Vandalismo racista

LOS LAMENTABLES sucesos del pueblo jiennense de Mancha Real, en el que durante el fin de semana fueron saqueadas y destrozadas las viviendas de seis familias gitanas como represalia por la muerte de un vecino, muestran hasta qu¨¦ punto el resquemor y el odio larvado se sobreponen a veces a cualquier otro sentimiento en las relaciones entre payos y gitanos en muchos lugares de Espa?a. Pero en estos sucesos existen algunos matices que los hacen todav¨ªa m¨¢s desgraciados: la actitud en ning¨²n modo apaciguadora de la autoridad local frente a la exaltaci¨®n vecinal y la pasividad de la Guardia Civil, que presenci¨® imp¨¢vida el destrozo ole las propiedades gitanas.Sin duda, el hecho que provoc¨® la airada reacci¨®n de algunos grupos de vecinos de Mancha Real es de los que m¨¢s pueden da?ar la pac¨ªfica convivencia: la muerte en una reyerta de un vecino a manos de otro, miembro ¨¦ste de una de las familias gitanas radicadas en el pueblo. Es humanamente comprensible que la comunidad se sienta conmocionada por la muerte violenta de uno de sus miembros y exija el castigo de sus autores. Pero el dolor que produce un hecho as¨ª no puede traducirse en un intento de tomar la justicia por su mano. Mucho menos en echar sobre las espaldas de todo un grupo social la responsabilidad de una acci¨®n que s¨®lo es imputable a quienes la han perpetrado. Todo paso que se d¨¦ en este camino no hace sino reforzar la vigencia de reglas y actitudes que deber¨ªan desterrarse de toda sociedad que se considere civilizada: la intolerancia, en lugar de la comprensi¨®n; la venganza, en lugar de la justicia; la barbarie, en lugar de la ley; el racismo, en lugar de la solidaridad.

Desgraciadamente, el riesgo de que la sociedad espa?ola, a la par que el conjunto de la europea, avance por el peligroso camino de la intransigencia no es una quimera. La ola de xenofobia que desde hace alg¨²n tiempo invade los pa¨ªses europeos ha tenido su ¨²ltima manifestaci¨®n la semana pasada en el estallido de violencia protagonizado por los inmigrantes norteafricanos en Bruselas. En Espa?a, el previsible aumento de la poblaci¨®n emigrante, a pesar del mayor control en las fronteras, puede ser un factor que active las actitudes de rechazo frente al extranjero de tez oscura o frente a grupos aut¨®ctonos de espa?oles que, como los gitanos, viven marginados de los usos sociales de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n.

De ah¨ª que sea tan importante que los poderes p¨²blicos impulsen pol¨ªticas integradoras. Algo que ha desconocido de manera harto irresponsable el alcalde de Mancha Real, que, en lugar de encauzar y moderar los ¨¢nimos exaltados de sus convecinos, los ha alentado, propiciando la comisi¨®n de un acto vand¨¢lico de claro matiz racista ante la asombrosa pasividad de la Guardia Civil. No es un objetivo f¨¢cil romper el c¨ªrculo de discriminaci¨®n en que viven encerrados los gitanos en Espa?a. Pero gobernantes y responsables pol¨ªticos deben hacer que se respeten sus derechos constitucionales como colectivo. Sus rasgos diferenciales no pueden en ning¨²n caso justificar pol¨ªticas y actitudes socialmente segregacionistas. La sociedad espa?ola en su conjunto saldr¨¢ ganando con ello.