Todos con V¨ªctor Mendes y su gesto torero
Corte / Campuzano, Mendes, Cu¨¦llarCinco toros del conde de la Corte (uno fue rechazado en el reconocimiento), bien presentados, bravos, inv¨¢lidos; Y devuelto por este motivo. 5? de Mar¨ªa Olea, con trap¨ªo, inv¨¢lido. 6?, sobrero (se corri¨® tumo) de Carriquiri, con trap¨ªo, flojo, reserv¨®n. Jos¨¦ Antonio Campuzano: bajonazo (algunos pitos); pinchazo y otro hondo atravesado (silencio). V¨ªctor Mendes: estocada (oreja); pinchazo y estocada (gran ovaci¨®n y dos salidas al tercio). Juan Cu¨¦llar: estocada corta atravesada trasera ca¨ªda y descabello (silencio); pinchazo hondo, estocada, rueda de peones -aviso con retraso- y descabello (ovaci¨®n y salida al tercio). Plaza de Las Ventas, 2 de junio. 24? corrida de feria. Lleno de "no hay billetes".
JOAQU?N VIDAL
V¨ªctor Mendes acababa de enterrar a su padre, como quien dice. Fallecido hace pocos d¨ªas, pr¨¢cticamente en pleno duelo se visti¨® de luces para comparecer en Las Ventas, trag¨¢ndose el dolor y el drama familiar. Lo cual era todo un gesto, gesto verdadero, bien distinto a esos gestos y gestas ficticios de ciertas figuras con los que estuvieron dando la lata sus incondicionales durante la feria. Pero el gesto de V¨ªctor Mendes no pas¨® desapercibido y los aficionados, todos a una, quisieron recompensarlo con una ovaci¨®n de gala, oblig¨¢ndole a saludar desde el tercio. V¨ªctor Mendes lloraba, y no era para menos.
La ovaci¨®n empez¨® en el famoso tendido siete, tan denostado. Alguna vez tendr¨¢n que recordar quienes acusan a estos aficionados de inoportunos e insensibles, esta espont¨¢nea mani festaci¨®n de solidaridad con un torero que estaba viviendo quiz¨¢ las horas m¨¢s amargas de su vida. Otras veces le habr¨¢n reprochado al propio V¨ªctor Mendes aquello del pico y restantes alivios, y seguramente lo volver¨¢n a hacer cuando sea menester, porque en esas protestas jam¨¢s hay nada personal, sino un criterio estricto sobre la lidia, su buen orden y su pureza. A veces estos aficionados se equivocan, es cierto, como todo el mundo, como los propios. toreros, corno los presidentes, y los cr¨ªticos, y otros sectores de p¨²blico con su pertinaz triunfalismo; sin embargo esas equivocaciones, nunca fruto de la arbitrariedad, son irrelevantes al lado de las muchas verdades que gritan desde el tendido para que las oiga toda la plaza.
Este gesto de los aficionados, los del siete y todos a una en la plaza, correspondiendo al importante gesto del torero con lo ¨²nico que pod¨ªan darle, que era el calor humano, marc¨® el signo del festejo. Las Ventas ten¨ªa ayer otro tono. Hab¨ªa descargado la tormenta poco antes de empezar la corrida, segu¨ªan los nubarrones sobre los tejadillos del coso apagando con sus grisuras los colores vivos de la fiesta, y quiz¨¢ eso tambi¨¦n influy¨® en el ambiente calmo y el talante apacible que hubo a lo largo de la tarde. No faltaron voces de protesta a causa de la invalidez generalizada de los toros, aunque sin . la persistente acritud de anteriores ocasiones. La afici¨®n se hab¨ªa hecho contemporizadora, siquiera fuese por un d¨ªa.
V¨ªctor Mendes respondi¨® a la solidaridad del p¨²blico derrochando torer¨ªa. Como si en esa tarde de emociones ¨ªntimas estuiera poniendo en juego su futuro, estuvo m¨¢s lidiador, m¨¢s artista, m¨¢s valiente que nunca. depur¨® su estilo para embarcar al pastue?o toro que le correspondi¨® en primer lugar, porfi¨® y aguant¨® la corta embestida del segundo, marc¨® con aut¨¦ntica verdad y ajuste los tiempos del volapi¨¦, prendi¨® magn¨ªficos pares de banderillas. El ¨²ltimo fue realmente espeluznante. Tomando al toro en corto y por los terrenos de dentro, reuni¨® entre los pitones y uno de ellos le levant¨® dram¨¢ticamente los pies del sue lo enganch¨¢ndole la taleguilla Sali¨® V¨ªctor Merides con los forros del vestido destrozados a la altura del abdomen, tan tranquilo, sin mirarse siquiera, mientras el p¨²blico se horrorizaba al advertir la tragedia que se habr¨ªa producido si llega a profundizar el pit¨®n.
Con toros inv¨¢lidos, que perd¨ªan las manos y hasta el sentido en cada pase, Jos¨¦ Antonio Campuzano no pudo hacer faenas, por mucho que lo intentara. Juan Cu¨¦llar aguant¨® los derrotes del tercero, y al sobrero, reserv¨®n y de inedia arrancada, le porfi¨® pases tesoneramente hasta conseguir encelarle, y entonces pudo ligar dos extraordionarias tandas de naturales, que pusieron la faena en son de triunfo, y lo habr¨ªa alcanzado si no llega a fallar con la espada.
Las grisuras se volv¨ªan noche cuando los diestros abandonaban la plaza y, al cruzar el redondel, V¨ªctor Mendes volvi¨® a recibir las ovaciones del p¨²blico. Pero esta vez no eran s¨®lo un testimonio de solidaridad, sino tambi¨¦n el homenaje que estaba rindiendo a su torer¨ªa la afici¨®n de Madrid.
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