"Entre nosotros no hay problemas de nacionalismo"
"El f¨²tbol es el ¨²nico rayo de luz en la actual situaci¨®n pol¨ªtica de Yugoslavia", afirma el centrocampista internacional Robert Prosinecki, del Estrella Roja, que tiene un precontrato con el Real Madrid. En su equipo, que aspira a ganar por vez primera la Copa de Europa, no hay problema alguno por la nacionalidad de cada jugador, seg¨²n afirma.
"Entre los futbolistas del Estrella Roja no hay problemas de nacionalismo", afirma, categ¨®rico, Robert Prosinecki, uno de los m¨¢s destacados del campe¨®n yugoslavo, que el pr¨®ximo mi¨¦rcoles intentar¨¢ serlo europeo a costa del Ol¨ªmpico de Marsella, y con el que el Real Madrid tiene un precontrato.De padre croata y madre serbia, pero educado en Alemania Federal, Robert lleva cuatro a?os en Belgrado. "Nunca he tenido problemas", asegura. En el Estrella Roja, equipo integrado por macedonios, musulmanes, montenegrinos y serbios, la ¨²nica meta es "jugar bien al f¨²tbol, ganar y tener ¨¦xito", precisa el secretario general del club, Vladimir Cvetkovic.
"Lo ¨²nico que cuenta es la calidad", explica Cvetkovic, en quien se concentra el poder pol¨ªtico y financiero del club. La sala de espera, enfrente de su despacho, se llena de unas 20 personas durante la media hora que dura la entrevista. Cvetkovic est¨¢ pendiente de todos los detalles: desde la organizaci¨®n del viaje de los hinchas a Bari, para la gran final continental del mi¨¦rcoles que viene, hasta las transacciones financieras y las transferencias de los jugadores. Como un hombre de negocios occidental, no habla de nacionalidades, sino de beneficios y calidad: "Cuando un producto es bueno, no se pregunta d¨®nde se ha producido".
El Estrella Roja ha funcionado seg¨²n los par¨¢metros de la econom¨ªa de mercado incluso antes de que los dirigentes pol¨ªticos yugoslavos se hayan proclamado, ret¨®ricamente, a favor del cambio de la orientaci¨®n ideol¨®gica en la econom¨ªa. "Nuestro club est¨¢ por encima de los partidos pol¨ªticos y de la pol¨ªtica", dice Cvetkovic, que subraya: "Nunca he conocido a Slobodan Milosevic [el todopoderoso presidente de Serbia]". Cvetkovic conf¨ªa en que la locura nacionalista se haya apoderado s¨®lo de una minor¨ªa de la poblaci¨®n, "descontenta por su estatus econ¨®mico y social". Sus muchachos, en t¨¦rminos econ¨®micos no pueden quejarse. Llegando a Belgrado, el club les proporciona un apartamento. Conducen un Mercedes o un BMW y ganan mucho. De ello se desprende que no haya lugar para las rivalidades nacionalistas.
"El Estrella Roja quedar¨¢ al margen de la pol¨ªtica y el nacionalismo", sostiene Cvetkovie. "Para m¨ª, Prosinecki no es un croata, Pancev no es un macedonio, Sabanadzevic no es un musulm¨¢n... Son todos buenos jugadores y punto. Adem¨¢s, el clima entre ellos no favorece los conflictos nacionalistas". "Funcionamos como una familia", precisa Prosinecki.
Sin embargo, el propio Prosinecki recuerda que le doli¨® cuando el s¨¢bado pasado, durante el partido con el Dinamo de Zagreb, los hinchas de este conjunto le gritaban "cetnik [ultranacionalista serbio]" y "traidor". "Me afecto", explica Robert, "porque crec¨ª en Zagreb y la considero tambi¨¦n mi ciudad". Zvonir Boban, jugador del Dinamo, es precisamente uno de los mejores amigos de Prosinecki y entre los de las diferentes rep¨²blicas y nacionalidades "hay compa?erismo", afirma Prosinecki.
Pero, al mismo tiempo, los espectadores no respetan la orientaci¨®n no nacionalista de los jugadores. Los estadios son escenarios ideales tanto en Zagreb como en Belgrado para el intercambio de insultos nacionalistas e incidentes. "Nos hemos vuelto inmunes a todo y nada nos puede sorprender", asegura Prosinecki, con sus gafas negras puestas, ya que detesta hablar de pol¨ªtica, y concluye: "El f¨²tbol es el ¨²nico rayo de luz que tenemos en esta situaci¨®n pol¨ªtica".
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