Los funcionarios condenados por la muerte de un preso ingresan en prisi¨®n

Siete de los 10 funcionarios condenados por la muerte del preso anarquista Agust¨ªn Rueda, ocurrida hace 13 a?os en la prisi¨®n de Carabanchel, han ingresado en prisi¨®n para cumplir las penas a las que fueron condenado. La Audiencia de Madrid deneg¨® recientemente la suspensi¨®n de la ejecuci¨®n de la condena que hab¨ªan pedido los funcionarios, mientras se tramita su indulto.Entre los que no han ingresado todav¨ªa se encuentra el entonces director del centro penitenciario, Eduardo Cantos Rueda, que fue condenado por homicidio culposo a la pena de 10 a?os de prisi¨®n. Tampoco han ingresado en el centro de cumplimiento Hermenegildo P¨¦rez Bola?os y Jos¨¦ Luis Rufo, que fueron condenados, como el resto de los funcionarios de prisiones, a penas de seis a?os y seis meses, cada uno.

Los m¨¦dicos Jos¨¦ Mar¨ªa Barrigou y Jos¨¦ Luis Casas que fueron condenados a dos a?os de c¨¢rcel por delito de imprudencia temeraria con resultado de muerte, tampoco han ingresado en prisi¨®n, a pesar de que la Audiencia ha denegado la posibilidad de remisi¨®n condicional de la condena.

En los ¨²ltimos d¨ªas han ingresado voluntariamente en el centro penitenciario de Toledo para cumplir su condena el entonces subdirector del penal de Carabanchel, Antonio Rubio V¨¢zquez, y los funcionarios Nemesio L¨®pez Tapia, Alberto Cucufate de Lara, Jull¨¢n Marcos M¨ªnguez, Jos¨¦ Luis Esteban Carcedo, Alfredo Luis Mayo D¨ªaz y Andr¨¦s Ben¨ªtez.

Los hechos ocurrieron en marzo de 1978, cuando se detect¨® en la prisi¨®n de Carabanchel un intento de fuga por parte de algunos reclusos. Varios internos fueron interrogados al respecto y como los que se sospechaba que hab¨ªan participado en la construcci¨®n de un tunel se negaron a contar lo ocurrido una decena de vigilantes, en presencia del director del centro, les propinaron golpes con las defensas y otros objetos contundentes. Algunos reclusos resultaron lesionados, pero Agust¨ªn Rueda falleci¨® despu¨¦s de que los m¨¦dicos de la prisi¨®n considerasen que sus heridas no revest¨ªan gravedad.