El Congreso est¨¢ revuelto
Luchas intestinas en un partido lleno de reinos de taifas enfrentados
El rechazo de Sonia Gandhi a la presidencia del Partido del Congreso (I) deja a ¨¦ste en una precaria posici¨®n ante el 60% del electorado indio que a¨²n no ha votado. El Congreso, amenazado de desintegraci¨®n, ofreci¨® su presidencia a la viuda del asesinado Rajiv Gandhi pensando en los votos que le reportar¨ªan millones de desheredados cuyo descontento con el partido ha borrado ahora la sangre de Rajiv Gandhi. El nombramiento de Sonia representaba las ansias de poder inmediato de un partido que ha gobernado con dos cortas interrupciones el destino de la India independiente y era fruto de las luchas encarnizadas entre sus tiburones."La muerte de Rajiv es el primer paso de una recta Final del partido. Sonia era la tapadera tras la que esconder¨ªa una ebullici¨®n que al estallar dar¨ªa origen a un aut¨¦ntico y moderno partido pol¨ªtico o a la desintegraci¨®n en una multiplicidad de grup¨²sculos", asegura a este peri¨®dico un catedr¨¢tico de historia que pide que no se mencione su nombre.
"En este partido todos tienen hambre de ser el n¨²mero uno. Rajiv Gandhl intent¨® frenar las luchas internas y fue absorbido por ellas durante su primer mandato. Si Sonia hubiera tomado el poder, se habr¨ªan multiplicado hasta extremos impredecibles", afirma Karnal Kapur, propietario de un hotel de Nueva Delhi.
Muchos de los consultados consideraban el nombramiento de Sonia Gandhi como una medida transitoria" para dar tiempo al partido a reaccionar ante el cataclismo que ha sufrido y una vuelta a la vieja pr¨¢ctica de separar la jefatura del Gobierno de la presidencia del partido, que ser¨ªa puramente honor¨ªfica. Las luchas internas son palpables en cualquiera de los grados de la direcci¨®n del Congreso, desde los gobiernos municipales al de la naci¨®n, pasando por los diferentes Estados de la Uni¨®n India. "No hay una ideolog¨ªa unificadora. El partido es un conjunto de reinos de talfas donde cada uno a su nivel lucha por conseguir el poder sin tener en cuenta los intereses partidarios o nacionales", se?ala Mlhlr Mukherjee, subdirector del diario The Statesman.
Reinos de taifas
De hecho, el Congreso no es un partido, sino un conglomerado de grupos locales y regionales. Naci¨® del Congreso Nacional Indio, el movimiento nacionalista independentista m¨¢s importante de la India sometida al imperio brit¨¢nico. Recibi¨® el apoyo de los grandes industriales de Bombay, de la ¨¦lite educada en Inglaterra y, de la mano del mahatma Gandhi, de los millones de campesinos y obreros que poblaron la India. Por ello, el Congreso fue un pozo de absorci¨®n de la variopinta sociedad india. En ¨¦l cab¨ªan desde cualquier tendencia pol¨ªtica o ideol¨®gica a cualquier religi¨®n, sin tener en cuenta si se era de derechas o de izquierdas, hind¨²es o musulmanes, cat¨®licos o sijs-
"?Eligieron a Sonla Gandhl porque estaban seguros de que s¨®lo el apellido Gandhi vende en las urnas?", pregunt¨® un periodista al portavoz del Congreso, Pranap Mukherjee.
La clase media, que consolid¨® su posici¨®n durante los cinco a?os en que Rajiv Gandhi estuvo al frente del Gobierno indio, reaccion¨® con indignaci¨®n y cada hora que pasaba era m¨¢s evidente que la viuda no ser¨ªa jefa de Gobierno. Esa clase media exige al Congreso que haga frente al reto que le presenta el partido Baranya Janata (BJ), el primer partido pol¨ªtico genuino de India, pero cuya ideolog¨ªa excesivamente nacionalista y de base religiosa hind¨² causa cierto desasosiego entre muchos intelectuales, profesionales y empresarios de grado medio. "Indudablemente, Sonia no puede hacerlo", afirm¨® el ingeniero industrial Bijay Agarwal, de 31 a?os.
Esa clase media son s¨®lo 100 millones de los 850 millones de habitantes de India. El campesinado, mayoritariamente analfabeto; los obreros, y los peque?os comerciantes no entienden de retos y, muy posiblemente, no dar¨¢n su voto a un Congreso que no est¨¦ encabezado por un Gandhi. A los desheredados no les importa el partido porque poco ha hecho ¨¦ste por ellos, pero por un instinto primario de supervivencia veneran la unidad familiar, y la familia del l¨ªder muerto merece el tributo del voto.
Rajiv Gandhi se esforz¨® durante la campa?a electoral por dar una sensaci¨®n de unidad dentro de las filas del partido, pero la descomposici¨®n es evidente. Pasada la marabunta de la independencia de la India en 1947 y muerto en 1964 Jawarharlal Nehru, comenzaron las primeras disidencias serias en el partido. La hija de Nehru, Indira Gandhi, presidenta del Congreso, provoc¨® la primera escisi¨®n de ¨¦ste con un giro a la izquierda que oblig¨® a salir a la vieja ¨¦lite educada en el liberalismo brit¨¢nico y se materializ¨® en la nacionalizaci¨®n de 14 grandes bancos privados.
Las elecciones de 1971 mostraron a Indira Gandhi la enorme popularidad de su pol¨ªtica entre los desheredados, y el Congreso, que estuvo a punto de perder los comicios de 1964, obtuvo una victoria aplastante. Sin embargo, la fuga del apoyo de quienes manejaban la econom¨ªa estuvo a punto de llevar al pa¨ªs a la bancarrota, y la llamada madre se vio obligada a declarar el estado de emergenc¨ªa, cuyos abusos provocaron que en las siguientes elecciones, en 1977, el Congreso perdiera el poder.
"Tiburones"
Adem¨¢s de que el Congreso estaba dividido, los tiburones del Janata Dal se comieron el partido antes de que finalizara el periodo de cinco a?os para el que hab¨ªa sido elegido con mayor¨ªa absoluta. Nuevamente, Indura Gandhl tir¨® por la calle de enmedio y volvi¨® a escindir el Congreso. El grupo que ella dirig¨ªa pas¨® a denominarse Congreso (I), es decir, el Congreso de Indira, y nuevamente obtuvo una victoria aplastante en las elecciones de 1980.
La corrupci¨®n, el abuso de poder y las malas pr¨¢cticas aprendidas durante los tres a?os de ley marcial invadieron todos los estamentos del partido hasta l¨ªmites que Gandhl s¨®lo descubri¨® cuando ya se encontraba dentro del engranaje. Lleg¨® como un soplo de aire fresco. Le llamaban Mr. Clean (Se?or Limpio), pero la podredumbre del Congreso (I) fue m¨¢s fuerte que su coraje.
"El Gobierno de un pa¨ªs tan conflictivo como la India exig¨ªa una dedicaci¨®n absoluta, especialmente a un hombre que carec¨ªa de experiencia pol¨ªtica, y cuando Rajiv se dio cuenta ya no pudo controlar el entramado del partido, que le ataba de pies y manos se?alan fuentes diplom¨¢ticas occidentales.
Estas elecciones eran la gran -y tal vez la ¨²ltima- oportunidad de Gandhi y del Congreso. Su paso por la oposici¨®n parlamentaria hab¨ªa dejado al dirigente tiempo para conocer las profundidades de su propio partido. Una vuelta victoriosa le permitir¨ªa comenzar con la limpieza que tanto necesita el partido y la reforma que lo convertir¨ªa en un partido moderno.
La tarea es tan ardua que s¨®lo la puede hacer un l¨ªder fuerte. De ah¨ª que Rajiv retrasara indefinidamente las elecciones del partido, que deb¨ªan haberse celebrado en marzo pasado, para real Izarlas cuando nadie pudiera discutirle el liderazgo. "Ahora s¨®lo nos queda sentarnos a ver c¨®mo se devoran unos a otros", concluy¨® ayer un desilusionado miembro del Congreso (I).
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