?ade. Ello asegura, le ha valido las cr¨ªticas de vecinos y parientes, que la acusan de ser "una mala madre".Hayat, de 22 a?os, comparte con Alcha su indignaci¨®n. Al ser soltera tuvo que vencer las reticencias de los hombres -padre y numerosos hermanos- en el consejo familiar que es habitual se convoque cuando una joven declara su deseo de partir al extranjero.
"?sta es la raz¨®n de que nuestra comisi¨®n tenga dos frentes: en Espa?a luchamos por los papeles [la legalizaci¨®n de su residencia] y la regularizaci¨®n del sistema de contrataci¨®n de las empleadas de hogar; de cara a Marruecos, exigimos la igualdad respecto a nuestros companeros", recalca Hayat.
"Las tres cuestiones est¨¢n ligadas y deben ser resueltas desde nuestro punto de vista", a?ade Aicha. La culpa, admite, no s¨®lo es del machismo, sino de la escasa toma de conciencia de sus colegas. Por eso, los primeros comunicados de su comisi¨®n concluyen con un viejo lema ¨¢rabe: "Nada ni nadie puede rascar tu espalda tan bien como tus propias u?as".
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